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Un obús de la Guerra Civil oculto entre toneladas de basura en una sima de Gipuzkoa

Artificieros de la Ertzaintza hacen explotar de forma controlada el artefacto hallado durante los trabajos de limpieza de una cueva en Larraul

Lo que no habían imaginado los operarios que estaban vaciando la porquería vertida durante años en una sima de Larraul (Gipuzkoa) es que entre esa montaña de desechos se iban a encontrar con un artefacto explosivo viejo y roñoso. Esto sucedió el pasado 8 de octubre. Eran las diez de la mañana. Un equipo de especialistas colgados de unas cuerdas se había adentrado ese día en una gruta infestada de basura. Estaban participando en la limpieza de la sima Leizeta, una cavidad con forma de cono de unos nueve metros de altura que ya había sido ...

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Lo que no habían imaginado los operarios que estaban vaciando la porquería vertida durante años en una sima de Larraul (Gipuzkoa) es que entre esa montaña de desechos se iban a encontrar con un artefacto explosivo viejo y roñoso. Esto sucedió el pasado 8 de octubre. Eran las diez de la mañana. Un equipo de especialistas colgados de unas cuerdas se había adentrado ese día en una gruta infestada de basura. Estaban participando en la limpieza de la sima Leizeta, una cavidad con forma de cono de unos nueve metros de altura que ya había sido catalogada por la asociación Lurpea Garbi como uno un “punto negro” por una gran acumulación de desechos en su interior.

La retirada de la basura apilada en Leizeta comenzó el día 6 de octubre tras instalar un sistema de cuerdas para descender a la gruta y asegurar previamente que los residuos no estaban contaminados con amianto, explica Uxue Lasa, espeleóloga de Lurpea Garbi (Subsuelo Limpio, en euskera). Dentro, había una tarea ingente por delante para desescombrar la sima: una pila enorme con huesos de animales muertos, vidrios, plásticos, piezas de metal, maderas, restos de material de obra, redes, 24 kilos de pilas… En plena faena para sacar al exterior esta basura, introducida en unas sacas y alzadas con la ayuda de un polipasto, los operarios encontraron un obús de la Guerra Civil, cargado de explosivo y con la espoleta intacta.

“El hallazgo obligó a dar aviso a la Ertzaintza para que se hiciera cargo del proyectil”, relata Lasa. La Policía vasca desplazó a efectivos de su unidad de rescate de montaña y especialista en la desactivación de explosivos. Los artificieros de la Ertzaintza hicieron detonar el artefacto de forma controlada en una campa situada en el exterior de Leizeta. “El obús tenía una longitud de 70 centímetros y, según nos dijeron los artificieros, era una bomba lanzada por la aviación. En esta zona hay varias trincheras que se utilizaron durante la guerra del 36”, señala la espeleóloga. Entre los restos encontrados en la sima también hay un trípode que se usaba para apoyar las metralletas.

Leizeta, en Larraul, figuraba en un listado con un total de 48 simas contaminadas, 21 de estas en zonas kársticas de “gran vulnerabilidad” (13 cuevas y ocho dolinas o sumideros) que estarían afectando a los principales acuíferos de la comarca de Tolosa (Gipuzkoa). Durante la inspección de estos espacios subterráneos, los voluntarios de Lurpea Garbi encontraron al menos 369 metros cúbicos de basura (185 metros cúbicos en zonas kársticas y otros 184 metros cúbicos en superficie). Los trabajos se realizaron en 2024 en una extensión que engloba a 28 pequeños municipios de la citada comarca.

El Ayuntamiento de Larraul ha sido el primero que ha pedido ayuda económica a la Diputación de Gipuzkoa para abordar la limpieza de una de estas simas contaminadas. La institución foral ha aportado 47.000 euros para llevar a cabo estas labores, informa el diputado de Medio Ambiente de este territorio, José Ignacio Asensio: “Larraul ha sido el primero en beneficiarse de la convocatoria de ayudas lanzada para apoyar a los ayuntamientos en la retirada de basura dispersa y la restauración ambiental de zonas degradadas”, afirma tras agradecer la labor realizada por los voluntarios en la limpieza de Leizeta. En este trabajo han participado seis operarios durante los 22 días que ha durado el desescombro, entre profesionales en trabajos verticles de la firma Bertikalan y miembros de Lurpea Garbi.

“Todo el trabajo se ha realizado a mano. Se han sacado un total de 98 sacas llenas de basura. Se han retirado 10 toneladas de residuos”, señala la espeleóloga Lasa. La alcaldesa del municipio, María Teresa Arana (PSE), estuvo presente en la detonación del obús y se realizaron visitas con escolares del municipio para “sensibilizar” a los menores, apunta Lasa, de la importancia de cuidar el medio ambiente. Asensio hace “un llamamiento a los demás ayuntamientos para que se aprovechen de las subvenciones porque entre todos conseguiremos limpiar de basura nuestros entornos naturales”.

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