La rebelión de los modelos que posan para alumnos de Bellas Artes
Los profesionales que hacen de estatuas en vivo para los alumnos de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, la única de Europa que trabaja con ellos en todos los cursos de la carrera , anuncian una huelga para exigir mejoras laborales
Su trabajo no existe y por eso son únicos. Son los bocetos reales a partir de los que los alumnos aprenden a dibujar un bíceps o a cincelar una sonrisa. Son los modelos en vivo, las personas que se pasan horas quietas en la misma postura para que los estudiantes de Bellas Artes de Sevilla perfeccionen su técnica. Esa facultad es la única de Europa que ofrece clases con estas estatuas vivientes en todos los cursos de la carrera, una excepción que se ha convertido en uno de sus principales reclamos. ...
Su trabajo no existe y por eso son únicos. Son los bocetos reales a partir de los que los alumnos aprenden a dibujar un bíceps o a cincelar una sonrisa. Son los modelos en vivo, las personas que se pasan horas quietas en la misma postura para que los estudiantes de Bellas Artes de Sevilla perfeccionen su técnica. Esa facultad es la única de Europa que ofrece clases con estas estatuas vivientes en todos los cursos de la carrera, una excepción que se ha convertido en uno de sus principales reclamos. Sus 19 componentes buscan, sin embargo, mejoras laborales que dignifiquen a esta profesión inexistente, pero esencial en la formación de un artista, y en los próximos días irán a una huelga indefinida para visibilizar su situación.
“Queremos estabilidad laboral y mejores condiciones salariales”, resume Cristian Carcereri, uno de los representantes sindicales de los modelos en vivo. Aprovecharon el inicio del curso para hacer públicas sus reivindicaciones bajo el paraguas del sindicato SAT, pero como ni la Universidad ni la empresa que los subcontrata han mostrado interés por escucharlos, van a dar un paso más. “Vamos a la huelga indefinida, aún no sabemos la fecha, pero hemos hecho un calendario de propuesta de actividades que van de lo teatral a lo artístico para que los días de paro no sean días vacíos, para que en esos días, en lugar de con un megáfono, estemos en la facultad o el Rectorado haciendo lo que mejor sabemos hacer, que es posar, pero utilizando herramientas artísticas y mostrando la importancia de nuestro trabajo a la sociedad. Es una forma de que los alumnos sigan trabajando y nosotros mostrarles que estamos pidiendo algo que nos merecemos”, explica.
Hace más de cuatro décadas, estos profesionales eran considerados personal laboral de la Universidad de Sevilla, pero desde finales de los noventa se decidió privatizar sus servicios y se subcontrató una empresa externa. Se les paga por minuto y al comienzo de cada cuatrimestre se establece un horario con las horas que cada curso va a necesitar de su trabajo, que se reparten entre ellos en virtud de la veteranía. “Con lo que nos pagan llegamos a cobrar entre 600 y 800 euros al mes y no alcanzamos el salario mínimo, y ese sueldo no es fijo, porque con una semana de antelación nos pueden cancelar las clases y nos quedamos sin cobrarlas”, añade. “Pedimos que, si no podemos volver a ser considerados personal laboral, al menos en los pliegos de los contratos aparezcamos como personal subrogable, para que se garantice nuestra continuidad”.
Fuentes de la Universidad de Sevilla indican a este diario que Bellas Artes es la única facultad que mantiene el programa de los modelos en vivo, “que presenta muchas aristas”, precisan, pero que “se ha mantenido por la calidad de la docencia”. Otras facultades de Bellas Artes, como la de Granada o la de Madrid también utilizan modelos en vivo, pero de manera ocasional y no en todos los cursos de la carrera -salvo en primero- como la de Sevilla. También llaman la atención sobre el hecho de que el pliego de condiciones para la nueva subcontrata ―con un vigor de un año, prorrogable a otro y que aún no se ha adjudicado―, mejora las condiciones laborales del anterior, incrementando en un 10% el precio por hora y computando dentro de ese pago los minutos que el profesional necesita para cambiarse, que antes no se incluían en el sueldo. En todo caso, recuerdan, estos trabajadores no dependen de la entidad, sino de su empresa.
Carcereri añade: “Nuestra situación hace que estemos desamparados, por eso lo que pedimos son pliegos con unas condiciones dignas que nuestra empresa pueda acatar. En el anterior pliego había varias que eran abusivas”, señala. Sobre el incremento del precio por hora reconoce que “es un avance”. “Pero si me reducen la clase cinco minutos o no me pagan lo que me cuesta desplazarme de un aula a otra, nos quedamos igual”, apostilla y apunta al hecho de que las nuevas bases puntúan más a las ofertas con menor precio. “Queremos tener las mismas condiciones que el resto de subcontratas de la universidad”, abunda.
