La campaña de la desmemoria mira atrás con la muerte de Ardanza
El fallecimiento del exlehendakari obliga a los partidos a volver la vista al pasado
Hace unos 20 años hubiera sido impensable que la izquierda abertzale montara un mitin electoral en el colegio Ondarreta de Andoain (Gipuzkoa). Se habría recibido como una provocación, un sacrilegio, una ofensa a las víctimas de ETA. Ya no. Este lunes, EH Bildu ha agitado sus banderas al viento en el patio de “las escuelas nacionales del pueblo”, como se conocía este centro educativo el siglo pasado. Pello Otxandiano, candidato a lehendakari de la coalición, y Arkaitz Rodríguez, máximo exponente de Sortu (la matriz de Bildu), han llevado la voz cantante en un acto electoral que EH Bildu ...
Hace unos 20 años hubiera sido impensable que la izquierda abertzale montara un mitin electoral en el colegio Ondarreta de Andoain (Gipuzkoa). Se habría recibido como una provocación, un sacrilegio, una ofensa a las víctimas de ETA. Ya no. Este lunes, EH Bildu ha agitado sus banderas al viento en el patio de “las escuelas nacionales del pueblo”, como se conocía este centro educativo el siglo pasado. Pello Otxandiano, candidato a lehendakari de la coalición, y Arkaitz Rodríguez, máximo exponente de Sortu (la matriz de Bildu), han llevado la voz cantante en un acto electoral que EH Bildu ha celebrado precisamente aquí, a apenas 200 metros del lugar donde un pistolero de ETA, Ignacio Guridi Lasa, abatió a tiros en mayo de 2000 al intelectual José Luis López de Lacalle, luchador contra el franquismo y colaborador de El Mundo. Nadie se ha rasgado las vestiduras. Alain López Lacalle, hijo del intelectual asesinado, asegura que ni siquiera se había enterado de que EH Bildu había montado un mitin ahí. “Una más”, lamenta, aunque prefiere no entrar a valorar la decisión.
EH Bildu, por descontado, es el más interesado en esquivar ese asunto porque está empeñado en mostrar su cara más amable y moderada. Nada que ver con el pasado. En estos compases iniciales de la campaña, Otxandiano no ha vuelto a referirse a la etapa más cruenta de la historia reciente del País Vasco. Cuando el día 1 de febrero le preguntaron por ETA en la Cadena SER-Euskadi, respondió: “Es un ciclo político en este país que afortunadamente hemos dejado atrás y yo creo que estamos mucho mejor que hace 15 años, como país y como sociedad”.
Otxandiano, que no había cumplido la mayoría de edad cuando mataron a López de Lacalle, no mencionó a la banda terrorista en Andoain. Eligió las antiguas escuelas nacionales, al lado de donde la banda asesinó al intelectual, para hablar de Osakidetza —el servicio de salud vasco—, vivienda, el modelo económico y el estatus político vasco. Su telonero Rodríguez envió “un abrazo” a “todos los presos políticos” y se felicitó por haber “puesto fin a la dispersión” de los reclusos etarras.
EH Bildu sigue sin condenar la actuación criminal de ETA y, salvo sorpresa mayúscula, no hay visos de que Otxandiano lo haga en lo que resta de campaña. No procede porque, según Bildu, supondría caer en la trampa que el resto de los partidos les quieren tender con la finalidad de, según Otxandiano, “retrotraernos y recrear un escenario que ya no existe”. Eneko Andueza, el aspirante socialista, se ha encargado estos días de recordarle a su contrincante lo que fue ETA: “Eso no es un ciclo político. Eso es una vergüenza que a algunos les va a perseguir durante toda su vida. Eso es terrorismo, un terrorismo que nos atenazó, que acobardó a una parte de la sociedad vasca que no tuvo el suficiente valor de mirar a la cara el terrorismo y de salir a combatirlo”.
