La Generalitat pierde un 30% de sus ingresos por la crisis sanitaria
El Govern se aleja de la posibilidad de hacer unos nuevos Presupuestos para 2021 por la previsible inhabilitación de Torra
El hundimiento de los ingresos tributarios en la primera mitad del año ha confirmado los reproches que el vicepresidente económico de la Generalitat, Pere Aragonès, tuvo que escuchar cuando aprobó los Presupuestos de este año: nacían superados por la pandemia y debían ser reconfigurados. El Govern ha visto cómo la recaudación que no depende del sistema de financiaci...
El hundimiento de los ingresos tributarios en la primera mitad del año ha confirmado los reproches que el vicepresidente económico de la Generalitat, Pere Aragonès, tuvo que escuchar cuando aprobó los Presupuestos de este año: nacían superados por la pandemia y debían ser reconfigurados. El Govern ha visto cómo la recaudación que no depende del sistema de financiación —los ingresa directamente— se desplomaba un 29% y los ingresos resistían por las transferencias estatales. El problema ahora es que ni se han reconfigurado las cuentas para gestionar la crisis sanitaria y se aleja la opción de gobernar 2021 con otras.
Cinco meses han bastado para hacer añicos las previsiones con las que se elaboraron los Presupuestos para este año, los primeros aprobados en tres años. Incluso se ha evaporado el compromiso de Quim Torra de convocar elecciones, que previsiblemente dejará al albur de lo que suceda tras su supuesta inhabilitación como presidente por parte del Tribunal Supremo, una vez sacadas adelante las cuentas públicas. Si el alto tribunal así lo decide, dejará al Gobierno en funciones y se esfumarán las opciones de elaborar unos nuevos Presupuestos —la ley lo impide y Aragonès lo ha reconocido recientemente— con un escenario más realista y pormenorizado de la situación.
Desde el Departamento de Economía se defiende que la voluntad de elaborarlos existe, pero que igualmente no existen las estimaciones económicas que tiene que facilitar el Gobierno central ni otros factores decisivos para ajustarlos, como el límite de déficit. Lo cierto es que apenas le queda tiempo para empezar a tramitar la ley, cuyo proceso no debería demorarse más allá del 10 de octubre. No cumplir con esa fecha le obligaría a prorrogar y no cumplir uno de los argumentos que Aragonès defendió para aprobar los de este año: unas nuevas cuentas eran el mejor instrumento para cualquier ejecutivo que saliera de la nueva contienda electoral que entonces ya se daba por descontada para este año.
El Govern contempla la posibilidad de que la economía catalana se desplome un 10% este año, ante las previsiones originales de un crecimiento del 1,9%. Esa diferencia supone una contracción de la recaudación sustancial respecto a lo calculado para este año que ya se está dejando notar en los ingresos de la Generalitat del primer semestre, en el que la pandemia dejó su rastro en los últimos dos meses y medio.
Los tributos que ingresa directamente la Administración autonómica y que no dependen del reparto del sistema de financiación, ya sean propios o cedidos por el Estado, sufrieron ese periodo de seis meses una caída del 30% respecto a hace un año. Esos 1.146 millones de euros son el resultado de diferentes impactos: desde el hundimiento de la economía hasta la reducción de recaudación por las medidas lanzadas por la Generalitat para minimizar el impacto sobre contribuyentes con problemas económicos generados por la covid.
En el tercer trimestre, con toda la campaña turística de verano destruida, el impacto será superior. Para muestra un botón: hasta junio, perdida toda la actividad asociada al turismo de negocios (como el Mobile World Congress) y la Semana Santa, la tasa turística solo aportó a las arcas autonómicas 804.000 euros. Hace un año hasta junio aportó 21,8 millones. La reducción es del 98%, según el último informe trimestral de ingresos de la Generalitat.
La tasa turística es el segundo mayor de los tributos propios gestionados por la Agencia Tributaria de Cataluña. El primero, el que grava la actividad de las grandes superficies comerciales cayó un 28,2%, lo que supuso recursos por un importe de 16 millones de euros. Y la reducción del consumo en establecimientos de hostelería a causa del confinamiento también redujo un 44,8% la recaudación del tributo sobre bebidas azucaradas (8,4 millones).
El gran impacto
El gran golpe, sin embargo, llegó de los impuestos estatales cedidos a las comunidades autónomas. El de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, que grava la compraventa de bienes inmuebles y vehículos de segunda mano, ha sufrido también la falta de actividad, reduciéndose un 20,8% (hasta 815 millones) respecto a los datos de hace un año, mientras que el de Sucesiones y Donaciones evolucionó a un ritmo similar (-21%) y solo supuso unos ingresos de 202,6 millones de euros. E igual sucedió con el juego, cuyos gravámenes fiscales dejaron solo 28,5 millones (un 73% menos), y el Patrimonio, que apenas aportó 11,5 millones, un 54% menos.
La caída de los ingresos propios y el aumento de los gastos han podido ser compensados, reconoce la propia la Generalitat, por el avance de las transferencias del Estado vinculadas al sistema de financiación. Es habitual que esos recursos lleguen en julio, pero a la causa de la covid el Gobierno los traspasó en abril pasado.