La pasión por los perros delata a un peligroso fugitivo escondido en Marbella
El hombre, que se había injertado pelo y eliminado tatuajes para pasar desapercibido, publicaba fotos de los canes, lo que guio a la policía hasta detenerlo
De pelo corto y tamaño mediano, el pastor belga malinois es una raza de perro con tendencias protectoras. Es cariñoso, aprende rápido y su presencia como mascota es poco habitual. Por eso, dos de ellos se convirtieron en una de las pistas principales que permitió a la Policía Nacional encontrar en la Costa del Sol a Krzysztof C., un peligroso fugitivo de nacionalidad polaca buscado desde 2015. Sabían que tenía dos ejemplares y averiguaron que solía subir fotos de ellos a redes sociales. ...
De pelo corto y tamaño mediano, el pastor belga malinois es una raza de perro con tendencias protectoras. Es cariñoso, aprende rápido y su presencia como mascota es poco habitual. Por eso, dos de ellos se convirtieron en una de las pistas principales que permitió a la Policía Nacional encontrar en la Costa del Sol a Krzysztof C., un peligroso fugitivo de nacionalidad polaca buscado desde 2015. Sabían que tenía dos ejemplares y averiguaron que solía subir fotos de ellos a redes sociales. El análisis minucioso permitió a los agentes localizar las imágenes en Marbella. En la localidad malagueña fue detenido este martes a las cinco de la tarde cuando salía de su vivienda. Se le imputan los delitos de tráfico ilícito de drogas, tráfico de armas y explosivos y pertenencia a organización criminal. A la espera de juicio, se enfrenta a una pena de prisión de más de 50 años. Sus perros han quedado al cuidado de su mujer y sus hijas.
Sospechoso de liderar una banda criminal y traficar con sustancias estupefacientes a gran escala, las autoridades polacas lo buscan desde 2015, según han informado este martes. En España, sin embargo, la búsqueda del prófugo arrancó el pasado 11 de octubre. Polonia había emitido una Orden Europa de Detención y Entrega (OEDE) y avisó a las autoridades españolas tanto de su peligrosidad como de que podría estar en el país. Las primeras pistas dirigieron a los policías hacia la costa levantina, otro de los rincones más habituales de fugitivos en la Península, pero más tarde todas sus miradas se dirigieron hacia la Costa del Sol. Las imágenes de los dos canes apuntaban a la comarca andaluza. “Si llega a ser otro sitio, igual no lo hubiéramos reconocido, pero Marbella es un destino habitual para este tipo de delincuentes, como Alicante, Barcelona o Fuengirola [también en Málaga] y ya lo conocemos bien”, cuenta una fuente policial que ha participado en la operación y que destaca que incluso se llegaron a hacer averiguaciones con clínicas veterinarias para saber más de estos canes.
Un equipo especializado de la Sección de Localización de Fugitivos se desplazó el pasado lunes 15 a la ciudad malagueña para acotar la búsqueda. Localizarlo allí tampoco fue fácil. Llevaba un buen nivel de vida, pero sin grandes lujos y prefería pasar desapercibido, con un perfil bajo. Estaba ya asentado en la localidad junto a su mujer y sus hijas, pero aun así el hombre mantenía ciertas medidas de seguridad: solía cambiar cada cierto tiempo de domicilio o vehículos. También tenía documentación falsa. Había ido incluso un paso más allá. También había modificado sus características físicas: se injertó pelo, se aplicó bótox y se había borrado algunos de los tatuajes que llevaba en una de sus piernas. “La foto que teníamos de la policía polaca y la que le hicimos tras su detención son totalmente diferentes. Ha cambiado muchísimo”, cuentan las mismas fuentes, que subrayan que este tipo de modificaciones físicas son habituales entre delincuentes que se saben buscados y que se enfrentan a grandes juicios o penas de prisión. Además, se había fortalecido mucho haciendo ejercicio en el gimnasio y mostraba una gran corpulencia.
Cuando los agentes ya estaban seguros de que el sospechoso era el buscado, el pasado miércoles 17 establecieron un dispositivo de seguridad junto a su vivienda. Entonces esperaron a que saliera de casa para detenerlo. No se resistió. Cuando le pidieron que se identificara, presentó unos documentos falsos, pero más tarde confesó. Llegó incluso a reconocer a los policías que hacía mucho tiempo que nadie le llamaba por su nombre real. “También nos dijo que sabía lo que le esperaba en Polonia”, relatan desde la Policía Nacional. En su país se lo acusa de dedicarse al tráfico de drogas, así como al tráfico ilícito de armas y explosivos y de pertenencia a una organización criminal. De hecho, las fuerzas de seguridad polacas le requisaron, entre otros objetos, un fusil de asalto Kaláshnikov. Con los trámites para su extradición ya iniciados, se enfrentará a un juicio en el que se piden penas que suman 50 años de prisión.