El independentismo fracasa en su intento de reprobar a Colau por los botellones

C’s y PP salvan a la alcaldesa de Barcelona al negarse Junts y Esquerra a criticar a la Generalitat

El teniente de alcalde de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, durante el pleno sobre la gestión de los botellones.Albert Garcia Gallego

Solo tres días después del fin de semana de la fiesta mayor de Barcelona, La Mercè, los macrobotellones y graves altercados ocurridos de madrugada han protagonizado el pleno del Ayuntamiento, celebrado singularmente en miércoles y con doble sesión: ordinaria de septiembre y ...

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Solo tres días después del fin de semana de la fiesta mayor de Barcelona, La Mercè, los macrobotellones y graves altercados ocurridos de madrugada han protagonizado el pleno del Ayuntamiento, celebrado singularmente en miércoles y con doble sesión: ordinaria de septiembre y extraordinaria forzada por ERC y Junts para tratar los incidentes. La alcaldesa, Ada Colau, y su gobierno se han salvado de la reprobación gracias a la abstención de Ciutadans, PP y Barcelona pel canvi. Los tres se han negado a apoyar el texto de los partidos que gobiernan la Generalitat, porque no aludía al Govern ni a la policía autonómica, los Mossos d’Esquadra. Por contra, han acusado a los dirigentes independentistas de alentar movilizaciones en la calle y, en buena parte, de la “pérdida de autoridad” de los cuerpos policiales.

El texto de la reprobación propuesta por los dos partidos independentistas, que gobiernan en la Generalitat, no hacía referencia a la gestión de los botellones por parte del Govern. De ahí que los partidos no independentistas no lo han apoyado. Durante el pleno ordinario, ERC tampoco se ha sumado a textos de PP y Ciutadans que pedían la reapertura del ocio nocturno a la Generalitat.

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En realidad, los botellones llevan tantos días de resaca, con durísimas críticas de la oposición al gobierno de Colau por su gestión, que poco más quedaba por decir; y poco podían elevar el tono respecto a las últimas jornadas. El pleno se ha celebrado por primera vez desde que comenzó la pandemia presencialmente con los 41 concejales en la sala, aunque para respetar las distancias ha sido en el Saló de Cent y no en el de plenos.

Por ERC, ha defendido la reprobación Jordi Coronas, que ha asegurado que “Barcelona se nos escapa de las manos, el dispositivo explicado por el teniente de alcalde Albert Batlle fracasó” y ha recordado que Colau avisó de que “no habría fiesta en la calle”. “La arrogancia es mala compañera de la política”, ha zanjado antes de criticar al Ejecutivo por “centrifugar culpas y renunciar a sus competencias”. Coronas ha lamentado, al final, que las propuestas lanzadas por su grupo semanas atrás no fueran escuchadas.

Elsa Artadi, portavoz de Junts, ha sido más dura: “La situación comienza a ser una emergencia, han perdido el control”, ha dicho antes de nombrar la ristra de daños y altercados, entre los que ha nombrado “agresiones sexuales” que no consta que se hayan denunciado. “La inseguridad es hoy el primer problema de la ciudadanía, cuando ustedes entraron a gobernar era el séptimo”, ha señalado y ha recordado que las cifras de victimización “son las peores desde 1992″. “La alcaldesa es la máxima responsable de la seguridad en Barcelona, si no la quiere asumir, váyase”, ha dicho.

La reprobación que pedían los dos partidos independentistas se dirigía a la alcaldesa pero también al teniente de alcalde de Economía, Jaume Collboni; al de Seguridad, Albert Batlle; y al de Cultura, Jordi Martí. Contra los tres ha arremetido Artadi: por “lo que no hace” Collboni; “por entrar “como un Robocop diciendo que no habría impunidad”, a Batlle; y “por su permisividad” a Martí.

