Ninguno de los asistentes al concierto del Apolo se infectó de covid-19

Los resultados del estudio científico realizado en la sala de Barcelona permiten soñar al sector con una reapertura

Ambiente en el concierto de la Sala Apolo de Barcelona del día 12 de diciembre.Emilio Morenatti (AP)

Ninguno de los mil participantes en el estudio clínico de cribaje realizado en el concierto que el 12 diciembre se celebró en la Sala Apolo de Barcelona ha contraído la covid-19. “El resultado es contundente y tranquilizador para el sector”, han coincidido en destacar los doctores Josep Maria Llibre y Boris Revollo, investigadores del Hospital Germans Trias i Pujol y principales autores del estudio, en el que también ha participado la Fundación Lu...

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Ninguno de los mil participantes en el estudio clínico de cribaje realizado en el concierto que el 12 diciembre se celebró en la Sala Apolo de Barcelona ha contraído la covid-19. “El resultado es contundente y tranquilizador para el sector”, han coincidido en destacar los doctores Josep Maria Llibre y Boris Revollo, investigadores del Hospital Germans Trias i Pujol y principales autores del estudio, en el que también ha participado la Fundación Lucha contra el Sida y el Primavera Sound. “Los análisis estadísticos dicen que no hay más riesgo de contagio en un concierto, siempre que se sigan las medidas de seguridad”, ha declarado Llibre. Las conclusiones demuestran la utilidad de las medidas de seguridad implementadas, que incluyen el cribado con test de antígeno antes de la asistencia a un evento.

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El experimento científico implicó a un millar de personas, entre las que se guardaron ciertas características, como la proporción de hombres y mujeres, las edades de entre 18 y 60 años, que no convivieran con gente de riesgo, que no sufrieran enfermedades como la hipertensión o la diabetes… A todos se les realizaron test de antígenos para verificar que no tenían en ese momento la covid-19. La mitad de estos voluntarios entraron a un concierto (dos sesiones de DJ y dos de música en vivo) en el que se respetaron escrupulosamente todas las medidas sanitarias vigentes, pero pudieron bailar, cantar, acercarse entre ellos, siempre con mascarilla FFP2 y con geles hidroalcohólicos a disposición. Había espacios separados donde poder fumar y donde pedir las copas. La otra mitad de personas no entraron en el concierto. Fueron el grupo de control, que permitiría cotejar los datos: algún asistente al concierto podría haber contraído la enfermedad después del día 12.

Al cabo de ocho días, en los que las mil personas hicieron vida perfectamente normal (respetando las restricciones vigentes), se les realizaron pruebas PCR. De las 463 personas que asistieron al concierto —hubo quien al final no entró, por cuestiones personales—, ninguna ha contraído la enfermedad. “Un resultado óptimo, mejor del que esperábamos, que era de entre una y tres personas”, ha subrayado Revollo. De las 496 del grupo de control —que no se pudieron contagiar en el concierto—, solo tres han resultado positivas. “El riesgo de contagio en los dos grupos, por lo tanto, es prácticamente el mismo”, ha dicho Revollo. La única diferencia entre los dos grandes grupos es que unos asistieron al concierto y otros, no.

Dentro de la sala hubo más de 500 personas (que no llegarían al máximo del aforo permitido), porque también estuvieron camareros, miembros de equipos de seguridad, responsables de la sala… que no participaron en el estudio pero que superaron las pruebas sanitarias previas. “La gente estaba sometida a un nivel máximo de estrés”, ha remarcado Revollo. “En un ambiente abierto la seguridad sería todavía mayor”.

“Barcelona es una ciudad inquieta culturalmente y en el terreno del ocio”, ha especificado Josep Maria Llibre, “por eso la chispa de este estudio ha surgido aquí: creo que si estas actividades estaban consideradas de alto riesgo y prohibidas, estos resultados van a abrir un debate a nivel internacional”. Pablo Soler, uno de los directores del Primavera Sound, uno de los principales instigadores del estudio, se ha mostrado optimista pero consciente de que quedan muchas cosas por hacer: “Estamos en el inicio de un camino que empieza con este resultado positivo”, ha dicho. “Ahora toca hablar con las autoridades, con los diferentes sectores culturales afectados, teniendo en cuenta que cada actividad tiene sus condicionantes, por ejemplo, el Primavera [básicamente al aire libre] tiene una ventilación idónea. Habrá que ver la evolución de las vacunas y de las distribuciones de test de antígenos, ver qué pasa a nivel internacional, puesto que mucha gente viene a estos eventos de fuera de España…”

En este sentido, el doctor Revollo considera que otros países ya están planteándose estudios similares. El sector del ocio nocturno, con las discotecas o salas de concierto a la cabeza, permanece cerrado desde el minuto uno de la pandemia, a mediados de marzo, y ve en este primer estudio una posible vía para su reapertura.

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