El PP hace equilibrios con Vox pese a su desafío en la cumbre ultra europea

Los populares evitan la confrontación con las derechas radicales a pesar de que están envalentonadas y de la amenaza de Abascal de tumbarles todos sus Presupuestos autonómicos. La estrategia de la cúpula popular es sortear el choque, salvo excepciones, para no darles más protagonismo

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo (a la derecha), junto al portavoz de la formación en la cámara, Miguel Tellado, y la portavoz adjunta, Cayetana Álvarez de Toledo, durante la inauguración de la jornada 'Contra la impunidad', este lunes en el Congreso de los Diputados.FERNANDO VILLAR (EFE)

“España vive un proceso de erosión democrática sin precedentes en nuestra historia reciente. Sin precedentes porque se ha lanzado con toda virulencia y sin precedentes porque se está lanzando desde el Gobierno. Y tiene como objetivo socavar los elementos que definen la democracia”, clamó este lunes Alberto Núñez Feijóo en el Congreso en unas jornadas parlamentarias organizadas por los populares bajo el título de “Contra la impunidad”. Ante sus diputados, el líder del PP desplegó un discurso de alerta democrática con especial foco en la iniciativa del Ejecutivo de reforma de la acusación popula...

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“España vive un proceso de erosión democrática sin precedentes en nuestra historia reciente. Sin precedentes porque se ha lanzado con toda virulencia y sin precedentes porque se está lanzando desde el Gobierno. Y tiene como objetivo socavar los elementos que definen la democracia”, clamó este lunes Alberto Núñez Feijóo en el Congreso en unas jornadas parlamentarias organizadas por los populares bajo el título de “Contra la impunidad”. Ante sus diputados, el líder del PP desplegó un discurso de alerta democrática con especial foco en la iniciativa del Ejecutivo de reforma de la acusación popular, que los populares han bautizado como “Ley Begoña” y Feijóo llegó a calificar ayer de “delirio antidemocrático”. La severidad del análisis del jefe de los conservadores sobre el Gobierno de Pedro Sánchez contrasta con la sutileza con la que el PP juzga el riesgo para la democracia de la alianza de derechas radicales europeas, reunidas este fin de semana pasado en Madrid, donde desplegaron su ideario de corte xenófobo, islamófobo o tránsfobo, y su renovado énfasis antieuropeo, además de desafiar al PP y al resto de derechas democráticas.

La misma delicadeza que el PP utiliza también para referirse a los primeros pasos de Donald Trump en la Casa Blanca. Los populares pasan por alto que el presidente estadounidense ―que alienta esa alianza internacional ultraderechista que aspira a sustituir a las derechas tradicionales― ha anunciado una política arancelaria que amenaza a la economía europea, además de haber desplegado una agenda interior con órdenes contrarias a la Constitución estadounidense y una política exterior que ignora el derecho internacional y las resoluciones de la ONU. Salvo algunas excepciones, la estrategia de la dirección popular es, sin embargo, sortear el choque con los ultras a uno y otro lado del Atlántico.

El PP argumenta que su intención es no concederles más protagonismo, aunque Santiago Abascal hace lo posible por ganarlo con la amenaza con tumbar todos los Presupuestos de cinco Gobiernos autonómicos del PP. E incluso a pesar de que el líder de Vox, rodeado de sus aliados internacionales, disparó contra Feijóo. “Sánchez con (Nicolás) Maduro y con Hamás; (Alberto Núñez) Feijóo con Von der Leyen, y nosotros junto a todos vosotros con el futuro de Europa y con el futuro del mundo”, percutió.

El PP, en cambio, pasó de puntillas este lunes por la cumbre de la ultraderecha europea reunida en Madrid y por la amenaza de Abascal, sin hacer excesivo ruido. El portavoz del PP, Borja Sémper, declaró su “respeto” al cónclave, el mismo, dijo, que el PP tiene al del resto de formaciones, y se abstuvo de valorar los discursos que allí se escucharon para “no hacerle la campaña a nadie”. “Yo tengo la convicción de que al Gobierno le interesa mucho dar publicidad al acto de este fin de semana. Y a Vox, también. Desde el respeto a otros partidos, sus cónclaves o cumbres, no vamos a dedicarle ni un minuto. Nuestros socios en la UE están claros, nuestra posición en todas las materias están claras y no las vamos a modificar por amenazas y nada por el estilo”, razonó Sémper, respondiendo así también a la advertencia de Abascal, que ha pedido al PP que rompa su alianza con los socialdemócratas en Europa en torno al pacto verde y al pacto de inmigración y asilo si quiere que no decaigan sus cuentas públicas en las autonomías gobernadas por el PP y que dependen de sus votos.

