Prisión para ocho anarquistas acusados de quemar una furgoneta de la Guardia Urbana

El juez les atribuye un posible delito de homicidio en grado de tentativa y grupo criminal

La furgoneta de la Guardia Urbana en llamas, el pasado sábado en Barcelona. En vídeo, la secuencia del incendio de la furgoneta.Vídeo: LORENA SOPENA / EUROPA PRESS / ATLAS

El juez ha enviado a prisión, en la madrugada de este miércoles, a los ocho miembros del grupo anarquista sospechoso de causar los disturbios del pasado sábado en Barcelona, cuando quemaron una furgoneta de la Guardia Urbana con un agente en el interior. Los ocho detenidos están acusado...

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El juez ha enviado a prisión, en la madrugada de este miércoles, a los ocho miembros del grupo anarquista sospechoso de causar los disturbios del pasado sábado en Barcelona, cuando quemaron una furgoneta de la Guardia Urbana con un agente en el interior. Los ocho detenidos están acusados de homicidio en grado de tentativa, atentado a los agentes de la autoridad, desórdenes públicos, daños, manifestación o reunión ilícita y pertenencia a grupo criminal. Todos respondieron únicamente a sus propios letrados, y negaron conocerse entre sí a pesar de vivir juntos en naves ocupadas en dos municipios de la costa barcelonesa, Canet de Mar y Mataró, según la policía.

A las 2.00 de este miércoles el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha hecho pública la decisión judicial. El magistrado del Juzgado de Instrucción 17 de Barcelona ha acordado la prisión provisional, comunicada y sin fianza para los ocho acusados ―seis personas (cinco hombres y una mujer) de nacionalidad italiana, una joven francesa y otra de nacionalidad española― tras tomarles declaración. El magistrado alega un “elevado riesgo de fuga” que aumenta “por la condición de extranjeros de siete de ellos”, con arraigo en su país. También lo hace ante “el riesgo de reiteración delictiva” en próximas manifestaciones. A ninguno de los acusados les constan antecedentes en España.

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El auto relata que los Mossos detectaron ya el 17 de febrero a un grupo de manifestantes que provocaban altercados y que se comunicaban entre sí en italiano. Decidieron seguirles los pasos en las siguientes marchas, hasta que llegó la del 27 de febrero, cuando los Mossos se infiltraron entre los manifestantes a agentes. Ese día es cuando se prendió fuego a una furgoneta de la Guardia Urbana. Los agentes comprobaron, según relata el juez, que dos personas, vestidas con unos impermeables con una franja reflectante, “impartían órdenes” al resto de miembros del grupo, e incluso utilizaban “palabras clave”, que el escrito judicial no especifica. Uno de ellos portaba un martillo con el que rompían las lunas de los establecimientos, y enseguida aparecía otro grupo, sin que los Mossos los relacionen con el primero, que incendiaba los comercios.

En la quema de la furgoneta de la Guardia Urbana, el auto describe que uno de los detenidos “ejercía el liderazgo del grupo” y fue el que lanzó un cóctel molotov “contra los agentes de policía, que por fortuna impactó contra un árbol”. Seguidamente, se tiró una bengala que cayó “en los bajos de la furgoneta logotipada de la Guardia Urbana”. Encima del fuego de la bengala se echó “líquido incendiario” que “prendió de inmediato el vehículo policial”. El agente que estaba dentro “temió por su vida” y “manifestó notar el calor de las llamas”, según recoge el auto de prisión. El policía pudo salir ileso por la puerta del copiloto.

Los Mossos, y así lo acepta el juez, atribuyen el ataque a “todo el grupo criminal” que considera que actuó de forma concertada, “sin importarles” que en el interior hubiera una persona. “Despreciaron el evidente riesgo de que se incendiara por completo el vehículo y que dicho agente no pudiera escapar del mismo”, sostiene el escrito de prisión. Describe cómo un hombre es quién lanza el cóctel molotov y una mujer, -de 35 años y de Turín aunque afincada desde hace años en Barcelona, reconocida por los medios italianos como una artista de la escena musical underground y de circo y teatro de calle-, quien rocía con líquido inflamable la furgoneta. A todos los demás les acusa de pasarse el material y mochilas de unas manos a otras, y de taparse unos a otros.

La policía detuvo esa misma noche a los ocho acusados. A dos mujeres les intervinieron ropa que desprendía “olor a disolvente o gasolina”, que aún no han analizado. A otros dos hombres les sorprendieron “quitándose la ropa impermeable que portaban y ayudándose entre ellos”. El auto lo subraya como una prueba de que son parte de un mismo grupo, “por más que todos ellos manifiesten no conocerse”. Hace hincapié en que varios viven en el mismo domicilio, y que todos “llevaban un mechero de iguales características y muy singular”, sin entrar en más detalles.

Además de la quema de la furgoneta, los Mossos les atribuyen destrozos en cinco bancos, en el Zara de plaza de Catalunya y en el hotel NH de La Rambla. También les acusan de romper mobiliario urbano, y, en particular, señalan que se dedicaron a dejar sin luz una calle, abriendo “las tapaderas de las farolas para que otro integrante del grupo cortara los cables”. Asimismo, aseguran que “cuando un periodista o cualquier otra persona pretendía grabar los hechos, se lo impedía violentamente, formando un círculo de protección” de quien cometía el acto vandálico.

La Kanka okupada y Nabat

Los Mossos registraron el lunes dos naves industriales okupadas donde vivían parte de los detenidos. Una de ellas hace poco más de un mes que está okupada, en Canet de Mar, y se llama La Kanka okupada. En las redes corre el manifiesto que hicieron público tras entrar en el lugar, escrito en castellano y en italiano. Entre otras cosas, los moradores se declaran contrarios a las restricciones a causa de la covid. “Hoy, gracias a las leyes represivas impuestas con el covid19, muchísimas individualidades están empezando a perder confianza en quien exige sacrificios”, dicen, y aseguran que “el verdadero virus es el capitalismo”. “Queremos vivir libres, alumbrar los cielos con la luz del fuego que arderá en las calles”, explican. La otra nave es el Centro Social Okupado Nabat, que existe al menos desde 2018 en Mataró.

En las redes sociales ha corrido los mensajes de apoyo a los detenidos, bajo el hashtag “yo también soy anarquista italiano” o “yo también soy anarquista”. Aseguran que las acusaciones responden a un montaje policial y señalan otras investigaciones de Mossos contra centros okupas, como la Kasa de la Muntanya, que acabaron archivadas.

Barcelona es una ciudad, como otras europeas, con una larga tradición anarquista. Los italianos son además la primera población extranjera en la capital catalana (más de 39.000 según el Idescat) y la tercera en Cataluña (69.300), después de marroquís y rumanos. De manera repetida a lo largo de los años, los servicios de información de distintas policías han alertado de la llegada de anarquistas italianos, franceses y griegos cuando se producen disturbios en la ciudad. Posteriormente, en las detenciones que practican las policías, la mayoría de los acusados son españoles.


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