El terrorismo de ETA no es lo único que se olvida en esta campaña vasca. El PNV centró su mensaje este lunes en la sanidad vasca, precisamente una de las patas cojas de la gestión peneuvista en la etapa final del Ejecutivo de Urkullu. Imanol Pradales se comprometió a invertir 1.250 millones de euros en ampliar y mejorar hospitales y ambulatorios en los tres territorios vascos. El candidato nacionalista ya había reconocido que la situación de Osakidetza no era la mejor tras la pandemia, olvidando quizá que esta cartera de sanidad ha estado en manos de su partido durante los últimos 12 años.
El PSE sí habló un poco este lunes de memoria. Fue en Irun (Gizpuzkoa), donde Eneko Andueza recordó por la mañana la petición de los socialistas vascos al Ministerio de la Presidencia de que el puente Avenida de la localidad fronteriza, puerta a la libertad para muchos de los que huían del golpe de Estado de 1936, sea considerado oficialmente lugar de memoria democrática, porque “la memoria de lo que ocurrió aquellos años no puede quedar diluida como intenta hacer ahora el PP”. Pero por lo demás, en tanto que socios minoritarios del saliente Gobierno vasco de coalición, los socialistas se ven obligados a tirar de la memoria selectiva. O piden el voto mirando al futuro, para evitar que sus socios en el Gobierno se suban al monte y presentarse como un “dique de contención” contra el peligro de que las fuerzas nacionalistas puedan sumar tres cuartas partes del próximo Parlamento autonómico.
Hasta este lunes por la tarde, incluso los políticos nacionales parecían entrar en una especie de paradoja espacio-temporal en cuanto ponían un pie en la campaña vasca. No hay más que escuchar a Feijóo, líder nacional del PP, que este lunes por la mañana, en un encuentro con autónomos en Vitoria, pareció olvidar una estrategia de oposición que lleva meses monopolizada por la amnistía y el caso Koldo, y centró su discurso en la economía que, en su opinión, ya no es en Euskadi lo “puntera y vanguardista que fue durante varias décadas antaño”.
Pero en este festival del olvido irrumpió a primera hora de la tarde la memoria, al conocerse el fallecimiento de José Antonio Ardanza, del PNV, lehendakari entre 1985 y 1999, el que más tiempo ha estado al frente del Gobierno vasco. Desde todos los partidos y numerosas instituciones llegaron las palabras de recuerdo y reconocimiento para un político, impulsor del pacto de Ajuria Enea, que luchó por conseguir la pacificación del País Vasco y la deslegitimación de ETA.
La muerte de Ardanza obligó a los políticos a mirar atrás, a unos tiempos por los que esta campaña pasaba hasta ahora de puntillas. Andoni Ortuzar, presidente del Euzkadi Buru Batzar, destacó el papel de su “padre político” en el “movimiento democrático que llevó a Euskadi a su autogobierno y a la paz”. La Comisión Ejecutiva del PSE-EE elogió su “trayectoria clave en etapas de fructífera colaboración entre ambos partidos”, y se refirió a él como “un firme defensor de las libertades y de la lucha contra el terrorismo”. El propio Feijóo, que por la tarde protagonizó un mitin en Getxo, tuvo palabras de reconocimiento para Ardanza: “En aquellos momentos de los mayores crímenes de ETA hicimos un pacto, el Pacto de Ajuria Enea, y me parece que todos aquellos demócratas que luchamos y que lucharon contra ETA merecen un respeto”. Recordó el líder del PP a los compañeros que “perdieron la vida” para que otros pudieran “ganar en prosperidad”. Y pareció, de hecho, salir por completo del bucle de la desmemoria, incluso de la más reciente, al volver a hablar de la amnistía en Cataluña, que definió como “el mayor caciquismo desde Franco en España”.
La muerte de Ardanza, en fin, dejó solo a EH Bildu en Andoain en su empeño de no echar la mirada atrás y recordar la figura del exlehendakari nacionalista sin hacer una mención a la época del terrorismo.