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Lilith Verstrynge explica por primera vez su marcha de Podemos: “El debate era cada vez más escaso y crecía la paranoia interna”

La ex secretaria de Organización del partido, que abandonó la política en enero de 2024, critica que la formación dejó de dirigirse a la gente: “Le hablábamos a fantasmas”

Durante tres años, Lilith Verstrynge formó parte del núcleo de la dirección de Podemos. Como secretaria de Organización, elegida en junio de 2021 en la Ejecutiva que sucedió a Pablo Iglesias, la politóloga vivió algunos de los momentos más complicados del partido: la fricción con Sumar, el desplome en las autonómicas y municipales del 28-M y la ruptura con la coalición de Yolanda Díaz, que acabó con ellos en el Grupo Mixto. Verstrynge, que también ejerció como secretaria de Estado para la Agenda 2030 en la pasada legislatura, abandonó por sorpresa todos sus cargos el viernes 26 de enero de 2024. Lo hizo con un breve mensaje publicado en redes sobre las cinco de la tarde y en el que apenas explicaba nada. Este miércoles, 21 meses después, la exdirigente ha relatado por primera vez en un artículo difundido en la revista Equator alguna de las razones que la llevaron a dimitir. “A partir de 2020, la principal experiencia de trabajar en Podemos fue la de un debate político cada vez más escaso y una creciente paranoia interna”, describe.

Verstrynge, que ha guardado silencio todo este tiempo y actualmente imparte clases de Relaciones Internacionales en París, además de colaborar con diversos medios, se muestra muy crítica con la deriva de la organización de Ione Belarra en su última etapa. “Habíamos dejado de hablarle a la gente. En lugar de demostrar a los votantes que Podemos aún podía hacer política —luchando por los intereses de nuestros electores— decidimos votar en contra, o amenazar con votar en contra, de todo lo que propusiera el Gobierno de Sánchez”, asegura sobre la estrategia al inicio de esta legislatura, un giro que, cuestiona, no se explicó al electorado de izquierdas. “Habíamos empezado a hablarle a fantasmas. La constante amenaza del fascismo y la búsqueda de enemigos internos convirtieron la política en un ejercicio de lealtad ciega. La teoría de la conspiración se generalizó y culpábamos indiscriminadamente a periodistas y medios de comunicación, hasta el punto de afirmar abiertamente que era mejor tener votantes que no leyeran las noticias. Los medios ya no eran una herramienta, sino un enemigo”, añade en un extenso artículo en el que repasa toda su trayectoria en la formación bajo el título Adiós a Podemos.

“Cuando me preguntan qué pasó con el partido, digo a menudo que sus líderes tienen otros intereses”, revela antes de explicar que Iglesias fundó su propio medio de comunicación y que ha abierto un bar en Madrid, proyecto para el que pidió donaciones de votantes a través de un crowdfunding.

Como secretaria de Organización, la dirigente tuvo como principal objetivo reforzar una estructura territorial que había nacido frágil y muy menguada ya tras el ciclo electoral de 2019. “Poco después de asumir mi nuevo cargo, un miembro del partido me sugirió que podíamos disolver todas las delegaciones y convertir a Podemos en un partido solo con diez líderes nacionales fuertes. Esto no era en absoluto viable, y me costaba creer que alguien tan influyente en Podemos lo defendiera, pero su actitud era la típica de un partido que, en el fondo, no tenía ningún interés en la estructura”, relata sin revelar quién defendía esa tesis.

En un fragmento de su artículo, Verstrynge reconoce que, tras su renuncia, la presencia “constante” de Iglesias en los medios como comentarista provocaba que se “anticipase” a las posturas oficiales del partido y “marcase” su agenda. “Por no hablar de su omnipresencia en los chats grupales”, añade. “Unos meses después, decidió dar un discurso oponiéndose a la nueva alianza de Díaz y me preguntó si podía reunir a 40.000 personas. Era imposible. Para entonces, quizá hubiéramos podido movilizar a 2.000 como mucho. ¿Cómo podía no entender que Podemos ya no era un partido capaz de reunir a 40.000 personas en ningún evento, y menos en uno que abordase una nueva escisión en la izquierda?“, critica.

La politóloga defiende que durante la etapa de Podemos en el Gobierno, lograron “éxitos políticos y legislativos tangibles”, pero señala “que la forma en que se fueron ”eclipsó estas victorias“. Verstrynge habla también del modo en el que anunció su marcha: “Fui breve, pensando en todos aquellos que aún defendían un proyecto en el que ya no creía. Pensé, quizá ingenuamente, que mi silencio —sobre las luchas internas, los conflictos de personalidad, las formas en que habíamos traicionado algunos de nuestros principios fundacionales— los protegería“.

Casi dos años después, la ex número tres de Podemos ve claro ahora que la formación “nunca quiso ser un partido”, que sus líderes creían que las fuerzas políticas estaban “obsoletas” y que los movimientos sociales eran “el verdadero motor de la transformación política”. “Lo mejor que logramos crear fue un partido online: uno que sonaba novedoso, pero que heredó muchos vicios antiguos y no introdujo ninguna innovación organizativa relevante”, dice.

Verstrynge asevera que no tiene planes de volver a la política. “Para ello, necesitaría estar segura de que he aprendido lo suficiente para hacerlo mejor y de que puedo confiar tanto en un proyecto como para creer en él. Ninguna de esas condiciones se cumple hoy”, concluye.

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