Cae la secta ‘new age’ de la ayahuasca que conquistó el mundo desde Fuente el Saz del Jarama
La policía ha detenido a 18 de sus miembros y desmantelado su estructura en una decena de países
Una empalizada de arizónicas a lo largo de un camino de tierra en Fuente el Saz del Jarama (Madrid) separa el mundo de Inner Mastery, crecido sobre las raíces de la ayahuasca —“la planta maestra de la selva colombiana”— del resto del universo. Ahí, en ese rincón del noreste madrileño, empezó la andadura del argentino Alberto Varela, fallecido el pasado mes de octubre, y de toda su tribu. Tras descubrir en sus propias carnes, hace 15 años, las propiedades de...
Una empalizada de arizónicas a lo largo de un camino de tierra en Fuente el Saz del Jarama (Madrid) separa el mundo de Inner Mastery, crecido sobre las raíces de la ayahuasca —“la planta maestra de la selva colombiana”— del resto del universo. Ahí, en ese rincón del noreste madrileño, empezó la andadura del argentino Alberto Varela, fallecido el pasado mes de octubre, y de toda su tribu. Tras descubrir en sus propias carnes, hace 15 años, las propiedades de ese “enteógeno” (grupo de plantas con propiedades psicoactivas), se ha dedicado a vender y exportar durante más de una década las bondades de la ayahuasca, montando 35 retiros espirituales repartidos por Europa y América, según cuentan en su anuncio de Internet.
Los agentes del grupo de Sectas de la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía Nacional, que llevaban años siguiéndoles la pista, han desmantelado ahora el enorme tinglado que tenían montado él, su familia (mujer e hijo) y sus estrechos colaboradores, entre los que se encontraba un médico latinoamericano colegiado y que ejercía en Madrid que, junto a su mujer, daba la pátina de seguridad sanitaria al negocio. En total han sido 18 los detenidos acusados de delitos de organización criminal, contra la salud pública, blanqueo de capitales, intrusismo profesional y trata de personas, en una causa que sigue abierta y que se dirige desde el Juzgado de Instrucción número 43 de la capital.
“Una cita con tu alma”, “una evolución interior”, “profesional, afectiva y profunda”, “en un espacio seguro, de apertura a nuevas posibilidades”, se anuncian. Así que, “si la vida te supera y nada de lo que pruebas te funciona... deja tu contacto y te llamamos”. Fácil. El propio Varela, según el estudio del profesor Luis Santamaría, experto en sectas de “espiritualidad holística” o “new age”, se atribuyó en 2020 ser el creador de la covid y ofrecía sin empacho la ayahuasca como remedio a la pandemia mundial.
Los retiros de Inner Mastery, de entre uno y cinco días, costaban una media de entre 200 y 600 euros, “sin que hubiese ni recibos ni facturas”, según fuentes policiales. En su página web presumen de realizar 500 al año, pese a que según la policía, “todo se cobraba en B”, porque no estaban dados de alta ni como empresa ni como trabajadores de la misma. Los investigadores se afanan ahora en el análisis de las cuentas corrientes y de los modos que utilizaban para blanquear el dinero procedente de esos encuentros, “unos dos o tres al mes en cada casa”. En España, aunque sustancias como la ayahuasca, el peyote, la rana kambó, o el sapo bufo —que popularizó el actor porno Nacho Vidal al celebrar un rito en su casa en el que falleció el fotógrafo José Luis Abad— no son sustancias prohibidas, sí se considera delito suministrarlas a personas, en tanto que pueden ser venenosas y llegar a causar la muerte.
La clientela que acude a estos retiros “neochamánicos”, captada principalmente por las redes sociales, es muy variopinta. Siempre ubicados en mansiones alquiladas e inmersas en espacios naturales, en las que vivían los “colaboradores” de Inner Mastery con sus propias familias, en lugares tan dispares como Madrid, Ibiza, Barcelona, Málaga o Granada, España; Francia, Italia, Bélgica, Irlanda, Finlandia, Rumania, Malta, en Europa; o México, Colombia o Turquía. “Acudían tanto personas mayores como jóvenes, siempre en situaciones desesperadas, de extrema vulnerabilidad psicológica”, señalan fuentes de la investigación, lo que agudizaba los posibles efectos adversos de ingerir ese tipo de sustancias psicoactivas, advierten.
“Desde 2013, Inner Mastery está formada por un equipo interdisciplinario de más de 200 profesionales de la salud, que junto con terapeutas, facilitadores, chamanes y médicos tradicionales de la selva Amazónica, han decidido llevar las bondades de las Herramientas ancestrales naturales a todo el mundo, creando un sistema basado en la Integración Psicoterapéutica del uso de enteógenos (sustancias extraídas de plantas y animales) que aceleran los procesos de superación de cada participante a los retiros”, dicen ellos en su página web. Y añaden: “Hemos propiciado la transformación y sanación de la vida a participantes por todo el mundo”. En Twitter se definen como “la comunidad más grande del mundo para la difusión del uso consciente y responsable de la ayahuasca. Con más de 500.000 fans o seguidores”.
La investigación de toda el entramado mercantil de esta organización llevó a los agentes hasta la selva colombiana, donde pudieron comprobar que mantenían una sede donde disponían de los medios y de las materias prima necesarias para elaborar el brebaje de la ayahuasca, que posteriormente introducían clandestinamente en España a través del aeropuerto de Madrid-Barajas-Adolfo Suárez mediante “mulas” o simulando importaciones de otros productos.
Además, detectaron numerosos envíos de paquetería dirigidos a miembros del grupo que contenían mescalina y ayahuasca. Varela era considerado un maestro espiritual o gurú. A él, además, se le imputaban delitos contra la libertad e indemnidad sexual y de favorecimiento a la inmigración clandestina, según los investigadores. En los registros intervinieron 1 kilo de mescalina, 60 de ayahuasca y 24.000 euros en efectivo, además de sorprender a algunos de los investigados iniciando la celebración de un ritual, momentos antes de facilitarles los brebajes psicoactivos a los asistentes.
Según los investigadores, este tipo de sustancias psicoactivas son habitualmente utilizadas en el marco de ceremonias practicadas por las denominadas “sectas new age”, concretamente en rituales de corte neochamánico. Los investigadores señala que el hecho de que “la administración de las sustancias se acompañe de diversos estímulos como parafernalia ambiental, cantos, luces, incienso etc., colabora a inducir estados disociativos de la consciencia que el chamán usa para ejercer un control coercitivo del grupo”.