Las yemas de las monjas de Santa Teresa se suben al carro de Rosalía (pero las fabrica una empresa)
Un obrador de los dulces en honor a la religiosa aprovecha en Ávila el tirón de la artista para añadir vino de Sauvignon Blanc, en alusión a una canción de su disco ‘Lux’
El nuevo disco de Rosalía, Lux, ha abierto un nuevo mundo al dulce legado de Santa Teresa de Ávila. La culpa la tiene la canción Sauvignon Blanc, un tipo de uva que ha iluminado a la comercializadora de yemas de Santa Teresa, que trabaja sobre una receta tradicional de 1860, para renovarla con un toque moderno. La empresa, que no pertenece a monjas o a religiosas sino que mantiene la herencia de ese postre tradicional, ha emulado en su producto el velo blanco que luce la cantante en la portada en lo que está siendo un éxito de ventas. Esta edición especial de “Yemas de Lux” promete “Ternura pal’ café” y la compañía está intentando enviarle unas muestras a Rosalía, golosa y repostera confesa, para que cate el dulce resultado de su producción musical. De momento, difícil, como abastecer la tremenda demanda.
“Las auténticas Yemas con Sauvignon Blanc. Nuestra tradicional Yema de Santa Teresa se viste con un delicado velo de Sauvignon Blanc. Una uva muy aromática que realza la nitidez y pureza de la yema de huevo. El resultado es una sorprendente experiencia de placer y emoción, donde la suavidad de la yema artesanal se funde con las notas aromáticas y cítricas del Sauvignon Blanc”, informa la página web de Santa Teresa, una empresa especializada en alimentación. La directora general, Isabel López, explica que la elaboración de dulces y de yemas, entre otras viandas, comenzó en 1860 en el centro de Ávila y que hace unos años la tercera generación de esa casa abulense lo vendió a la nueva sociedad que lo administra. “Las yemas de Santa Teresa han estado en el obrador desde siempre, tienen más de 165 años, son de las más antiguas de España”, informa la gerente, quien junto a su equipo estaba escuchando el nuevo disco de Rosalía cuando descubrió en el pódcast de The New York Times que la autora admitía que el tema Sauvignon Blanc se debía a Santa Teresa de Jesús por su capacidad para desposeerse de los bienes materiales, fuente de inspiración para la artista… y para la comercializadora.
“Nos lo estamos pasando muy bien, está siendo una semana muy divertida, habíamos hecho yemas con otras combinaciones y vimos claro que hacerlo con Sauvignon Blanc. Lo hicimos de un jueves a un viernes y el lunes estábamos diseñando la imagen y la campaña de comunicación”, describe López, dando lugar al definido como “un homenaje a Rosalía y Santa Teresa”. La responsable del obrador de Santa Teresa destaca que la portada del álbum “es como el logo de nuestra marca deconstruida, el blanco del velo, todo muy asociado, le hicimos el guiño al talento de Rosalía, de coger lo mejor del pasado y traerlo al presente”. “Creemos que su disco será un antes y un después en su carrera y la música”, confía la empresaria, sin parar de despachar, registrar y atender pedidos: el primer fin de semana vendieron rápidamente las 500 cajas preparadas, un estuche de 160 gramos a 12,5 euros por unidad.
“Es una cosa anecdótica, no es el gran negocio porque en navidades vendemos millones de dulces, es un guiño, se menciona la marca y creemos que comparte muchos valores de renovar la tradición y llegar a un público más joven”, observa López, quien ríe porque de momento no se logra el gran objetivo: mandarle unas cuantas yemas a Rosalía. “Sería el culmen, que además le gusta la repostería. Le enviamos al programa La Revuelta porque nos haría mucha ilusión que lo viera, seguiremos intentándolo”, indica la directora general, antes de presentar el producto que tanto está revolucionando el sector del dulce. Todo bajo la receta tradicional, lo de siempre, yema de huevo y azúcar. A partir de ahí, el toque nuevo, bañando esa yema original en vino blanco de Sauvignon Blanc y además incorporándole una “cortecita glaseada, eso que desde fuera parece un velo”. Las dificultades para satisfacer la demanda se deben también a que cogen mucha humedad y los dulces deben dejarse secar un día, ralentizando el proceso pero garantizando la calidad y la textura: “Quedan crujientes por fuera y blanditas por dentro”. La perla, esta vez en el buen sentido, está funcionando gracias a la bendición de Rosalía.