El ‘lobby’ del arco atlántico llama a la puerta de la UE: “El centro de decisión se ha desplazado al Este”
Cámaras de comercio del norte de España se unen a entidades de Portugal y Francia para apoyar la construcción de una macrorregión que mejore su competitividad e influya en Bruselas
Las regiones que forman la fachada atlántica europea, desde Oporto hasta la Bretaña francesa, han unido sus fuerzas ante el riesgo de convertirse en la periferia de la UE. Es una constatación que comparten los gobiernos autónomos de Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco, todos de diferente color político, y en el que coinciden los agentes económicos de estos territorios. Una veintena de cámaras de comercio enclavadas en este corredor geográfico -incluye al norte de Portugal, toda la cornisa norte española y el o...
Las regiones que forman la fachada atlántica europea, desde Oporto hasta la Bretaña francesa, han unido sus fuerzas ante el riesgo de convertirse en la periferia de la UE. Es una constatación que comparten los gobiernos autónomos de Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco, todos de diferente color político, y en el que coinciden los agentes económicos de estos territorios. Una veintena de cámaras de comercio enclavadas en este corredor geográfico -incluye al norte de Portugal, toda la cornisa norte española y el oeste de Francia- han formado un grupo de presión que trata de ejercer su influencia en las decisiones de Bruselas y reclama más protagonismo para este eje geopolítico. Estas organizaciones camerales van a reunirse este jueves y viernes en Oviedo para reafirmar su compromiso con el objetivo político de crear una macrorregión atlántica que defienda sus intereses en el Consejo europeo. Mikel Arieta-Araunabeña, secretario general de la Cámara de Bilbao, explica los motivos de esta unidad de acción interregional: “Debemos cooperar para hacer del arco atlántico un territorio más competitivo, más sostenible, más dinámico, abierto y mejor conectado”.
Hay un diagnóstico compartido entre las cámaras del norte de Portugal, Galicia, Asturias, Cantabria, Burgos, Navarra, País Vasco y Aquitania (Francia): “El centro de las decisiones a nivel europeo se están desplazando hacia el este. Tenemos el peligro de quedarnos en la periferia de la UE”, afirma Arieta-Araunabeña. Es una reflexión alineada con la reivindicación que los entonces presidentes de las cuatro comunidades costeras del Cantábrico, Iñigo Urkullu, Alfonso Rueda, Adrián Barbón y Miguel Ángel Revilla, consensuaron en marzo del año pasado en una reunión celebrada en Ajuria Enea por iniciativa del lehendakari, que entonces presidía la Comisión del Arco Atlántico. Este organismo interregional persigue desde 1989 la creación de una macrorregión atlántica que permita, desde la cooperación transnacional, “hacer frente a los retos de desarrollo humano, social, cultural, económico y ambiental del espacio atlántico”, según consta en su ideario.
Las fuerzas políticas y los poderes institucionales de esta área geográfica han hecho causa común con los agentes económicos. Hay una comunión de intereses, persiguen los mismos objetivos: empoderarse en el seno de la UE, como han conseguido otros territorios transfronterizos. La UE tiene reconocidas cuatro macrorregiones: son las del Báltico, Danubio, la del mar Adriático-Jónico, y la de los Alpes. Son grupos transnacionales que buscan estrechar lazos entre territorios de diferentes estados miembros, abiertos a dar cabida a regiones de terceros países fuera de la UE, que actúan como un lobby que trata de influir en las decisiones que se toman en Bruselas. “Las cámaras de comercio tenemos capacidad contrastada para favorecer actuaciones a favor de la competitividad de nuestros territorios y nuestras empresas, y podemos jugar un papel importante en la construcción de la macrorregión atlántica”, expone Arieta-Araunabeña.
Igor Filibi, profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) y secretario general de EuroBasque, experto en integración europea, sostiene que “las dinámicas macrorregionales tienen cada vez más peso en la UE” porque “los centros de decisión se están desplazando hacia la periferia”. “París ya no está en el centro de Europa, todo se ha desplazado casi 2.000 kilómetros hacia el este. Y los que antes eran periféricos, como el área atlántica, ahora son muy periféricos”, añade. “Estrategias macrorregionales como la que defienden las regiones del arco atlántico están teniendo cada vez más influencia en las decisiones del Consejo y el Parlamento europeos. Son una herramienta del nuevo sistema institucional, la parte informal de la política. Permiten tender puentes con estados vecinos que no son de la UE y esto le interesa mucho a la Comisión”. Antes de dejar su cargo como lehendakari, Urkullu consiguió en diciembre pasado que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aprovechando que España lideraba el Consejo de la UE, diese un empujón al proyecto del arco atlántico para incluirlo en la agenda política de los Estados miembros.
La veintena de cámaras de comercio que se van a reunir en Oviedo tienen previsto aprobar la incorporación como miembros de esta red a sus homónimas de Países del Loira y Bretaña, ambas en Francia, señala Arieta-Araunabeña. En los planes de este lobby también figura extender su marco de influencia a Gales a Irlanda, que no pertenecen a la UE. En junio de 2023, un total de 17 cámaras de comercio (ahora son más de 20) aprobaron una declaración en la que reclaman una mejora de la conectividad de este corredor mediante el impulso de una red ferroviaria para personas y mercancías que “elimine cuellos de botella y eslabones perdidos, particularmente en las fronteras franco-española e hispano-lusa”. Entre los retos que quieren potenciar figura la colaboración entre puertos y el desarrollo de “autopistas marítimas” interconectadas, así como la inclusión del corredor atlántico del hidrógeno en el mapa europeo de infraestructuras y el impulso de las energías marítimas renovables, apunta el directivo de la Cámara de Bilbao.
La presión que ejercen estos estamentos macrorregionales en la UE está adquiriendo mucho protagonismo en los últimos años. El profesor Filibi pone como ejemplo la decisión comunitaria de ubicar la Fuente Europea de Neutrones por Espalación (ESS en sus siglas en inglés) en Lund (Suecia), en detrimento de Bizkaia, que también pujaba por esta instalación puntera. “Fue por el trabajo que realizaron los países bálticos, que finalmente ganaron la votación en el seno del Consejo. Es el fruto de la concertación y la cooperación de regiones de diferentes estados, que consiguen acercar posturas e influir en las decisiones finales frente a los grandes Estados que conocemos de la UE”, remarca.
Los gobiernos de Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco van de la mano en esa dirección. Tienen el apoyo del norte de Portugal, también de las regiones francesas hasta el Garona. Quieren extender la mancha geográfica desde el Algarve portugués hasta el Reino Unido, un territorio que en todo el corredor va desde Andalucía hasta Escocia, suma 60 millones de habitantes y representa el 12% de la población europea. Las cámaras de comercio de esta área atlántica consideran que pueden “jugar un rol relevante” en dotar a este territorio de una mayor capacidad de influencia en el concierto europeo. Con esta misión celebran esta semana en Oviedo su tercer foro (los primeros fueron en Bilbao en junio de 2023 y en Oporto en febrero pasado) con la presencia del presidente asturiano, Adrián Barbón.