Junts juega con el Gobierno y tumba por sorpresa otra proposición de ley

Los independentistas se unen al rechazo de la derecha en el último minuto a una norma para limitar los alquileres temporales tras haber anunciado que se abstenían

Íñigo Errejón habla por teléfono minutos antes de la votación. En el vídeo, Patxi López sobre Junts. Foto: Claudio Álvarez

Faltaban cinco minutos para la votación y todo parecía al fin controlado para evitar al Gobierno una nueva derrota. Se había avisado a La Moncloa para que esta vez no faltasen el presidente y la vicepresidenta primera, quienes normalmente no acuden a las votaciones en el primer día de pleno semanal salvo causa de fuerza mayor. La proposición de ley ...

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Faltaban cinco minutos para la votación y todo parecía al fin controlado para evitar al Gobierno una nueva derrota. Se había avisado a La Moncloa para que esta vez no faltasen el presidente y la vicepresidenta primera, quienes normalmente no acuden a las votaciones en el primer día de pleno semanal salvo causa de fuerza mayor. La proposición de ley para poner límites a los alquileres temporales de viviendas saldría adelante por un solo voto, pero saldría.

“Nos sobra medio voto”, bromeaba en el patio un diputado de Sumar, el grupo impulsor de la iniciativa. La anunciada abstención de Junts, la parte más vulnerable de la base parlamentaria del Gobierno, quedaba compensada con el “apoyo crítico” de PNV y Coalición Canaria. Y entonces, tres minutos antes de que comenzasen las votaciones al final de la jornada, sonó el teléfono de Íñigo Errejón, portavoz de Sumar. El mensaje era una bomba: Junts anunciaba que votaría no. Sin tiempo para asimilarlo, entre los aplausos eufóricos de las bancadas del PP y Vox, el partido de Carles Puigdemont infligía al Ejecutivo su 35ª derrota parlamentaria de la legislatura.

Los diputados de Junts habían llegado este martes al Congreso decididos a propiciar otra jornada taquicárdica. Tres horas antes de empezar el pleno, la portavoz del grupo, Miriam Nogueras, reunía a la prensa en el patio y expresaba sus objeciones a la proposición de ley sobre los alquileres temporales: “No da seguridad jurídica, no protege a los propietarios e invade competencias de Cataluña, una línea roja para nosotros”. Fuentes de Junts anunciaban que se abstendrían, una postura que casi a la misma hora confirmaba públicamente en Barcelona su secretario general, Jordi Turull, en una entrevista en TVE.

Otra jornada más, Junts abría una brecha en la teórica mayoría de investidura y dejaba la iniciativa apoyada por toda la izquierda colgando de varios hilos para su toma en consideración. El primero de ellos, el del PNV, no tardó en mandar un mensaje tranquilizador a sus socios al anticipar un “apoyo crítico”, lo mismo que Cristina Valido, la única diputada de Coalición Canaria. Tal como se han puesto las cosas en el Congreso siempre queda un último hilo por amarrar y este era el de José Luis Ábalos, el exministro socialista ahora en el Grupo Mixto, que ya va por libre, cuyo voto resultaba también imprescindible y que no se pronunciaba aún. A media tarde, Ábalos confirmaba que por él no se iba a romper la mayoría. Pasadas las ocho de la tarde llegaron los miembros del Gobierno con Pedro Sánchez a la cabeza.

La proposición de ley había sido impulsada por el sindicato de inquilinos y la presentaba Sumar con el respaldo de los demás grupos a la izquierda del PSOE: ERC, EH Bildu, Podemos y BNG. Su objetivo era evitar que contratos de alquiler prolongados se camuflen como de temporada con el fin de esquivar las garantías para el inquilino estipuladas en la ley. Algunas de las medidas previstas eran la prohibición de encadenar más de dos contratos por seis meses y la obligación de justificar los motivos por los que se ha elegido un vínculo temporal. Todo para evitar que los propietarios encuentren “rendijas” para cometer “fraude de ley”, en palabras de Errejón, tremendamente contrariado tras la votación -178 en contra y 172 a favor- al ver cómo se había echado por tierra un trabajo de más de una semana negociando con los grupos.

La portavoz de Junts, Miriam Nogueras (tras el micrófono), y diputados de su grupo en una comparecencia ante los medios este martes por la mañana en el patio del Congreso.Claudio Álvarez
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Durante el debate, la diputada de Junts que intervino, la exalcaldesa de Girona Marta Madrenas, repitió las críticas de Nogueras y no ofreció la menor señal de un cambio sobre la postura anunciada. Fuentes de Junts argumentaron al final del pleno que no podían permitir que la iniciativa saliese adelante por inhibición suya, aunque eso ya era perfectamente calculable desde la hora del almuerzo. Y se justificaron también asegurando que las intervenciones de los grupos proponentes ante el pleno habían ido más allá del contenido de la iniciativa. En las tres horas transcurridas entre el debate y la votación, Junts tampoco dio a entender en ningún momento que finalmente uniría sus votos negativos a PP, Vox y UPN. Turull sostuvo en un tuit que ellos no habían cambiado de opinión, sino que fueron los demás partidos quienes “cambiaron el escenario”.

Lo que estaba en discusión era solo la toma en consideración de la propuesta, es decir, que el Congreso abriese el proceso para abordar la posible regulación de la materia. De hecho, el PNV expresó serias reservas sobre el texto presentado, pero decidió permitir su tramitación para posteriormente discutirlo punto a punto. El debate brindó la enésima ocasión para constatar que todo el mundo, del extremo derecho al izquierdo, del españolismo más furioso al independentismo más irreductible, está de acuerdo en que España vive una situación de “emergencia habitacional”, pero que las soluciones planteadas difieren radicalmente. Quedó ilustrado en las diferencias entre las intervenciones de Errejón y la diputada del PNV Maribel Vaquero. “El problema es que una minoría de propietarios inmobiliarios impone sus condiciones a una mayoría que no puede elegir”, afirmó el portavoz de Sumar, mientras la peneuvista acusaba a la izquierda de “creer que todos los arrendatarios son grandes propietarios”, un argumento similar al expresado por Madrenas, de Junts.

Tras el inesperado desenlace, la izquierda expresó su indignación contra Junts. “Su patria es la cartera. Vergüenza”, clamó el portavoz de vivienda de Sumar, Alberto Ibáñez. “Una vez más, Junts ha hecho de Junts”, terció Pilar Vallugera, de ERC. “Primero dijo que se abstendría, después cambió el voto… Le importan un rábano las condiciones reales de la gente”.

El partido de Puigdemont jugó de ese modo al ratón y al gato con la izquierda al tiempo que se iba del pleno con un triunfo. La formación sacó adelante una propuesta para reformar el Código Penal a fin de agravar las penas contra los multirreincidentes por delitos menores, muy similar a otra del PP ya aprobada en julio. Pese a todas las reticencias mostradas por la izquierda, Junts arrancó el voto favorable del PSOE y hasta la abstención de ERC, aunque Gabriel Rufián le reprochase que en su discurso hay “pinceladas de Orriols”, en referencia a la líder de la formación xenófoba e independentista Aliança Catalana.

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