Junts margina al ala pactista del partido en el nuevo Ejecutivo de la Generalitat
Los consejeros Budó y Calvet tienen pocas posibilidades de repetir pese a contar con el apoyo de Rull y Turull
Tras la tortuosa negociación del pacto de gobierno entre Esquerra y Junts, la atención se desplaza al seno de ambos partidos. Las cúpulas discuten el reparto de las responsabilidades que les corresponden en el nuevo Ejecutivo de 14 consejerías. El debate está siendo especialmente duro en Junts, donde la pugna entre el sector de tradición convergente y los independientes aglutinados alrededor del expresident ...
Tras la tortuosa negociación del pacto de gobierno entre Esquerra y Junts, la atención se desplaza al seno de ambos partidos. Las cúpulas discuten el reparto de las responsabilidades que les corresponden en el nuevo Ejecutivo de 14 consejerías. El debate está siendo especialmente duro en Junts, donde la pugna entre el sector de tradición convergente y los independientes aglutinados alrededor del expresident Carles Puigdemont se enfrentar por ganar representación. Los consejeros Damià Calvet y Meritxell Budó, por ejemplo, tienen pocas posibilidades de repetir.
Calvet, ahora titular de la cartera de Territorio y Sostenibilidad, y Budó, portavoz y consellera de Presidencia, han sido las voces más nítidas del partido a favor de agilizar el pacto con los republicanos, y han reivindicado la vocación de partido de gobierno de Junts. Ambos, además, son de los círculos de confianza de los exconsejeros presos Josep Rull y Jordi Turull, respectivamente. El ascendiente que han tenido en el actual Govern no ha sido suficiente para revalidar su cargo. En el caso de Budó, su departamento ha pasado a manos republicanas en el nuevo reparto del Ejecutivo. Fuentes del partido aseguran que la también exalcaldesa de La Garriga (Barcelona) pugna por lograr la cartera de Derechos Sociales, aunque con pocas posibilidades de lograrlo.
La situación de Calvet es más compleja. Su carrera despegó de la mano de Rull y desempeñó un papel relevante en los intentos de evitar la ruptura del PDeCAT y Junts. Ya en el nuevo partido, le disputó a Laura Borràs las primarias para ser cabeza de cartel en las elecciones del 14-F. Sólo logró el 20% de los votos, un dato que reveló el peso del sector de tradición convergente en las bases de Junts. Posteriormente concurrió a otro proceso interno para designar al resto de los puestos de las listas y quedó en séptima posición con 687 votos (justo después de Budó). El más votado fue el diputado Joan Canadell (1.269 apoyos), que llegó a defender la celebración de otros comicios.
El perfil de las bases de Junts es bastante amplio, pero la representación en los cargos del Govern estaba hasta ahora decantada hacia los provenientes del PDeCAT. De ahí que ahora exista la batalla interna para lograr más representación por parte de los independientes. Hay voces que creen que, para que el partido avance, es necesario deshacerse de cualquier herencia del pasado convergente.
Calvet compite con su actual compañero de Govern Jordi Puigneró (titular de Políticas Digitales) para estar al frente de la renovada consejería de Políticas Digitales e Infraestructuras. El pacto entre ERC y Junts modificó las competencias de Territorio y la fusión implica que uno de los dos no repetirá. Los negociadores de Junts han apostado por dar prioridad a las políticas digitales en la denominación y con ello parecen decantarse hacia Puigneró, que en su día sonó como posible candidato de Junts a la presidencia de la Generalitat. Calvet no da la batalla por perdida y fuentes de Junts apuntan a que se le podría designar como presidente del Puerto de Barcelona.
Pugna por las renovables
El pacto de Govern, sin embargo, se desentiende de una de las batallas dadas por este último consejero, algo que puede mostrar también un intento de enmendar su legado. Pone en entredicho el modelo de implantación de energías renovables que, desde 2019, que promovió Territorio y que censura la CUP. Los anticapitalistas se mostraron ayer prudentes a la hora de analizar el pacto entre ERC y Junts. Los cupaires se mantienen expectantes y confían en que Esquerra respete el acuerdo que suscribió con ellos el 21 de marzo. El líder republicano dijo el lunes que se respetará de “arriba abajo”. En declaraciones a la cadena SER, la diputada Laia Estrada afirmó que el pacto de coalición no recoge la literalidad del suyo pero tampoco lo contradice. Los anticapitalistas garantizan la investidura, pero avisan de que sus votos no son un “cheque en blanco”, informa Àngels Piñol.
”Para la gobernabilidad habrá que garantizar muchísimas cosas. La fiscalizaremos desde el primer día”, dijo Estrada, apuntando que aspiran a que se despliegue tanto el apartado estratégico sobre la independencia como el programático, que es de “mínimos” y que Junts debería asumir. ERC y Junts suman 65 diputados y necesitan al menos tres de los nueve de la CUP para la mayoría absoluta. Tras la reunión de Borràs con los diputados Dolors Sabater y Pau Juvillà, la CUP difundió una nota en la que pedía celeridad para comenzar la legislatura.
Borràs y el debate de investidura
Laura Borràs, presidenta del Parlament, finaliza este miércoles la ronda de consultas con los grupos y anunciará la convocatoria del Pleno de investidura, que se celebrará previsiblemente entre el jueves y el viernes. El anuncio se hará después de que Junts cierre la consulta a sus bases (6.518 afiliados) sobre la coalición de Govern. Si la rechazan, Junts investirá en cualquier caso a Aragonès y pasará a la oposición.
Los líderes parlamentarios que se reunieron este martes con Borràs, menos los de la CUP, le comunicaron que votarán “no” en la investidura. Ignacio Garriga (Vox) y Alejandro Fernández (PP) diagnosticaron que Aragonès será un president dependiente de Waterloo y Carlos Carrizosa, de Ciudadanos censuró que apueste por el “embate antidemocrático y la confrontación incívica”. Jéssica Albiach, de En Comú Podem, lamentó la oportunidad perdida para la izquierda.