La Generalitat pide al Banco de España el beneplácito para crear un banco público

Esquerra deja encarrilada la conversión del Instituto Catalán de Finanzas en una entidad de crédito pública

El presidente catalán, Pere Aragonès (izquierda) y el consejero de Economía, Jaume Giró, durante la toma de posesión del nuevo Ejecutivo.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

La conversión del Instituto Catalán de Finanzas (ICF) en un banco público ya está en manos del Banco de España, que a su vez tendrá que pedir la autorización comunitaria correspondiente. El recorrido puede sonar farragoso, pero es un gran salto para un proyecto con años en la recámara de diferentes gobiernos de la Generalitat. ERC, antes de dejar el departamento de Economía por el nuevo reparto de carteras, dejó atada la operación, que el jueves publicó el Diario Oficial de la Generalitat. ...

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La conversión del Instituto Catalán de Finanzas (ICF) en un banco público ya está en manos del Banco de España, que a su vez tendrá que pedir la autorización comunitaria correspondiente. El recorrido puede sonar farragoso, pero es un gran salto para un proyecto con años en la recámara de diferentes gobiernos de la Generalitat. ERC, antes de dejar el departamento de Economía por el nuevo reparto de carteras, dejó atada la operación, que el jueves publicó el Diario Oficial de la Generalitat. Será Junts per Catalunya, con Jaume Giró como nuevo titular de la cartera económica, el que la consolide.

La creación de una banca pública es un clásico en los programas electorales en Cataluña. Además, es uno de los compromisos que los republicanos adquirieron este año con la CUP para garantizar el voto favorable en la investidura. Ya en 2016, el ICF se había preparado para dar el salto a banco, pero nunca se hizo la petición de la ficha bancaria ante el Banco de España. Es el regulador español el que, posteriormente, tiene que solicitar el permiso al Banco Central Europeo, que tiene la última palabra.

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En ese momento, con Oriol Junqueras capitaneando la vicepresidencia económica y con el afán por vestir cualquier acción del Govern como una “estructura de Estado”, la Generalitat evitó solicitar la ficha. El contexto no era propicio y era mejor no toparse con una posible negativa. Pese a que se defendía desde el propio ICF que el regulador era independiente del Gobierno del PP, el riesgo era muy alto.

Préstamos tras la crisis de la pandemia

La subida de intensidad del procés, la aplicación del artículo 155 de la Constitución y después la llegada de la pandemia terminó por dilatar los plazos. De hecho, el posible nuevo banco ha jugado un papel clave en la ayuda al sector económico en el último año, muy afectado por las medidas de control del coronavirus. En 2020, entregó casi 1.330 millones en avales y préstamos. En el ejercicio de 2019 fueron 662,3 millones, prácticamente la mitad. La decisión de los anticapitalistas de incluir la puesta en marcha de la banca pública en el acuerdo con ERC volvió a poner el debate sobre la mesa, pero con pocas expectativas.

De ahí que fuera toda una sorpresa el anuncio del president Pere Aragonès, en la noche del miércoles en TV-3, de que en marzo pasado se había hecho el trámite ante el Banco de España. Tras el acuerdo con los anticapitalistas, desde el ICF y Economía se insistía en que aún se estaba estudiando la operación y descartaban cualquier novedad.

A eso se añade que el Diario Oficial de la Generalitat del jueves publicó un acuerdo, con fecha del 27 de abril de este año, de crear cuando sea necesaria la sociedad ICF Banc. Los republicanos, in extremis, consiguen hacerse con la paternidad de un proyecto que, de salir adelante, firmará Giró como consejero de Economía. Junts per Catalunya, en su programa electoral, proponía la creación del “Banco Nacional de Cataluña”.

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