La negociación para el aumento del gasto en Defensa relega la de presupuestos

Sánchez y Feijóo se reunirán esta semana un clima de máximo enfrentamiento

Pedro Sánchez, la pasada semana durante la rueda de prensa tras la cumbre celebrada en Bruselas.OLIVIER MATTHYS (EFE)

Desde que hace cinco años comenzó la pandemia de la covid, las fuerzas políticas españolas no han podido apenas optar entre lo urgente y lo importante. Todo ha sido urgente e importante. Los picos de las urgencias han sido desiguales, a veces con breves intervalos de cierta normalidad, pero, de nuevo, la excepcionalidad habita en España y en Europa. La necesidad de acelerar el gasto ...

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Desde que hace cinco años comenzó la pandemia de la covid, las fuerzas políticas españolas no han podido apenas optar entre lo urgente y lo importante. Todo ha sido urgente e importante. Los picos de las urgencias han sido desiguales, a veces con breves intervalos de cierta normalidad, pero, de nuevo, la excepcionalidad habita en España y en Europa. La necesidad de acelerar el gasto en defensa y seguridad respecto a los plazos inicialmente previstos relega la negociación de los Presupuestos para 2025, camino ya del cuarto mes del año. Todas las energías del Gobierno se centrarán en convencer a los socios, a los adversarios y a la opinión pública del apremio para invertir más en material, efectivos e industria de defensa. No hay margen para simultanear esta negociación con la de las cuentas del Estado.

Los interlocutores gubernamentales y de los socios externos del Gobierno refuerzan la impresión de que no habrá Presupuestos en 2025. Desde el verano, la posibilidad de levantar la prórroga de las cuentas del año pasado se había invocado con énfasis varias veces, tantas como se ha descartado. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, está preparada para avanzar en los incipientes diálogos nada más que las circunstancias políticas se tornen favorables. El perímetro de la negociación está marcado, pero las circunstancias han cambiado a peor.

Ahora se trata de convencer a los socios de la izquierda ―en el Gobierno a Sumar, y fuera del Ejecutivo, a ERC, Bildu, y BNG― que trasciendan la disyuntiva clásica económica de “cañones o mantequilla”, sobre la elección de la más beneficiosa entre dos opciones convenientes. No hay base alguna para pensar que Podemos apoyará la aceleración del gasto militar, que consideran que se haría en detrimento del Estado de bienestar. En el contexto del siglo XXI y de la situación socioeconómica de España esa encrucijada no debe ser tal, tratan de convencer en el Gobierno. Los gastos sociales están garantizados, sin merma, según interlocutores gubernamentales, sobre todo si Pedro Sánchez persiste y logra que la Unión Europea mancomune el incremento de recursos en seguridad, además de conceder créditos y permita que se relajen extraordinariamente las reglas fiscales. Esto último es ya una realidad. Todo un giro en la política europea en menos de dos meses; una vez que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado claro a Europa que está sola en su defensa. Otras fuentes, no tan implicadas en el núcleo duro del discurso del Gobierno, reconocen que la subida del PIB en Defensa para llegar al 2% “antes” de 2029 sí tendrá algún impacto, aun por determinar, en las prioridades.

Con el nuevo escenario, afrontar la discusión de los Presupuestos vuelve a alejarse, reconocen las diferentes fuentes parlamentarias. La escasa disposición de los socios a facilitar las cuentas públicas contrasta con su irrenunciable decisión de presionar al Gobierno para conseguir demandas del pasado y del presente más inmediato. ERC no se plantea, ni ahora ni en lo que queda de legislatura, propiciar la aprobación de esos Presupuestos. Junts, por su parte, se muestra más que remisa a hacer previsiones, pero no vincula ni pone en relación sus demandas con la aprobación de las cuentas. En eso coincide con ERC. El viernes los republicanos registraron de urgencia en el Senado una batería de iniciativas sobre el funcionamiento de los trenes de cercanías de Cataluña. De nuevo, la semana pasada los ciudadanos sufrieron severas incidencias. No solo ERC ha hecho sonar las alertas, desde su labor de oposición en Madrid y en Cataluña, sino que el gobierno de la Generalitat, presidido por el socialista Salvador Illa, forzó este domingo una reunión con Adif y Renfe, con acuerdos de inmediata aplicación.

La financiación singular para Cataluña es otro de los frentes de negociación que el Gobierno tiene abiertos y que los socios tampoco relacionan con los Presupuestos. EH Bildu y el PNV, siempre por separado, están por la labor de afrontar esa negociación, pero no será a iniciativa propia. Entretanto, siguen con su agenda de demandas.

Con el PP no hay nada que hablar de los Presupuestos, pero sí, necesariamente, de los gastos de Defensa. Desde la izquierda no hay predisposición a facilitar el aumento de los gastos de defensa, un rechazo absoluto en el caso de Podemos, y más matizado en Sumar, que sí están dispuestos a negociar. El presidente del Gobierno abre este jueves en La Moncloa, con retraso frente a otros líderes europeos, el diálogo con los grupos parlamentarios, a excepción de Vox. El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo no puede alejarse de la posición del Partido Popular Europeo, por lo que apoyará el incremento en los gastos de Defensa, señalan indubitadamente interlocutores de su partido. Ambos políticos se verán el jueves, cara a cara y, hasta entonces, no dejarán de lanzarse diatribas como han hecho durante el fin de semana. Los vídeos de imágenes falsas que ha lanzado el PP contra el PSOE, realizados con inteligencia artificial, han echado fuego al encuentro de esta semana. Feijóo, además, recrimina a Sánchez que excluya de la ronda a Santiago Abascal, presidente de Vox. El jefe de Gobierno le pide que imite a la derecha alemana, ganadora de las últimas elecciones, que excluye del diálogo y de los acuerdos a la ultraderecha. No será una conversación fácil, aunque el diagnóstico compartido sobre Trump, Putin y Ucrania aliviará parte de la incomodidad.

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