Colau apoya las restricciones para frenar el virus pero pide al Govern ayudas para el sector de la restauración
La alcaldesa de Barcelona insta a la Generalitat que actúe para rebajar o controlar los alquileres de los locales
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha apoyado este miércoles las nuevas restricciones anunciadas por la Generalitat para frenar los contagios de covid-19 como el cierre de bares y restaurantes, visto el crecimiento de la curva, pero ha pedido al Govern que “si paraliza totalmente a un sector como la restauración, que ya ha su...
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha apoyado este miércoles las nuevas restricciones anunciadas por la Generalitat para frenar los contagios de covid-19 como el cierre de bares y restaurantes, visto el crecimiento de la curva, pero ha pedido al Govern que “si paraliza totalmente a un sector como la restauración, que ya ha sufrido mucho, le acompañe" con ayudas que le permitan aguantar. “Quiero mandar un mensaje de apoyo y reconocimiento al sector y el esfuerzo de adaptación que han hecho”, ha dicho y bajando a lo concreto, Colau ha pedido a la Generalitat que actúe para rebajar o controlar los alquileres que pagan bares y restaurantes. La alcaldesa ha insistido en no estigmatizar al sector, ha recordado que han cumplido las medidas y que si se les obliga a cerrar es por su actividad, que lleva a la ciudadanía a relajarse cuando acude para tomar o comer algo.
Colau ha querido cerrar filas con la administración autonómica: “La salud es lo primero, debemos anticiparnos para controlar la curva, no discutimos una medida tan drástica y colaboraremos con la institución competente en materia sanitaria. Las administraciones tenemos que ir a una, pero le hemos pedido a la Generalitat ayudas que sean lo más rápidas y eficientes para que el sector aguante estas semanas de cierre”, ha dicho y ha recordado que "estamos hablando de miles y miles de empleos y unos locales imprescindibles para la vida social y la cohesión de la ciudad”. Colau ha señalado el pago del alquiler de los locales como uno de los principales problemas que afronta la hostelería. Algunos restauradores, ha dicho, soportan “alquileres abusivos” y ha pedido a la Generalitat que concrete las medidas de rebaja o control de los alquileres que pagan los restauradores.
El primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni, ha rechazado este miércoles por la mañana el plan del Govern de cerrar bares y restaurantes, cuando todavía no se sabía con seguridad el alcance de las nuevas restricciones para frenar los contagios de coronavirus en Cataluña. En declaraciones a Ser Catalunya, Collboni ha considerado que “la medida es desproporcionada, el sector ha hecho un esfuerzo muy importante y hay que recordar que hace menos de una semana se planteaban reabrir las discotecas”.
Colau ha asegurado que “comparte" la preocupación del primer teniente de alcalde, y ha recordado que “tiene como principal cartera la economía, y los restauradores son interlocutores habituales”. “Entiendo su empatía”, ha afirmado antes de afirmar que “el Ayuntamiento tiene que mirar la globalidad”.
La posibilidad de bajar las persianas ha provocado la reacción airada del sector que amenaza con desobedecer el cierre si finalmente se acuerda y con una acampada ante el Palau de la Generalitat esta mañana. “Que vengan los Mossos y nos cierren, es lo que nos están diciendo muchos agremiados", ha precisado el presidente del Gremio de Restauración de Barcelona, Roger Pallarols, antes de reunirse con la Generalitat. Profesionales de la restauración han acudido a la plaza Sant Jaume a protestar.
“Lo único que hacen es señalar y criminalizar a la restauración y nosotros no somos la causa de los contagios. Llevamos tres meses, desde julio, con restricciones en los interiores, en las terrazas y no hay barras. Pese a eso, la curva de contagios no ha parado de subir. Igual tienen que controlar más la calle y los botellones", ha añadido Pallarols, también cuando faltaba la confirmación oficial del cierre de establecimientos.
Desde el gremio se insiste, además, en lo que puede suponer el cierre para un sector en el que trabajan directamente 75.000 personas en Barcelona y otras 70.000 de forma indirecta. Entre los restauradores hay, además, una sensación de desconcierto ante los cambios de criterio de la administración catalana que “la semana pasada se abría a suavizar las restricciones”, ha subrayado Pallarols.
Asimismo, la Federación Catalana de Asociaciones de Actividades de Restauración y Musicales (Fecasarm) ha avisado de que recurrirá ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) el cierre o la limitación horaria de bares y restaurantes en Cataluña si la Generalitat lo “aprueba”. En un comunicado, la entidad ha calificado de “insólito y desproporcionado” que el Govern se plantee tomar estas medidas y ha recordado que ya llevaron al TSJC la resolución para limitar el cierre de la restauración a medianoche y a la 1 horas. El cierre de la restauración es una posible medida que será debatida este miércoles en el comité que gestiona la respuesta a la pandemia, el Procicat, después de reunirse con el Gremio de Restauración.
Además, también ha anunciado que solicitarán al TSJC, como medida cautelarísima, la suspensión de la vigencia de la resolución en caso de ser aprobada: “La consideraríamos del todo desproporcionada y arbitraria”, ha insistido.
El secretario general de Fecasarm, Joaquim Boadas, ha tildado de arbitrario reducir el horario de apertura de la hostelería, ha sostenido que “ahora mismo los datos le son totalmente desfavorables” y ha pedido que se justifiquen las medidas y que se busquen mecanismos alternativos.
“Cerrarlo todo, aparte de ser desproporcionado, tampoco es la solución y sólo se conseguirá lo mismo que se ha conseguido cerrando todo el ocio nocturno: arruinar de manera innecesaria a miles de familias que viven del sector”, ha reprochado Boadas, que asegura que la gente se seguirá reuniendo en lugares sin medidas de seguridad.
El presidente de Fecasarm, David López, ha argumentado que los locales de ocio nocturno funcionan con un 50% de aforo, con medidas de prevención y control y con los clientes sentados en mesas y sillas y en grupos reducidos, por lo que cree que son “espacios más que seguros”.