“Hemos venido porque los centros comerciales están cerrados”

Las grandes superficies alegan que su apertura, vetada por las restricciones, evitaría aglomeraciones en Barcelona

Pasillos vacíos y tiendas cerradas en el centro comercial Gran Via 2, de Barcelona.Albert Garcia (EL PAÍS)

María José, acompañada por su marido y por sus dos hijos, encaraba el tramo final de La Rambla después de una mañana de compras que había iniciado en el Born para seguir por los ejes de Portal de l’Àngel y Portaferrisa. “Hemos venido en coche desde Viladecans prontito —explicaba— y hemos aparcado sin demasiados problemas. Habitualmente hacemos las compras en los centros comerciales de Gran Via 2 o en Splau, de Cornellà, pero como están cerrados hemos venido a Barcelona”. A las dos y media de la tarde persistía una cola de 150 personas en fila de a dos que arrancaba en Portal de l’Àngel y llega...

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María José, acompañada por su marido y por sus dos hijos, encaraba el tramo final de La Rambla después de una mañana de compras que había iniciado en el Born para seguir por los ejes de Portal de l’Àngel y Portaferrisa. “Hemos venido en coche desde Viladecans prontito —explicaba— y hemos aparcado sin demasiados problemas. Habitualmente hacemos las compras en los centros comerciales de Gran Via 2 o en Splau, de Cornellà, pero como están cerrados hemos venido a Barcelona”. A las dos y media de la tarde persistía una cola de 150 personas en fila de a dos que arrancaba en Portal de l’Àngel y llegaba a las puertas de unos almacenes en la cabecera de La Rambla con un aforo de 450 personas. A quienes querían entrar, los guardias de seguridad daban claras instrucciones de que la cola no cortara el paso a los paseantes.

A esa hora había cola para entrar en el restaurante Nuria y más largas en los cercanos establecimientos de comida rápida de Pelai y de La Rambla. Las terrazas de plaza de Catalunya estaban llenas y una marea de paseantes subía y bajaba por La Rambla con bolsas en la mano.

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El panorama de este fin de semana de compras navideñas unido al cierre por las restricciones de los grandes centros comerciales, por la situación epidemiológica de la pandemia, ha supuesto un giro de 180 grados de las calles semivacías y tiendas desangeladas del centro de Barcelona. Hasta las palomas de la plaza se veían extrañamente acompañadas. La afluencia de gente iba decreciendo a medida que se subía por paseo de Gràcia. El cierre de las grandes superficies también se notó en el resto de los ejes comerciales de la ciudad y Salva Vendrell, presidente de la Fundació Barcelona Comerç, que agrupa a 24 ejes, reconocía este martes las buenas ventas desde el viernes pasado.

Alba y Andrea, de Cerdanyola y Lleida, pasaban dos días de compras en la capital catalana. Salían de unos grandes almacenes de plaza de Catalunya y reconocían que no solían comprar allí: “La verdad es que nos gustan más los centros comerciales porque lo tienes todo más a mano. En el centro de la ciudad tienes que caminar más, pero, como las grandes superficies están cerradas, no hemos tenido otra alternativa. Aunque no lo acabo de entender”, comentaba Alba.

Maria y Sandra, vecinas de Horta, solían hacer las compras en La Maquinista y este martes optaron por el centro, también con el argumento de que era la opción frente al cierre de los grandes centros comerciales. ”Claro, la gente tiene pocas alternativas. Nosotros íbamos retrasando las compras a la espera de que les dejaran abrir, pero hoy hemos bajado”, explicaba Valle que, además, es trabajadora de una tienda de L’Illa, este martes, cerrada —en su mayor parte— por las restricciones sanitarias.

Una representante de L’Illa denuncia el criterio “arbitrario” de la medida

Aina Rubí, presidenta de los comerciantes de L’Illa, mantiene que las restricciones a los grandes centros comerciales, además de suponerles un grave quebranto económico, crea situaciones de riesgo por las aglomeraciones de estos días en el centro de la ciudad: “En Cataluña hay 49 grandes áreas comerciales, si nos dejaran abrir se evitarían todos estos líos”. Rubí se queja, además, de la “arbitrariedad” de los criterios en la aplicación de las restricciones “que dejan abrir a grandes almacenes que no se pueden ventilar de ninguna manera”. En principio, solo las tiendas que dan a la calle de los centros comerciales pueden abrir. Eso hace que en L’Illa solo estén abiertas las que tienen fachada a Diagonal y las que dan a una gran plaza abierta. En el centro comercial Glòries, en cambio, su estructura abierta en forma de calles en la planta cero posibilita la apertura de todas las tiendas y permitía ver un gran bullicio este martes, mientras que las del primer sótano permanecían cerradas.

Mientras los comerciantes de centros comerciales llevarán este miércoles su protesta a la plaza de Sant Jaume, el presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès, insistía en que “el virus lo transmiten las personas, no la actividad económica”.

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