“Reclamamos tanto a la Universidad como a la empresa. A la primera que tenga una responsabilidad social hacia nosotros y a la empresa que reduzca su margen de beneficio”, indica Carcereri, quien señala que de los 38 euros la hora que está estipulado en el pliego a ellos les llegan 17. Este diario ha tratado de recabar la versión de Serveo, la actual empresa adjudicataria, sin éxito. El modelo en vivo puntualiza que sus reivindicaciones no apuntan en puridad a la Facultad de Bellas Artes, de la que han constatado su compromiso con su trabajo: “Siempre ha mostrado interés y el decano sabemos que nos valora y ha hecho todo lo que ha podido por nosotros”.
Absoluto control del cuerpo
Su trabajo no puede hacerlo cualquiera. Mantener una postura hierática durante varias horas y atendiendo a las peticiones de los alumnos requiere del dominio de técnicas de yoga y relajación. Es una actividad artesanal que exige un férreo control del cuerpo, pero también un cuidado constante para preservar las características que les diferencian de otros y por las que se les precisa en función de las clases. “Unos somos fibrosos, otros más gorditos, con unos rasgos determinados… Nosotros dominamos nuestro cuerpo”, indica Carcereri. Pero más allá de las posturas que les puedan requerir los alumnos –”algunos te piden que te pongas colgado de una barra”-, lo que les diferencia es que están vivos. “Tenemos una esencia y eso los alumnos también lo tienen que captar en sus trabajos”, apunta el modelo.
Carcereri no puede reprimir la nostalgia cuando habla de su oficio que la propia Facultad de Bellas Artes va postergando. “Cada vez están recortando las horas a las clases con modelos en vivo, con el nuevo Plan Bolonia se redujeron bastante y en algunas ocasiones nos amenazan con sustituirnos por maniquíes”, señala. Hace unos años llegaron a ser hasta 25, y ahora quedan 19, que llevan entre 25 y 20 años haciendo de modelos en vivo. “El que menos, lleva 16 años aquí”, puntualiza. “Sevilla es la única universidad que ha mantenido el clasicismo y nosotros somos un pilar clave de la facultad, pero somos muy caros y ahora se ponderan más los temas económicos”, añade. En 2011, los modelos en vivo ya protagonizaron movilizaciones para conseguir mejoras laborales. Entonces convocaron una serie de huelgas en la misma línea que la que ahora preparan.
La mayoría de ellos compagina su trabajo de esbozos humanos con otras profesiones. Muchos son licenciados en Arte Dramático, Artes Escénicas, Bellas Artes o son técnicos de Fotografía, tienen doctorados… Hay hasta quien se puso bajo la piel de Curro en la Expo 92. Sin embargo, no siempre es fácil poder acoplar las clases en la facultad con sus otros oficios porque en las cláusulas se estipula que la empresa debe cubrir las ausencias no previstas con modelos de características similares a quien haya causado baja. “Esto en muchas ocasiones nos impide comprometernos con otros trabajos porque tenemos que estar de guardia por si ocurriera cualquier imprevisto, por eso pedimos que se nos permita una mejor conciliación”, indica Carcereri.
Desde la Universidad se reconoce que este pliego es “peculiar” por el objeto y que no todos los profesores están a favor de utilizar modelos en vivo e insisten en que el trato hacia ellos es “exquisito”. “La temperatura y la luz del aula se establecen en función del modelo”, señalan las fuentes consultadas. Carcereri ratifica que en los últimos años se ha instalado aire acondicionado, pero que al final depende de cada profesor las condiciones en las que está el aula. Saben también que entre el cuerpo docente cuentan con la simpatía de muchos, pero que otros, aseguran, piensan en prescindir de sus servicios, y que tienen el apoyo unánime de los alumnos.
“Somos una pieza fundamental. En las facultades en las que se ha prescindido de los modelos en vivo se han quejado de que ha mermado la calidad de la enseñanza”, se reivindica Carcereri. Sus posados eternos son un elemento fundamental de la parte práctica de las asignaturas. Un maniquí nunca podrá presentar los contornos de la anatomía real ni la respiración. Los alumnos saben de su importancia y por eso se decantan por Sevilla. Ahora, reivindican su excepcionalidad.
Polémica con las fotos
Los nuevos pliegos de la subcontrata de los modelos en vivo garantiza la protección de la imagen y de la propiedad intelectual de los modelos en vivo y también eleva el precio para las sesiones en las que los alumnos deban fotografiarlos. Las bases prohíben a los alumnos divulgar las imágenes que tomen de ellos o compartirlas en redes sociales, hasta el punto de que puede generar responsabilidad disciplinaria, civil y administrativa. Las fuentes de la Universidad de Sevilla consultadas consideran esta incorporación un avance importante en la garantía de derechos de estos profesionales, pero ellos demandan que no se permita que las fotografías se tomen con dispositivos móviles y que se destruyan una vez que terminen las clases. “Una vez que se difunden en redes, es difícil encontrar el origen, pero ya no es solo eso, es que, aunque no las suban, si están en su álbum en el móvil cualquier otro amigo puede verlas y no nos sentimos cómodos con eso”, explica Cristian Carcereri, uno de sus representantes sindicales.