Illa defiende su reunión con Puigdemont como ejemplo para la convivencia en Cataluña
El ‘president’ comparte con el presidente de la Conferencia Episcopal la defensa del diálogo entre diferentes y su rechazo a la polarización
Salvador Illa es una rara avis de la política española. El primer secretario del PSC ha devuelto la normalidad institucional al Palau de la Generalitat en su primer año como president de Cataluña con un estilo opuesto al de la crispación que se ha mudado de Barcelona a Madrid y atenaza el Congreso y el Senado. Católico de izquierdas, de rezo diario, el barón socialista con más poder territorial ha reivindicado ...
Salvador Illa es una rara avis de la política española. El primer secretario del PSC ha devuelto la normalidad institucional al Palau de la Generalitat en su primer año como president de Cataluña con un estilo opuesto al de la crispación que se ha mudado de Barcelona a Madrid y atenaza el Congreso y el Senado. Católico de izquierdas, de rezo diario, el barón socialista con más poder territorial ha reivindicado su reciente reunión con Carles Puigdemont en Bruselas dentro de su forma de entender la vida y la política basada en el diálogo y el respeto mutuo. “Hace bien poco me he visto con un líder político que piensa muy distinto de mí y con el que va a ser muy difícil que lleguemos a algunos acuerdos, pero cómo le puedo pedir yo a los ciudadanos de Cataluña que convivan pensando de forma distinta si yo no soy capaz de reunirme con un líder que representa al segundo grupo político en el Parlament. Como mínimo, mando un mensaje de que pensamos distinto pero convivimos”, ha explicado en una referencia implícita a la fractura social que causó el procés en un acto que ha mantenido con el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, en la Fundación Pablo VI en Madrid.
“Hay quienes piensan que ser dialogante expresa debilidad. Yo pienso lo contrario. Lo más cómodo es no hablar y lo más valiente es dialogar. El diálogo no solo es conveniente, sino necesario”, ha reflexionado Illa. “Si haces una escucha activa te hace plantearte cosas. Implica reconocer que hay otros puntos de vista. Escuchar desde el respeto, saber ponerte en el lugar del otro e intentar entender sus razones es enriquecedor. A veces concluye con acuerdos, a veces no, pero es el primer paso para intentar buscar un punto común de acuerdo, o un espacio común de convivencia”, ha abundado en un encuentro en el que se han evitado las cuestiones más espinosas, como la financiación singular o las diferentes posiciones en la derecha que se define como cristiana sobre la inmigración y el genocidio en Gaza.
“Una de las dificultades del diálogo es el elogio del individualismo. El diálogo parte de la escucha, que supone no demonizar. Hay dificultades en la política española porque nos demonizamos unos a otros. Se dice ‘con estos no podemos hablar”, ha compartido Argüello, que en junio pidió la convocatoria de elecciones en medio de la crisis que sacudió los cimientos del PSOE y del Gobierno por la trama de corrupción de la que formaban parte presuntamente Santos Cerdán —en prisión provisional desde entonces—, José Luis Ábalos y Koldo García.
El president catalán y el presidente de la Iglesia española han coincidido en su denuncia de la polarización que impregna la arena política. “La polarización no viene como una lluvia del cielo inesperada. Es una estrategia y cada uno tiene que pensar qué papel juega en esa estrategia. Hay que mirar las responsabilidades de cada uno”, ha recalcado el arzobispo de Valladolid, que ha cuestionado “que se critique la polarización al mismo tiempo que se la utiliza con fines electorales”. “Hoy me he hecho una foto con Salvador Illa y hace unos meses, en este mismo lugar, con Santiago Abascal [líder de Vox], y no me avergüenzo de ninguna de las dos. Aunque los medios de un lado y del otro aprovechen para decir que ha resurgido el rojo de los años 70 o el facha del siglo XXI”, ha puesto de ejemplo.
Illa se ha pronunciado en una línea similar. “Que haya contraste es sano pero sin traspasar los límites del respeto, de la educación, de la ejemplaridad. Yo me siento, hablo, razono. Pensamos distinto, pero convivimos. La polarización no es el camino. Hay que tener un espacio compartido común en Cataluña, España y Europa”, ha referido el dirigente socialista, que ha advertido cómo “desde hace años hay corrientes organizadas que hacen de la polarización una estrategia con el propósito de desacreditar las instituciones que son de todos”. Illa la combate con el ejemplo. “En mi toma de posesión agradecí a todos los expresidentes de la Generalitat. Estoy seguro de que todos hicieron lo que creían mejor para Cataluña. Yo intento hacer lo mismo. Eso es reconocer al otro y reconocer que las cosas cambian”, ha resaltado sin entrar en reproches contra sus precedentes por la dimensión que cobró el desafío ilegal secesionista en 2017, la peor crisis territorial de España desde el final de la dictadura.
En el encuentro también se ha hablado de la inmigración, pero sin abordar el cambio de posición del PP, que el martes en el Congreso votó con Vox a favor de “restringir la regularización de inmigrantes ilegales a través del arraigo”. El partido de Alberto Núñez Feijóo se separó de ese modo de la iniciativa impulsada en la Cámara por la Iglesia y otras organizaciones. Argüello ha reconocido que hay “tensiones en el alma católica” en esta cuestión, “unas que subrayan más la dignidad humana y otras que subrayan más el bien común”. “La dignidad sagrada de cada persona es sobre la acogida de los que vienen, su promoción e integración, abordando las causas y combatiendo las mafias que trafican con sangre humana. Luego está el bien común, que nos dice que nuestras sociedades han de regular sus grupos migratorios y lograr una integración que sea virtuosa con su tradición pero que al mismo tiempo en justa polaridad recíproca”, ha expuesto. “Esto se presta a planteamientos muy simplistas y hay que ser muy claro y directo. Acoger, integrar a los que vienen, no solo no pone en riesgo nuestra identidad, sino que la enriquece. Hay quien piensa que esto pone en riesgo nuestra identidad catalana, andaluza, madrileña. Que si vamos a desaparecer… ¡No! La historia es una prueba de ello, de distintas oleadas [de migrantes] que nos han enriquecido", ha intervenido Illa. Exponente del humanismo cristiano, el político socialista ha hecho hincapié en que la integración “no se hace en un minuto” y “requiere un esfuerzo de todos”. “Nadie quiere irse de su tierra, de la tierra de sus padres. La mayoría de ocasiones vienen por razones de seguridad física”, ha incidido.
La relación entre política y religión también se ha abordado. “Creo que el modelo que recoge la Constitución es correcto, un Estado aconfesional. Es un buen modelo. Hay quien piensa que eso es arrinconar la religión a la vida privada. Yo no estoy de acuerdo, no interpreto la aconfesionalidad como un recluir al ámbito privado: hay una traslación a la actividad pública y una contribución positiva a la vida pública, a ayudar a ser un buen ciudadano”, ha concluido Illa. “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, ha observado Argüello. Para el presidente de la Conferencia Episcopal, “la democracia se ha desarrollado al mismo tiempo que el capitalismo, con su elogio de la excitación de la demanda y las prácticas materialistas. Pero el Estado no es Dios. La idolatría del poder forma parte de nuestra época, y las grandes tradiciones religiosas pueden aportar la auctoritas que la democracia no es capaz de darse a sí misma”.