La venganza del “señor del Paralelo”

Un ‘narco’ dominicano afronta tres prisiones permanentes revisables por vengar con muerte un robo de droga

Agentes de los Mossos d'Esquadra en una imagen de archivo.massimiliano Minocri

Una sola vida no le basta a Ángel A., conocido en su entorno como “el señor del Paralelo”, para satisfacer las demandas de la fiscalía: tres prisiones permanentes revisables como presunto autor de tres asesinatos con alevosía. Ángel, al que también se identifica por el alias de Cacon, es el líder de un grupo de narcotraficantes dominicanos y se enfrentará al veredicto de un jurado popular por vengar, con sangre, el robo de una gran cantidad de cocaína.

Los tres crímenes se enmarcan en ...

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Una sola vida no le basta a Ángel A., conocido en su entorno como “el señor del Paralelo”, para satisfacer las demandas de la fiscalía: tres prisiones permanentes revisables como presunto autor de tres asesinatos con alevosía. Ángel, al que también se identifica por el alias de Cacon, es el líder de un grupo de narcotraficantes dominicanos y se enfrentará al veredicto de un jurado popular por vengar, con sangre, el robo de una gran cantidad de cocaína.

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Los tres crímenes se enmarcan en la oleada de violencia entre clanes dominicanos que azotó Barcelona en el primer semestre de 2017. La fiscalía pretende atajar esa batalla soterrada entre narcos y solicita para Cacon —que tiene 43 años y antecedentes por lesiones con instrumento peligroso y por narcotráfico— la máxima pena que prevé el Código Penal. Y por partida triple. Hay otros tres acusados: Adonís A., de 26 años, afronta dos prisiones permanentes revisables por dos asesinatos; José Argenís P., de 38 años, y José Ramón P., de 40, otra más.

La actitud adoptada por la fiscalía ante este asunto da la medida de la peligrosidad de estos grupos. A diferencia de lo que ocurre con la inmensa mayoría de asuntos que llegan a juicio, ha optado por no ofrecer ningún tipo de información. Además, ha solicitado a la Audiencia de Barcelona que adopte “medidas de seguridad y protección adicionales” para garantizar que la vista se desarrolla con garantías y que el jurado, integrado por nueve ciudadanos, trabaja con tranquilidad. Le preocupa, según recoge el escrito de acusación, que los acusados puedan “influir” en los peritos y, sobre todo, en los testigos, muchos de ellos miembros de la comunidad dominicana de Barcelona.

Las tres víctimas mortales empezaron a sellar su suerte la madrugada del 25 de marzo de 2017. Miembros de un grupo dedicado a asaltar a narcos rivales, liderado por Jean Carlos M., alias Jeancarlitos, decidieron robar en el piso que la banda de Cacon utilizaba como “centro operativo” en una calle estrecha del Poble Sec, junto a la avenida Paral·lel, zona bajo su control. Los asaltantes se llevaron una cantidad desconocida de cocaína, pero suficientemente grande como para irritar a Cacon. El acusado puso en marcha de inmediato “un plan” para “reafirmar el poder del grupo propio y ejecutar una venganza o castigo contra miembros” del grupo de Jeancarlitos.

El primero en caer fue el santero, nombre con que en el argot se conoce a la persona que facilita o consigue cosas para el grupo. Cacon supo que Juan Francisco J., un colaborador suyo, le había traicionado y había entregado la llave del piso a los ladrones. Le convocó a una reunión. Para evitar sospechas, hizo que quedase a solas con el acusado José Argenis P., con quien tenía una relación más cercana. El hombre acudió a la zona del Paral·lel, donde fue retenido y trasladado, contra su voluntad, a un polígono industrial aislado de Sant Joan Despí. Inmovilizado, con las manos atadas a la espalda y la cabeza cubierta con un saco de tela, recibió un disparo en la cabeza. Tenía seis hijos, todos en República Dominicana.

El 28 de marzo, apenas tres días después, unos trabajadores del camión de la basura encontraron su cadáver. Pensaban que era otra cosa. “¡Vaya susto me ha dado el muñeco!”, declaró uno de los operarios, según el sumario, al que ha accedido EL PAÍS.

Para el “señor del Paralelo”, la venganza no había acabado. Quería asesinar también a las personas que “habían participado en el asalto violento a su domicilio”, recoge el escrito de acusación. Para ello buscó información entre los dominicanos de Barcelona. Las pistas le condujeron hasta la banda de Jeancarlitos, dedicada a los “vuelcos” (asaltos violentos a narcotraficantes). El principal acusado por el triple crimen quiso pagarle con la misma moneda: logró que Adonis A. “traicionara a sus antiguos compinches”, cambiara de bando y se integrase en el plan para acabar con la vida de su exjefe Jeancarlitos.

Cacon logró llegar hasta un piso de El Prat, adonde Jeancarlitos y su colaborador Guillermo Joel B. se habían trasladado al considerarlo un sitio “seguro”. La noche del 27 de abril de 2017, el acusado y otras personas se acercaron al domicilio. Adonis A. llamó a la puerta. Le abrieron. El grupo irrumpió entonces en el domicilio y disparó al menos siete tiros: uno impactó en la cabeza de Joel B., que murió; otros dos, en el cuerpo de Jeancarlitos, también fallecido. Su novia resultó herida, pero sobrevivió: al percatarse del asalto, la cubrió con su cuerpo y la salvó.

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