El virus sigue acelerando y amenaza con un repunte de casos
La presión hospitalaria persiste con 1.487 personas hospitalizadas, 400 de ellas en la UCI
La curva epidémica en Cataluña amenaza con volver a repuntar. Aunque el número de casos sigue una tendencia a la baja —8.302 en la última semana de noviembre—, la velocidad de transmisión del virus (la Rt, que mide a cuántas personas contagia, de media, un positivo) lleva varios días creciendo y está a punto de superar el umbral que permite mantener bajo control la epidemia: la Rt está en 0,98, esto es, que por cada 100 infectados, se contagian otros 98. Si la Rt supera el 1, la transmisión puede volver a descontrolarse.
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La curva epidémica en Cataluña amenaza con volver a repuntar. Aunque el número de casos sigue una tendencia a la baja —8.302 en la última semana de noviembre—, la velocidad de transmisión del virus (la Rt, que mide a cuántas personas contagia, de media, un positivo) lleva varios días creciendo y está a punto de superar el umbral que permite mantener bajo control la epidemia: la Rt está en 0,98, esto es, que por cada 100 infectados, se contagian otros 98. Si la Rt supera el 1, la transmisión puede volver a descontrolarse.
Precisamente, la amenaza de un repunte en los contagios y el crecimiento en la expansión del virus ha obligado al Govern a frenar su plan de desescalada. Cataluña tendría que haber pasado este lunes a la fase 2 de su reapertura de actividad, que implicaba la flexibilización del confinamiento de fin de semana (del cierre municipal al comarcal) y una ampliación de aforos en la restauración, el comercio y la cultura, entre otras medidas. La Generalitat, sin embargo, ha decidido retrasar la desescalada y mantener a la comunidad dos semanas más en la fase 1. La prórroga de las restricciones, de hecho, fue publicada ayer en el Diario Oficial de la Generalitat (DOGC): “Los parámetros a evaluar para decidir sobre la revisión de las medidas adoptadas no son favorables para permitir avanzar en el proceso de desescalada y de reanudación de la actividad”, recoge la orden.
La consejera de Salud, Alba Vergés, advirtió esta semana de los riesgos de desescalar y que crezcan los contagios con la situación epidémica que tiene Cataluña actualmente. La incidencia de la covid-19 se ha reducido, pero todavía se encuentra en niveles muy elevados: 232 casos por 100.000 habitantes en 14 días. La comunidad científica recomienda una incidencia por debajo de 50 casos para mantener la pandemia bajo control.
Asimismo, la presión hospitalaria está bajando, pero sigue siendo demasiado alta para afrontar la amenaza de un nuevo repunte: todavía permanecen hospitalizadas 1.487 personas, 400 de ellas en cuidados intensivos. Cuando empezó a despuntar la segunda ola, a principios de octubre, había 164 personas en la UCI y, en poco más de un mes, se rozaron las 600. Vergés avisó de que otro crecimiento descontrolado similar partiendo de una situación basal más alta (400 enfermos críticos), pondría en serio riesgo la capacidad del sistema para responder a toda la demanda.
”Si la Rt sube, el número de casos no se estabiliza, las UCI no se vacían y se decide que vale la pena tomar medidas más drásticas, sería necesario valorar dónde se ha producido el aumento de casos”, explicó ayer en RAC1 el jefe de Medicina Preventiva del Clínic, Toni Trilla. El epidemiólogo no descartó que, si la velocidad de transmisión sigue aumentando, no solo haya que frenar la desescalada, sino repensarla y dar pasos atrás.
El Govern, por su parte, hace encaje de bolillos entre la prudencia sanitaria y la incertidumbre económica. De hecho, pese a haber frenado ahora la desescalada, esta semana la Generalitat también ha anunciado un plan navideño que flexibiliza las restricciones sociales, independientemente de la situación epidemiológica que haya en esas fechas. Para salvar la economía y ante la presión de los sectores más afectados, el Ejecutivo catalán ha optado por permitir la ampliación de horario y aforo en los bares y retrasar el toque de queda durante los festivos.
El último ámbito que el Govern quiere tocar, sin embargo, es el escolar. El secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon, ha repetido en varias ocasiones que la escuela será lo último que se cierre. Los colegios catalanes contabilizaban ayer 840 grupos estables confinados —el 1,17% del total— y cuatro centros cerrados por brotes de covid-19. Hay 20.000 personas confinadas entre docentes, alumnos, personal interno y trabajadores externos.