Rajoy, ante Feijóo: “A un extremista no se le puede oponer otro extremista, sino el moderantismo”
El actual líder del PP aprovecha la presentación del libro del expresidente para disparar contra Sánchez: “El negociador de la moción de censura puede acabar en prisión”
Fue el último en hablar y el que menos habló, pese a ser el protagonista del acto, ya que se presentaba su nuevo libro, El arte de gobernar, de la editorial Almuzara, que dirige Manuel Pimentel, ministro de Trabajo con José María Aznar. Y lo hizo en su propio idioma, el rajoniano: “A veces es urgente esperar”; “Sé que mucha gente que me votó y que no me votó no piensa igual, pero cada uno es como es y yo soy como soy...”; “Los aranceles son malos para todo el mundo, incluida esa persona en la que están pensando [Donald Trump]”. No dijo “chisgarabís”, pero sí “guardarropía”. Y pro...
Fue el último en hablar y el que menos habló, pese a ser el protagonista del acto, ya que se presentaba su nuevo libro, El arte de gobernar, de la editorial Almuzara, que dirige Manuel Pimentel, ministro de Trabajo con José María Aznar. Y lo hizo en su propio idioma, el rajoniano: “A veces es urgente esperar”; “Sé que mucha gente que me votó y que no me votó no piensa igual, pero cada uno es como es y yo soy como soy...”; “Los aranceles son malos para todo el mundo, incluida esa persona en la que están pensando [Donald Trump]”. No dijo “chisgarabís”, pero sí “guardarropía”. Y provocó bastantes más risas de las que hubo hace solo unas semanas en ese mismo espacio, el auditorio Rafael del Pino de Madrid, cuando otro expolítico, su predecesor en el PP, presentaba libro, este titulado Orden y libertad. También había más caras amigas: le acompañaban sus gabinetes entre 2011 y 2018 casi al completo, incluido el exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, a la espera de juicio por el caso Kitchen y para el que piden 15 años de cárcel. Y no estaba Aznar, al igual que en la presentación de Aznar tampoco estuvo Rajoy.
El expresidente, escudado en la mesa por el aspirante, Alberto Núñez Feijóo, y por Benigno Pendás, al frente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, habló de su libro, cosa que apenas hizo el actual líder del PP, quien dedicó prácticamente toda su intervención a cargar contra el actual jefe del Ejecutivo y explicar lo que piensa hacer cuando llegue a La Moncloa -lo que dio por hecho- como “derogar todas las leyes dañinas”. “El negociador de la moción de censura [contra Rajoy en 2018]”, declaró el líder de la oposición, “puede acabar en prisión y ha confirmado que la negociaron en un caserío con un terrorista [en alusión a las declaraciones del exministro socialista José Luis Ábalos asegurando que a él le habían confirmado que Pedro Sánchez se reunió con Arnaldo Otegi, líder de EH Bildu, para recabar su apoyo para desalojar a Rajoy de La Moncloa, lo que tanto el presidente del Gobierno como el propio Otegi desmienten]. La moción de censura de 2018 [por la sentencia del caso Gürtel], añadió Feijóo, “fue el instrumento con el que empezó la trama corrupta. La justicia ha cercado ya a tres de los cuatro pasajeros del coche de las primarias [por las que Sánchez fue elegido como secretario general del PSOE] y quién sabe si no terminará cercando al 1 [en alusión al propio Sánchez]. Hoy no es un buen día para ser cómplice del Gobierno. Cualquier Gobierno decente caería al completo, pero España no tiene un Gobierno decente”, sentenció.
Previamente, a modo de introducción, Feijóo había alabado “el sosiego” de Rajoy y citado una de las frases de su libro, cuando el expresidente recuerda que “el tiempo dedicado a la preparación de un debate nunca es tiempo perdido”. Precisamente este miércoles, en la sesión de control al Ejecutivo celebrada en el Congreso, el líder del PP no salió muy bien parado. Feijóo se había preparado una frase con afán de titular para describir la coyuntura actual de Sánchez como la “anatomía de un farsante”, en alusión a la serie Anatomía de un instante, sobre el 23-F. Pero no calculó bien los tiempos y por el micrófono solo se le oyó decir: “Anatop”. A los diez minutos, las redes sociales se habían llenado de memes mofándose de ello.
El líder de los populares también se aventuró, durante su intervención en la presentación del libro de Rajoy, a adivinar los titulares de la prensa al día siguiente, pero volvió a fallar. “Los periodistas titularán ‘Feijóo se rajoiza, igual que otro día dicen que me parezco a Aznar. La verdad es que no tengo ningún problema con que me comparen con los dos mejores presidentes del Gobierno que ha tenido este país. Con Zapatero tengo el buen gusto de no hablar”, señaló.
Tras escuchar a Feijóo, Rajoy alertó de los peligros de dejarse arrastrar por los populismos, es decir, “la extrema derecha, la extrema izquierda, la extrema nada y la extrema estupidez” y lanzó un aviso a navegantes: “A un extremista no se le puede oponer otro extremista, sino el moderantismo, la sensatez y el sentido común. Un gobernante no puede comportarse como un doctrinario cualquiera”. El sucesor de Aznar pidió que no se recurra, en el debate sobre la inmigración, a “declaraciones incendiarias” y que no se “olvide” que la mayoría vienen a “ganarse la vida dignamente”. Feijóo, presionado por el ascenso de Vox, ha endurecido en los últimos meses su discurso sobre el asunto y en más de una ocasión ha vinculado directamente inmigración con delincuencia.
Rajoy, fuera de la política desde que en 2018 recuperó su plaza de registrador de la propiedad, se mostró contrario a las exigencias de transparencia sobre el patrimonio de los políticos y a las restricciones que encuentran una vez que vuelven al sector privado. “Hoy, una persona que decide dedicarse a la política se convierte en un presunto sospechoso y tiene que enseñar a todos sus declaraciones de impuestos y dar a conocer su patrimonio. Los que tienen más son más castigados por la opinión pública y además, se les declara incompatibles para toda actividad profesional y cuando vuelven a su profesión arrastran una especie de estigma. Yo me declaro en contra de las leyes de incompatibilidades y de lo que llaman puertas giratorias. Un político tiene derecho a la vida, como cualquiera”. Uno de sus ministros, Cristóbal Montoro -uno de los pocos de su gabinete que no acudió al acto- está siendo investigado precisamente por supuesto tráfico de influencias a través del despacho que había fundado.
El expresidente del Gobierno aprovechó la ocasión para defender al rey emérito, quien no fue invitado por La Zarzuela al acto institucional con motivo del 50 aniversario de la restauración de la monarquía en España: “No me olvido del rey Juan Carlos, que pilotó la Transición a la democracia y nos dio los mejores años de bienestar en nuestro país”, dijo, antes de escuchar un aplauso del público.
Rajoy, que previamente criticó el exceso de regulación que a su juicio, lastra a los emprendedores, pidió al Gobierno que legisle para restringir el uso de las redes sociales. “Al principio”, señaló, “parecían un agente democratizador, pero empiezan a ser un problema capaz de desestabilizar a un país porque tienen una gran capacidad para difundir mensajes radicales, injuriar y calumniar. A veces da la impresión de que la opinión de un energúmeno vale lo mismo que la de un premio Nobel. La democracia tiene que regular esto igual que hizo con lo analógico”.