Junts y ERC se enfrentan ahora por la actualización de los presupuestos catalanes
Los neoconvergentes acusan a los republicanos de defender “recetas mágicas”
La comisión para modificar las partidas del Presupuesto de la Generalitat recién aprobado y actualizarlo para hacer frente a la crisis de la covid-19 también es el reflejo de las complicadas relaciones entre los socios del Govern, Junts per Catalunya y Esquerra Republicana. Ambas formaciones se acusan mutuamente de abordar los cambios no solo pensando en la llamada “reconstrucción” sino también en las elecciones. Los neoconvergentes denuncian...
La comisión para modificar las partidas del Presupuesto de la Generalitat recién aprobado y actualizarlo para hacer frente a la crisis de la covid-19 también es el reflejo de las complicadas relaciones entre los socios del Govern, Junts per Catalunya y Esquerra Republicana. Ambas formaciones se acusan mutuamente de abordar los cambios no solo pensando en la llamada “reconstrucción” sino también en las elecciones. Los neoconvergentes denuncian que los republicanos venden “recetas mágicas” mientras que en ERC ven en Junts cierta reticencia a replantear proyectos que podrían darles réditos electorales.
Ambas formaciones ya chocaron, por ejemplo, con la fiscalidad para conseguir más recursos. En la cúpula de Junts per Catalunya no sentó muy bien que el vicepresidente económico, Pere Aragonès, en un primer momento asegurara que no era necesario subir impuestos y fiara la llegada de más dinero a los fondos especiales del Gobierno central y a Europa. “Los gastos son de tal magnitud que esto solo puede ser financiado de forma inmediata mediante el endeudamiento”, defendió Aragonès el pasado sábado, cuando junto con el president Quim Torra se anunció la puesta en marcha de la comisión.
“No podemos crear esas falsas expectativas ni proponer soluciones mágicas”, critica un dirigente de Junts per Catalunya, que añade que ve a Esquerra “muy temerosa”. Si bien Aragonès no ha cerrado la puerta a una revisión fiscal —“en un momento de excepcionalidad no se pueden hacer afirmaciones rotundas”, dijo el sábado—, fue el propio Torra el que mostró el camino a explorar esa vía, un mensaje que por cierto también se contradice con lo defendido hace unos días por la portavoz del Ejecutivo, Meritxell Budó, que abogó por “no castigar más a las familias”.
En las filas republicanas recuerdan que las nuevas cuentas ya implican algunas subidas de impuestos o hay nuevas figuras impositivas. Junts per Catalunya cree, además, que es momento de poner especial énfasis en el llamado déficit fiscal. Torra defendió ayer, en unas jornadas de la Cámara de Comercio de Barcelona, que los 16.000 millones de euros que el Estado ha anunciado para las autonomías “son sencilla y llanamente el déficit fiscal anual que el Estado tiene versus Cataluña”.
Los dos socios coinciden en que, más allá de la coyuntura de este ejercicio, el reto verdadero son los próximos años. “La mirada tiene que ser larga”, dice un líder neoconvergente. “Lo difícil serán las cuentas de 2021 y 2022”, recuerda una fuente de ERC. El problema es que esta mirada más ambiciosa implica pactar temas que comprometen el futuro político en liza de ambas formaciones y surge el problema de los apoyos parlamentarios. Budó defendió el pasado martes que “la mayoría de las modificaciones presupuestarias no tienen porque pasar por el Parlament” pero habrá otras que sí. Los comunes, como padres de las nuevas cuentas, también piden pista en las modificaciones. De momento, dicen en Catalunya en Comú Podem, no les han llamado.
Los neoconvergentes también ponen en duda el “mantra” republicano de que no habrá recortes. En ERC creen que los departamentos sí tendrán que repensar algunos proyectos —“estamos todos obligados”, dicen desde la cúpula republicana— si bien aún no hay alguna restricción clara sobre la mesa. En la recta final de una legislatura hay mucho interés por mostrar obra de Gobierno y nadie duda que habrá tensiones en ese aspecto.
Pese a ello, iniciativas que al principio de la legislatura despertaban algunas suspicacias como el plan de extensión de la fibra óptica del departamento de Políticas Digitales ha demostrado su sentido durante los más de 60 días de confinamiento y de cara a un nuevo modelo laboral con más peso del teletrabajo.
Ahorro del confinamiento
Una de las propuestas que evaluará la comisión creada para la reconstrucción es utilizar los remanentes de los proyectos que han quedado congelados estos tres meses de parón por el confinamiento del coronavirus para dedicarlos a políticas de impulso social y económico.
Pese a que se da por hecho que la mayor fuente de recursos vendrá por parte del fondo para las autonomías de 16.000 millones anunciado Gobierno (que llegará en dos tramos, en junio y en octubre) se buscan fórmulas para tener recursos más rápidamente.
Algunos departamentos neoconvergentes abogan por no tocar de momento la asignación global de cada consejería en las cuentas aprobadas el pasado mes de abril pero sí destinar a las áreas social y económica los recursos que estaban programados anualmente para determinada obra o programa y que no se ejecutaron durante el parón. Una reprogramación de las inversiones permitiría dotar así a otros programas en otro departamento. Actualmente no hay un cálculo sobre cuánto dinero podría implicar. Pero, por ejemplo, en el caso de una gran obra pública, dejar de abonar una certificación de obras puede implicar rescatar cientos de miles de euros.