El renacer del mundo rural con la fibra y el 5G
El teletrabajo impulsa a abandonar las ciudades y muchas familias optan por trasladarse a pequeños pueblos
La pandemia ha propiciado un éxodo hacia las zonas rurales. La posibilidad de teletrabajar acompañada de la llegada de la fibra óptica en municipios pequeños lo ha facilitado y ha favorecido su crecimiento. Esta nueva forma de trabajar ha supuesto una revolución dentro de los pueblos. Algunos no contaban con buen acceso ...
La pandemia ha propiciado un éxodo hacia las zonas rurales. La posibilidad de teletrabajar acompañada de la llegada de la fibra óptica en municipios pequeños lo ha facilitado y ha favorecido su crecimiento. Esta nueva forma de trabajar ha supuesto una revolución dentro de los pueblos. Algunos no contaban con buen acceso a internet y, con el confinamiento, la conectividad se convirtió en una necesidad para la población.
La fibra óptica ya salpica diversos municipios pequeños de Cataluña. Entre ellos, están Sant Martí Vell (Girona) con 251 habitantes, Figuerola del Camp (Alt Camp) con 329 personas, Ribera d’Urgellet (Alt Urgell) con 932 habitantes o Palau-Saverdera (Alt Empordà), con 1.400.
La dificultad de instalar la red en el territorio o los pocos habitantes del lugar “alejan el interés de las grandes compañías”, denuncia Jordi Verdú, alcalde de Corbins (Segrià). En otoño de 2019 llegaba la fibra óptica a este municipio situado a ocho kilómetros de Lleida. “Después del confinamiento, mucha gente se está desplazando a vivir a los pueblos y los jóvenes que han vivido su infancia aquí, se independizan para quedarse en el pueblo. La gente ya no ve la necesidad de vivir en la ciudad porque puede disponer de lo que necesita en el pueblo”, celebra el alcalde, que lo atribuye a esta mejora en la conectividad.
Corbins ganó el concurso wifi4eu, una iniciativa impulsada por la Unión Europea para subvencionar con 15.000 euros la conectividad de espacios públicos de los municipios ganadores. “Contamos con puntos de Wifi gratis por todo el pueblo. Lugares públicos como la piscina, el pabellón o el teatro tienen instalados repetidores para ofrecer Internet a todos los habitantes”, explica Verdú.
En la otra punta de Cataluña, Daniel, vecino de Palau-Saverdera, recuerda que antes de contar con fibra óptica, “los habitantes del pueblo que querían conectarse a internet tenían que hacerlo a través de radiofrecuencia”. Tanto vecinos como gobiernos municipales critican que la buena conexión a la red se priorice en las grandes ciudades, dejándoles olvidados. La alcaldesa de Ribera d’Urgellet y presidenta del consejo comarcal de la zona, Josefina Lladós, destaca el aumento del número de abonados a la fibra óptica durante la pandemia. “Aunque han sido las operadoras locales las que han apostado por el pueblo y no las grandes compañías a las que, posiblemente, no les salía a cuenta”, advierte.
Pese a las complicaciones iniciales de la instalación de fibra óptica, algunos municipios ya han dado el salto al 5G. Un portavoz del Ayuntamiento de Camprodón (Ripollès) señala, sin embargo, que la prioridad antes del 5G —en vías de instalación— es solucionar la conexión en la zona circundante del centro del municipio. “Queremos que lleguen las tecnologías más avanzadas, pero que sean para todos y no solo para algunos afortunados”, afirma.
Según informa Telefónica, los pueblos pequeños de Cataluña mejor conectados son: Riu (Cerdanya) con 93 habitantes, Pedret i Marzà (Alt Empordà) con 195 residentes, Aiguaviva (Gironès) donde residen 765 personas, Botarell (Baix Camp) con 1.077 empadronados y Vallfogona de Balaguer (Noguera) que cuenta con una población de 1.906 personas