Un paseo cinematográfico por el barrio chino
La historiadora Celia Marín utiliza fragmentos de películas históricas en su conferencia ‘Imagen y relato...’, desde el Muhba
Los bajos fondos… Esos barrios “populares”, “pobres”, criminales”, hasta “feos”, como se definen en la película Sin la sonrisa de Dios, que han tenido y tienen todas las ciudades del mundo son el objeto de la conferencia Imagen y relato. La visión de los bajos fondos de Barcelona a través del cine, de la arquitecta e historiadora Celia Marín Vega, en el marco del ciclo de conferencias Diàlegs del Park Güell, que el Museo de Historia de Barcelona (Muhba) ofrece este miércoles (...
Los bajos fondos… Esos barrios “populares”, “pobres”, criminales”, hasta “feos”, como se definen en la película Sin la sonrisa de Dios, que han tenido y tienen todas las ciudades del mundo son el objeto de la conferencia Imagen y relato. La visión de los bajos fondos de Barcelona a través del cine, de la arquitecta e historiadora Celia Marín Vega, en el marco del ciclo de conferencias Diàlegs del Park Güell, que el Museo de Historia de Barcelona (Muhba) ofrece este miércoles (19 horas) en formato online debido a la crisis del coronavirus.
El concepto de bajos fondos, explica Marín (sin que decirlo sea ningún espóiler), viene de lejos, desde esos bas-fonds a los que ya se refería Balzac. Pero en Barcelona se empieza a hablar de ellos entrado el siglo XX, en la revista L’Esquella de la Torratxa. Poco después, el cronista Paco Madrid ya se refiere al “famoso” barrio chino, criticando al poeta y novelista francés Francis Carco: “El distrito 5º -escribía Madrid en 1929, año de la Exposición Universal- y el barrio chino, nuestra solemne zona roja, no es ni en mucho la silueta verdadera de los barrios bajos que ha pintado Francis Carco”. Y habla de “bajos fondos forjados en la mente” de alguien a quien califica de “cabotin [comediante] de la literatura prohibida”. Lo cierto es que al otro lado de los Pirineos se llegó a crear una leyenda sobre estas callejuelas a la orilla izquierda de las Ramblas: “Santiago Rusiñol quiere solicitar del Ayuntamiento la pronta construcción del distrito 5º tal como tal como lo ha visto y descrito Carco, para no decepcionar a los turistas que paseen por por Barcelona durante la próxima Exposición”, prosigue Paco Madrid en su artículo ‘El famoso barrio chino de Barcelona’, en Estampa. Un barrio muy parecido al que Jean Genet describe en Diario de un ladrón, “de calles estrechas, oscuras y sucias”.
Después de todo, comenta Marín, tampoco había chinos en el actual Raval. Pero la influencia cinematográfica es demoledora: estamos acostumbrados a ver en la gran pantalla los barrios chinos de Nueva York, San Francisco, Londres… como centros de delincuencia, marginación, narcotráfico... Está claro que, por un puro símil, ese territorio entre el puerto, el Paralelo y las Ramblas de Barcelona tiene que ser un “barrio chino”.
Marín nos paseará por esa retícula de estrecheces (no solo físicas: sobre todo sociales, económicas, culturales), de ropa tendida en los balcones, músicos callejeros, chavales fumando, vendedores ambulantes… desde la Guerra Civil hasta el siglo XXI a través de fragmentos de seis películas: La Bandera, de Julien Duvivier (1934); Barrios Bajos, de Pedro Puche (1937); La Calle Sin Sol,de Rafael Gil (1950); Sin La Sonrisa de Dios, de Julio Salvador (1955); Perros Callejeros, de José Antonio de la Loma (1977), y el documental En Construcción, de José Luis Guerín (2001). Un recorrido cinematográfico y sociológico que le va a servir para mostrar cómo a través del cine se construye una imagen y un relato de lo que son los bajos fondos, de Barcelona en concreto.
Hay escenas de La bandera, película que narra la huida de un delincuente francés que se refugia en el Chino de Barcelona en los primeros años 30, en las que parece que las descripciones de Josep Maria Plana en su libro Nits de Barcelona (1931) tomen movimiento: “Las casas y la personas participan del mismo aire de miseria (…). El gran rectángulo turbio de La Criolla está lleno de humo, de tango, de obreros, de soldados, de mujeres despintadas, de marineros, de gritos y de jolgorio”, escribía el periodista en referencia a uno de los focos de animación para gente del más variado pelaje.
Barrios Bajos, película filmada en 1937 es un auténtico documento por estar realizada, en plena Guerra Civil, por el Sindicato de la Industria del Espectáculo, anarquista. Pedro Puche ya traza una comparativa visual entre los barrios altos y unos barrios bajos amables, incluso, donde la redención es posible. En La calle sin sol o Sin la sonrisa de Dios, ya impera la visión franquista y la mirada es otra: no hay referencia a la prostitución, por ejemplo.
El color aparecerá con la mítica Perros callejeros, que, igual que en Sin la sonrisa de Dios, empieza con unas maravillosas tomas de la Barcelona más de postal (germen de la Barcelona turística) que se desplazan, ya no al Chino, sino al arrabal: los bajos fondos se han trasladado a la periferia, a los polígonos de viviendas en las que se hacinan los inmigrantes venidos del sur. El decorado es otro, pero el espíritu de la delincuencia es el mismo. El documental En construcción, que muestra el barrio bajo el peligro de la picota, servirá de colofón.