La rebelión del granjero que tiró 2.500 litros de leche
Tras echar a perder la producción acumulada por la falta de demanda, Valentí Roger ayuda a ganadores y productores
Valentí Roger se le escapaban la rabia y la impotencia por los ojos mientras se grababa con su teléfono móvil echando por el desagüe más de 2.500 litros de leche. Frente al rugir del chorro lácteo aparece confesando haber cometido “casi un delito”. La transgresión tenía una circunstancia atenuante, que no hacía menos dolorosa la acción pero sí le otorgaba indulgencia: nadie quería aquella leche. El estallido del coronavirus y el obligado confinamiento frenó en seco la producción de quesos y yogures artesanos, principal canal de venta de la leche de Can Roger, una granja de Cardedeu especializa...
Valentí Roger se le escapaban la rabia y la impotencia por los ojos mientras se grababa con su teléfono móvil echando por el desagüe más de 2.500 litros de leche. Frente al rugir del chorro lácteo aparece confesando haber cometido “casi un delito”. La transgresión tenía una circunstancia atenuante, que no hacía menos dolorosa la acción pero sí le otorgaba indulgencia: nadie quería aquella leche. El estallido del coronavirus y el obligado confinamiento frenó en seco la producción de quesos y yogures artesanos, principal canal de venta de la leche de Can Roger, una granja de Cardedeu especializada en la producción de leche ecológica.
Con el mercado estancado, el tanque frigorífico de Can Roger quedó henchido de producto e hizo falta abrir el desagüe para liberar espacio para la leche nueva. “Busqué y rebusqué, incluso la regalaba, pero no la quiso nadie”, lamenta Valentí. Está al cargo de 60 vacas que dan 1.300 litros de leche diarios y, en 2014, viendo los bajos precios que fijaba la gran industria láctea para los productores, hizo una apuesta por convertir Can Roger en una granja ecológica. “Te permite no depender de las grandes marcas y tener una clientela diferente”, remarca. Pequeños obradores de quesos y yogures y negocios artesanos que trabajan el producto de proximidad pasaron a absorber la leche que ordeña Valentí a diario. El coronavirus cortó el flujo de cuajo.
Cuando se le pasó el disgusto del deliberado derrame lácteo, Valentí se puso manos a la obra para evitar otro desperdicio de leche. Entabló contacto con un distribuidor de productos agroalimentarios y éste le dijo que, si lograba convertir la leche sobrante en quesos, él se encargaría de colocarlos en el mercado. “Yo no elaboro, pero hablé con un ganadero vecino mío que sí se dedica a hacer queso y le propuse la idea”.
El vecino es el dueño de la granja Can Bordoi, de Sant Antoni de Vilamajor, que bajo la marca Mogent produce quesos, yogures, flanes, mantequilla, nata y requesón. “Ahora harán una gama de ecológicos con la leche de mi granja”, apunta Valentí, satisfecho de un proyecto por el que ya se ha interesado la cadena Condis pero que, sobre todo, le soluciona el excedente de leche que sufría. “Al final, se trata de ponernos de acuerdo los productores y los elaboradores de proximidad”.
Consciente de que el suyo no ha sido un caso aislado y de que hay mucha leche empantanada en las granjas, Valentí ha impulsado una red cooperativa mediante una campaña de crowdfunding. A través de su mujer, Maria Isabel Gabarró, Valentí entró en contacto con la comercializadora Robin Good, una empresa que se presenta como “la primera marca de alimentos procedentes de empresas sociales”. Si fijaron como objetivo recaudar 10.000 euros para crear un fondo común que, mediante la compra de quesos por encargo, ayude a dar salida a la leche que quede inmovilizada en las granjas por falta de demanda. Cada aportación de dinero a ese fondo da derecho a obtener un kilo de queso y contribuye, en caso de otro bloqueo de mercado, a pagarle la leche al productor, el trabajo de elaboración y maduración al quesero y los gastos de distribución. “El objetivo es que no se tenga que tirar ni un litro de leche”.
El virus ha golpeado varios eslabones de la cadena alimentaria y, con la gente abocada a los lineales de los supermercados, pequeñas empresas y elaboradores que fían sus productos a los restaurantes, a las tiendas especializadas, a los mercados ambulantes y a las ferias, se han quedado sin ventas. Para tratar de dar salida al acopio de producto acumulado, Marta Roger, maestra quesera y hermana de Valentí, ha rediseñado su página web, lapaissa.cat, con el objetivo de ayudar a los pequeños productores que se han quedado en la estacada.
Apuesta por la ganadería
Nombre. Valentí Roger. ¿Qué hacía antes de la crisis? Hace años decidió apostar por la ganadería y la agricultura ecológica para revalorizar el producto y no depender de las grandes compañías lecheras. ¿Qué hará después de la crisis? Seguir trabajando para proveer a sus clientes, básicamente pequeños productores de quesos y yogur, y reivindicar el producto de proximidad.