La cúpula popular hace equilibrios ante los ataques que recibe de Vox y ante la alianza ultra internacional, ignorando que este grupo se ha lanzado sin disimulo al asalto del PP y del resto de derechas tradicionales. “Nosotros formamos parte de un grupo en el Parlamento Europeo en el que no está el señor Orbán ni Trump. Tenemos clara cuál es nuestra posición y nuestros socios. Vox está obsesionado con hacerle la oposición al PP, pero nosotros somos oposición a Pedro Sánchez. Por mucho que griten, nuestra obsesión es ofrecer una alternativa”, sorteó Sémper. Solo el portavoz parlamentario del PP, Miguel Tellado ―aunque es uno de los principales defensores de las relaciones normalizadas entre el PP y Vox―, lanzó ese lunes un dardo contra los de Abascal. “Vox ha decidido aliarse con una serie de partidos. A mí no me preocupan sus vinculaciones con Trump, me puede preocupar la vinculación de Orbán con Rusia”, reflexionó en una entrevista en Telecinco, en la que subrayó que el primer ministro de Hungría, “líder real” de Patriots, y no Abascal, “tiene un discurso muy pro-Putin”, que el PP “desde luego no comparte”. Sin embargo, en la cúpula del PP anticipan que los ataques a Vox no irán in crescendo, sino que, al contrario, la estrategia pasa por seguir ignorándolos.

En la dirección del PP transmiten tranquilidad ante el crecimiento de Vox en las encuestas y aseguran tener la certeza de que Feijóo será tarde o temprano presidente del Gobierno, porque el PP, según sus cálculos, crecerá hacia el 35% del voto (en la última encuesta de 40dB. para EL PAÍS y la SER está en el 32,6%) mientras Vox se moverá en el entorno del 12% al 14% (el barómetro le da ya un 14,2%). Los populares dan por hecho que Vox les tumbará los presupuestos autonómicos, pero creen que esa decisión pasará factura a la extrema derecha en las urnas. Génova entiende que si pone el foco en los ultras beneficia también a Sánchez, que utiliza el enemigo de la extrema derecha para movilizar a la izquierda, y por eso su decisión, al menos de momento, es mantener la paz con Vox.

Algo parecido teoriza el PP sobre Trump. El análisis de la cúpula popular es que la confrontación con el mandatario estadounidense favorece a Vox y al PSOE, que lo ha definido como antagonista. Así, los populares hicieron este lunes también equilibrios para evitar críticas directas al anuncio del presidente de EE UU de que impondrá aranceles del 25% contra el acero y el aluminio, aunque impactarán en las empresas españolas. A las preguntas reiteradas de los periodistas, el portavoz del PP defendió la “libertad de mercado”, pidió “calma y sosiego” y sostuvo que Europa “tendrá que defenderse si acaso en algún momento”, pero también contemporizó. “La política de España va a estar pretendidamente condicionada por las decisiones, las frases, palabras y gestos de Gobiernos de otros países. Porque hay un interés claro de Pedro Sánchez y de Vox de convertir determinadas políticas internacionales en debate nacional. Mientras a Sánchez y a Vox les obsesionan otros dirigentes, a nosotros nos preocupan los españoles. Nosotros queremos llevarnos bien con otros países. Hay que evitar el conflicto”. Sortear el choque vale tanto para Trump como para Vox, aunque ambos hayan puesto en el punto de mira a las derechas como el PP, pero no para Sánchez.

El portavoz nacional del PP, Borja Sémper, en rueda de prensa tras la reunión del Comité de Dirección de la formación, este lunes en Madrid.Rodrigo Jiménez (EFE)

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