El libro en catalán se sobrepone a la covid-19 y factura más que en 2019

Las ventas del primer semestre crecen un 4% con relación a las de año prepandémico. Uno de cada tres títulos despachados pertenece a Grup 62

Paradas de libros en el paseo de Gracia, el 23 de abril de 2021.Albert Garcia

Una de las escasas noticias positivas que ha comportado la pandemia de la covid-19 ha sido un sorprendente incremento de la lectura y de la compra de libros. “Un regalo inesperado que, por el momento, se mantiene”, asegura el presidente del Grup 62, Josep Ramoneda, para quien, según las cifras que baraja, las ventas de libros en catalán de todo el sector durante el primer semestre de este año han sido “un 4% más que la del mismo periodo de 2019”.

“Es una sorpresa que nos ha deparado la pand...

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Una de las escasas noticias positivas que ha comportado la pandemia de la covid-19 ha sido un sorprendente incremento de la lectura y de la compra de libros. “Un regalo inesperado que, por el momento, se mantiene”, asegura el presidente del Grup 62, Josep Ramoneda, para quien, según las cifras que baraja, las ventas de libros en catalán de todo el sector durante el primer semestre de este año han sido “un 4% más que la del mismo periodo de 2019”.

“Es una sorpresa que nos ha deparado la pandemia”, insiste el máximo responsable de la filial del Grupo Planeta que agrupa las publicaciones en catalán, quien fija el incremento (en su caso, para el mismo lapso de tiempo, de casi un 9%) en el buen comportamiento de la ficción (con un 8,3% de subida) y de la literatura infantil y juvenil (un 5%), frente a un descenso del ensayo, en su opinión motivado porque “el boom de libros sobre el Procés ha ido perdiendo fuerza en los últimos tiempos”.

“Nos hemos vuelto a enamorar de los libros y eso empezó a detectarse ya hace justo un año e inmediatamente después, con una primera señal definitiva en las ventas de la Setmana del Llibre en Català”, fija, por su parte, Emili Rosales, máximo responsable editorial de Grup 62. La primera de las fechas coincide con la sorprendente acogida que tuvo el popularmente bautizado como Sant Jordi de verano, el 23 de julio de 2020, que comportó que se repitiera una iniciativa similar, aunque sin tanto impacto popular, el pasado 15 de julio. La Setmana de Llibre Català, a pesar de que estrenaba ubicación en el Moll de la Fusta forzada a dejar la avenida de la Catedral de Barcelona por las medidas sanitarias, sorprendió con 25.000 visitantes y 325.000 euros en ventas. La facturación tanto de la campaña navideña como la del pasado 23 de abril habría ratificado la tendencia.

El comportamiento ha sido tan bueno que hasta el mismo año zero, el más duro, con las librerías cerradas y sin la celebración de Sant Jordi, se ha saldado con resultados positivos. “El 2020 se ha salvado, a pesar de todo”, admite Rosales, si bien sin concretar cifras. El libro en catalán llegó a perder un 25% de sus ventas a mediados de ese año. “En nuestro caso, empezamos reduciendo títulos de la programación, pero en el último tramo del año ya casi los habíamos recuperado todos”. En Grup 62 eso significa la edición de “unos 150 títulos anuales”, que ascienden a “casi 400” si se añaden los de infantil y juvenil.

En este contexto, Ramoneda asegura que “uno de cada tres títulos que se venden hoy en catalán pertenece a Grup 62”. Y todo ello, en un momento de cierto movimiento en el sector editorial en catalán , que hace apenas dos meses vio como Penguin Random House Grupo Editorial adquiría La Magrana, Molino y Serres a RBA (tras haber hecho lo propio con La Campana en 2019) y Grup Enciclopèdia, Viena Editorial. “Es prematuro aún juzgar estos movimientos; veremos hacia dónde van… En cualquier caso, es importante que entre todos hagamos crecer el mercado del libro en catalán”, zanja Ramoneda.

‘Best-sellers’ inopinados

La sorpresa de las ventas de libros se ha traducido, en el caso de Grup 62, también en best-sellers inopinados, como la versión del clásico Tirant lo Blanc al catalán contemporáneo, a cargo de Màrius Serra (12.000 ejemplares), el ensayo político El fill de xofer, de Jordi Amat (25.000), o el literario de Irene Vallejo L’infinit en un jonc (10.000). Entre el dolor i l’esperança, la charla-confesión de Jordi Pujol con Vicenç Villatoro, lleva unos 5.000 ejemplares, mientras que Xavier Bosch, con su novela La dona de la seva vida, se mantiene en su línea de inalcanzable best-seller, con más de 36.000 unidades sólo en catalán.

Para alimentar la maquinaria y la inercia, entre las 59 novedades que sólo entre septiembre y noviembre lanzará Grup 62 sobresalen El mirall de la vida, el dietario inédito que el catedrático de Literatura Joaquim Molas llevó entre 1956 y 2015; la nueva novela de Adrià Pujol, El lloc on ha dormit Jonàs; Soliloquis de nyigui-nyogui, con todos los poemas largos y muchos de inéditos (15.000 versos) d’Enric Casasses; La baba Monserrat, con la que Rafel Nadal cierra su particular trilogía sobre la memoria familiar; una edición ómnibus de El quartet d’Alexandria, de Lawrence Durrell, en nueva y única traducción de Lluís-Anton Baulenas, y una ajustada edición de Solitud, donde ocho autores actuales (Casasses, Najat El Hachmi, Raül Garrigasait, Toni Sala…) ofrecen su mirada sobre el clásico de Víctor Català. Además, Proa volverá a editar durante los próximos tres años el premio Sant Jordi de novela que convoca Òmnium Cultural.

A pesar de este contexto positivo para el sector editorial, Ramoneda prefiere dar las cifras con “cierta sordina”. Y no tanto por supuestas amenazas como el libro digital (“sólo ha crecido de un 5% a un 6,5%”), ni por el audiolibro (“sacamos unos 20 títulos al año; es una respuesta modesta, pero se irá popularizando”, se añade Rosales) o ni tan siquiera por Amazon (“es un canal y, claro, perjudica sobre todo a los libreros; pero está vendiendo mucho libro físico, en papel, y está llevando a las librerías a adaptarse en el e-commerce”). Su preocupación, como filósofo, es siempre el factor humano: “La pregunta es si cuando la vida social se recupere en su total normalidad este consumo más alto de libros habrá sido sólo un hábito fruto del confinamiento y se moderará… o no”.

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