Muere la periodista cultural Rosa Maria Piñol
Fue una referente y una gran impulsora de la literatura catalana, principalmente desde el ‘Avui’ y ‘La Vanguardia’, los diarios donde trabajó hasta su jubilación, en 2015
La periodista cultural, referente e impulsora de la literatura catalana, Rosa Maria Piñol (Barcelona, 1950) falleció el pasado domingo en Barcelona a los 70 años. Piñol desarrolló gran parte de su carrera en los periódicos Avui, donde ejerció el periodismo desde su fundación, primero escribiendo noticias sobre la actualidad de Barcelona y del área de la enseñanza, y, desde 1980, en la sección de cultura. A los tres años d...
La periodista cultural, referente e impulsora de la literatura catalana, Rosa Maria Piñol (Barcelona, 1950) falleció el pasado domingo en Barcelona a los 70 años. Piñol desarrolló gran parte de su carrera en los periódicos Avui, donde ejerció el periodismo desde su fundación, primero escribiendo noticias sobre la actualidad de Barcelona y del área de la enseñanza, y, desde 1980, en la sección de cultura. A los tres años dio el salto a La Vanguardia donde se jubiló en 2015. En ese año recibió el Premi Trajectòria, un galardón que concede el mundo literario y editorial catalán en reconocimiento a una trayectoria en favor de la cultura catalana.
En 1991 publicó el ensayo Pompeu Fabra, el meu pare. Records personals, de Carola Fabra (La Campana), y en 1992 recibió uno de los premios Atlàntida del Gremi d’Editors de Catalunya por su “excepcional atención a todos los aspectos relacionados con el mundo del libro y la edición en el ámbito de las letras catalanas”.
El periodista Llàtzer Moix, que trabajó mano a mano con ella en La Vanguardia durante 27 años, desde que los dos entraron a trabajar el mismo día de 1983, él como jefe de sección y ella como redactora de cultura, destaca su diligencia a la hora de informar sobre nuevos títulos de escritores y la fiabilidad con que se dedicó a su trabajo. También, lo fácil que era trabajar con ella, por su constante jovialidad y su diligencia y fiabilidad a la hora de informar sobre los nuevos títulos en el sector editorial. Desde 2010 fue la responsable de poner en marcha la edición catalana de La Vanguardia.
Por encima de todo, los que la conocieron destacaban su sentido del humor y su “buen rollo”, una expresión que ella misma usaba con mucha frecuencia.