La feria Liberisliber abandona, cansada de la falta de apoyo institucional
La exitosa cita del libro de editoriales independientes de Besalú denuncia la existencia de un “oligopolio cultural” y un menosprecio territorial
Ni por el impacto de la covid-19. Ni por descenso de ventas o participantes, Ni, mucho menos, por falta de ideas. Liberisliber, la feria del libro de las editoriales independientes más importante de Cataluña y de las más atractivas de España, ha decidido interrumpir su labor tras 11 años de éxito por la orfandad y el abandono institucional que sienten los organizadores de un evento que “no para de crecer aceleradamente mientras no hay manera de c...
Ni por el impacto de la covid-19. Ni por descenso de ventas o participantes, Ni, mucho menos, por falta de ideas. Liberisliber, la feria del libro de las editoriales independientes más importante de Cataluña y de las más atractivas de España, ha decidido interrumpir su labor tras 11 años de éxito por la orfandad y el abandono institucional que sienten los organizadores de un evento que “no para de crecer aceleradamente mientras no hay manera de conseguir de las administraciones una fórmula que nos permita trabajar bien con estabilidad y tiempo suficiente; tan sencillo como eso”, asegura a este diario Miquel-Àngel Codes, director y fundador de la feria que se celebra en Besalú (Girona).
Liberisliber da muestras de pasar por una crisis de crecimiento que parece haber quebrado la cintura de las instituciones públicas. Nacida en 2010 con la participación de 15 sellos editoriales para dar visibilidad “a libros muy buenos que no tenían visibilidad por ser de sellos pequeños”, en apenas una década ha cuadruplicado sus guarimos: en la última edición congregó a 65 editoriales, mientras una treintena se quedaron en lista de espera y su siempre equilibrado programa albergaba casi una cuarentena de propuestas de notable nivel. Y todo ello con un presupuesto de 45.500 euros, del que tres cuartas partes provienen de ayudas públicas: Generalitat (33,9%), Ayuntamiento de Besalú (26,3%) y Ministerio de Cultura (16,4%).
“Una feria así necesita hoy recursos y tiempo y no es posible celebrándose cada primer fin de semana de octubre llegue a agosto y no sepa con qué contará porque no tiene ni la mitad de las subvenciones ni se sabe cuándo llegarán, apareciendo incluso meses después de finalizada”, constata Codes, que codirige Liberisliber junto a Jordi Fernández, jardinero de profesión. “Es injusto e insoportable trabajar así, en estas condiciones tan extremas”, lamenta el fundador, recriminando que las instituciones no les hayan otorgado la distinción de feria estratégica. “Hablamos con la consejería de Cultura y nos hicieron elaborar un plan estratégico para llegar a la conclusión de que no podían poner más dinero”, dice Codes, recordando que la subvención del gobierno catalán es de 15.400 euros.
No es tampoco muy satisfactoria, en su opinión, la actitud del resto de instituciones. Así, con la Diputación de Girona “desapareció la línea de ayudas en la que estábamos y ni han contestado a nuestras solicitudes”, siendo su aportación nula; en el caso del consistorio de Besalú las relaciones se han deteriorado “por la escasa consideración: por ejemplo, se apalabran espacios un año antes y a 15 días te cambian ubicaciones por causas poco justificadas”.
Agravios con otras ferias
Codes cree que la situación que vive Liberisliber se enmarca en un contexto de “agravios comparativos” con otras ferias de Cataluña y la tendencia en las instituciones públicas a “escuchar sólo a los oligopolios culturales: es más fácil que un proyecto reciba apoyo si un alcalde es del mismo partido que el presidente de una diputación o que el de un conseller que no si es un buen proyecto”. También habla de centralismo barcelonés: “Si los políticos pisaran el territorio verían la capacidad de crecimiento de ferias como la nuestra que hoy desconocen; lo peor es que ni lo saben ni quieren verlo ni tiene sensibilidad para ello; hay un menosprecio palmario por el territorio”. Y recuerda que Liberisliber “cumple con el retorno: la ocupación hotelera esos días en la zona es muy alta y a las editoriales les sale a cuenta porque el perfil de nuestro visitante es el de un lector extremo, que sale de aquí con cinco y hasta seis libros; muchas editoriales venden más aquí en dos días que en la Setmana del Llibre en Català en Barcelona”, apunta. En esa línea, habla de un Liberisliber “transfronterizo”, recordando que hay más de una decena de editoriales que provienen de Madrid, Valencia o hasta Sevilla, lo que explica la inusual ayuda económica del ministerio de Cultura, con 7.500 euros.
No confía en exceso Codes que la situación actual pueda revertirse. Por ello, no descarta que la feria o bien pueda ser acogida en un futuro por otra ciudad o incluso mutar “en algún formato en línea”.