Los partidos no independentistas han cargado tintas a los dos lados: hacia el gobierno municipal y hacia los dos partidos del Govern. Luz Guilarte, de Ciutadans, ha acusado a Junts y a ERC de “venir a hacer un ejercicio hipócrita, porque siempre han apoyado este desgobierno” y ha puesto como ejemplo “permitir los cortes de la Meridiana, animar a los CDR o no tramitar las multas de manifestaciones ilegales”. “No les importa aportar soluciones, ustedes son cómplices”, les ha reprochado. Respecto a Colau, la ha acusado de “quitar la autoridad a la Guardia Urbana” y a Collboni le ha invitado a marcharse del gobierno de la ciudad.

En la misma línea, Josep Bou, del PP, ha dicho que Junts y ERC “ponen los intereses de partido por delante porque gobiernan la Generalitat, que tiene la misión del orden público, son responsables directos de lo que pasó”. Bou ha dicho que “los jóvenes han recogido el ejemplo de [el ex presidente de la Generalitat Quim] Torra cuando decía lo que decía: ‘apretad’”. También ha cargado contra las palabras de Colau cuando tras ser investida alcaldesa en 2015 afirmó: “Desobedeceremos las leyes que nos parezcan injustas”. Eva Parera, de Barcelona pel canvi ha asegurado que los partidos de gobierno del Ayuntamiento y el Govern “son las dos caras de la misma moneda: pura demagogia, nula gestión y cero responsabilidades”. Parera ha dicho que “sí se puede criticar a los menores que se emborrachan, hacen vandalismo y agresiones, que deben asumir su responsabilidad” y también ha recordado cuando “Torra se fue a cortar una autopista” o cuando el Consistorio “permitió una acampada en la plaza Universidad durante un mes”.

Desde el equipo de Colau, Batlle se refirió a los botellones como “un problema complejo, que viene de lejos, la pandemia ha agravado, requiere actuaciones inmediatas y a fondo, y unidad institucional”. Tanto el responsable de Seguridad como la alcaldesa han defendido que “no ha habido impunidad, se ha detenido a 66 personas” y que han creado una mesa de trabajo para analizar el fenómeno. El titular de Cultura, Jordi Martí, ha “lamentado el apoyo de ERC a Junts” en la iniciativa. Colau, por último, ha asegurado que “la ciudadanía esta muy cansada de luchas partidistas e institucionales en un tema tan sensible como la seguridad”. La edil ha pedido un abordaje complejo del fenómeno del botellón (educación, salud pública, ocio nocturno) y ha insistido en que no es propio solo de Barcelona. “No se me ocurriría criticar a otro alcalde porque en su ciudad hay botellón”, ha dicho.

La situación del espacio público, del que la oposición alerta sobre la suciedad, también ha vuelto a marcar el pleno. A propuesta de Junts, y por unanimidad, el ejecutivo de Colau ha aceptado la creación de la figura de un “coordinador de la calidad del espacio público” para corregir la situación. Inicialmente Junts pedía un comisionado pero ha pactado con el gobierno la figura del coordinador. El concejal responsable del área, Eloi Badia, ha reconocido que los dispositivos actuales “no son suficientes” y ha recordado que anunció un plan de choque con más recursos: “Este año hemos hecho tres planes de refuerzo (Ciutat Vella, verde y verano) pero no ha sido suficiente, no queremos ser autocomplacientes”.

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Vilà y ocupará el cargo durante cinco años. El nuevo Síndic tuvo el apoyo del Gobierno municipal (comunes y PSC), ERC y Junts, mientras que los grupos municipales del PP, Ciutadans, Barcelona pel canvi y la concejal no adscrita votaron en contra.

La elección del Síndic estaba prevista para el pleno de julio, pero se retrasó por falta de consenso. Los grupos se dividían entre partidarios de Bondia, el candidato que recibió más apoyos individuales y el exconcejal socialista Ramon Nicolau, apoyado por un mayor número de entidades. La falta de consenso marcó el debate de la votación. El primer teniente de alcalde, el socialista Jaume Collboni, pidió revisar el proceso de

elección: "Es equívoco", dijo.

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