Las escenas sexuales de ficción del exnarco Laureano Oubiña y su difunta esposa llegan a juicio
El excapo demandó a la productora de la serie ‘Fariña’, a la que pide 1,5 millones de euros: “Haré lo que haga falta para desmontar las burdas mentiras”
Cinco años después de interponer una demanda contra el honor a la productora Bambú Producciones y a Atresmedia Corporación de Medios de Comunicación (Antena 3 TV) por “daño moral” en la emisión de Fariña, serie basada en el libro de Nacho Carretero, Laureano Oubiña, de 77 años, afronta este martes el juicio civil que se celebrará en el juzgado número 3 de Vilagarcía de Arousa. La vista se celebra después de que las partes no llegaran a un acuerdo en el acto de conciliación celebrado en un juzgado de Po...
Cinco años después de interponer una demanda contra el honor a la productora Bambú Producciones y a Atresmedia Corporación de Medios de Comunicación (Antena 3 TV) por “daño moral” en la emisión de Fariña, serie basada en el libro de Nacho Carretero, Laureano Oubiña, de 77 años, afronta este martes el juicio civil que se celebrará en el juzgado número 3 de Vilagarcía de Arousa. La vista se celebra después de que las partes no llegaran a un acuerdo en el acto de conciliación celebrado en un juzgado de Pozuelo de Alarcón (Madrid) en marzo de 2018. La indemnización solicitada asciende a 1,5 millones de euros.
El excapo gallego, uno de los principales personajes de la serie que alcanzó récords de audiencia, contradice la versión de los demandados, que alegan que las escenas sexuales que Oubiña protagonizó con su difunta esposa Esther Lago (fallecida en 2001 en un accidente de tráfico) eran de ficción. Oubiña asegura que la productora mintió: “Dijeron que estaba basada en el libro de Carretero, y fue a raíz de la demanda, después de la emisión del primer capítulo, cuando cambiaron la promoción por la ficción”, incide Oubiña en declaraciones a este diario.
Ante la expectación mediática que ha suscitado la celebración de la vista este martes (9.30 horas), el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha habilitado una sala de mayores dimensiones de la que estaba prevista y ha limitado las acreditaciones a los medios de prensa y gráficos ante la falta de aforo en este juzgado. Sin embargo, Oubiña no ha confirmado que vaya a acudir al juicio, dado que su presencia no será necesaria al no haber pedido su interrogatorio la parte demandada. Solo debe comparecer su representante legal, el abogado Jorge Paladino Hernández. “Me hubiera gustado que me interrogaran porque iba a hablar alto y claro para desmontar todas las mentiras que dicen de mí, al margen de esas escenas completamente burdas, porque yo me puedo defender, pero mi difunta esposa no, por lo que voy a llegar hasta el final para defender su honor y el de mi familia”, añade Oubiña.
La serie arranca con el personaje en cuestión, considerado el mayor transportista de hachís entre los narcos gallegos, y su mujer en el Pazo de Baión. Una escena contextualizada en la madrugada del 12 de junio de 1990, en pleno despliegue policial de la Operación Nécora, antes de que ambos fueran detenidos. La mansión de los Oubiña, uno de los objetivos de la macrorredada, fue luego decomisada y vendida por el Estado por 15 millones de euros, en 2008. “El pazo estaba en obras en aquel entonces, que nunca se pudieron terminar porque fue intervenido, así que allí nunca hubo enseres y mucho menos una cama para dormir, todo fueron vulgares patrañas”, critica Oubiña.
Su abogado argumenta que la serie falta a la verdad cuando dice que se basa en el libro Fariña, ya que, dice, “no consta en ninguna de sus páginas escena sexual alguna [de Oubiña y su mujer] en el momento de su detención, por orden del entonces juez instructor de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, ni tampoco se recoge en el sumario de la Operación Nécora”.
Oubiña cree que la escena que se describe en la demanda y que interpretan los actores Carlos Blanco, que encarna el personaje del mediático narcotraficante, y la actriz Eva Fernández —el de Esther Lago— le ha producido “un daño moral”, tanto a él como a su familia, y considera que es una intromisión a su derecho fundamental al honor, intimidad e imagen. Unos argumentos por los que exigió a la productora y a la cadena de televisión el reconocimiento de “la falsedad de la escena” en la emisión del segundo capítulo de la serie. Una reclamación que fue desestimada, por lo que Oubiña formalizó la demanda en los juzgados arousanos.
La cantidad que reclama Oubiña por los supuestos agravios en la emisión de la serie será donada íntegramente a la Fundación San Francisco de Asís, dedicada a la rehabilitación y reinserción social de extoxicómanos, con la que el exnarcotraficante colaboró durante su etapa en libertad condicional en cumplimiento de su última condena por blanqueo de dinero del narcotráfico.
Según argumenta la demanda, esa cantidad “es proporcionada al daño moral que se ha visto multiplicado dada la repercusión y audiencia obtenida por dicha emisión”. Subraya que la serie se emite en horario de máxima audiencia (prime time) y que el capítulo motivo de la demanda alcanzó el 21,5% de share a nivel nacional, y en la comunidad autónoma de Galicia, el 42,7%.
También infiere Oubiña en la demanda que tanto él como su difunta esposa son “citados nominalmente en la serie”, y recuerda que, aunque estuvieron detenidos por narcotráfico en la Operación Nécora, finalmente solo fueron condenados por delito fiscal en esta causa, tal y como recoge el ensayo de Carretero. La reproducción y distribución del libro que narra los orígenes y evolución del crimen organizado en Galicia fue paralizada como medida cautelar por una juez, un polémico secuestro que semanas antes de hacerse efectivo disparó la venta de ejemplares.
Entre libros, ‘merchandising’ y vino
Esta es la segunda demanda que presentó Oubiña desde que fue excarcelado en 2017, después de encadenar tres condenas por tráfico de hachís por las que estuvo más de 20 años en prisión. El narcotraficante llevó al banquillo a Carmen Avendaño, dirigente del movimiento de madres de toxicómanos y presidenta de la Fundación Érguete, a la que acusó de haber insinuado en dos entrevistas radiofónicas que él también había traficado con heroína y cocaína. La demanda contra el honor fue desestimada al considerar que las insinuaciones de Avendaño “no eran injuriosas”, aunque para el juez era comprensible que sus expresiones “pudieron haber molestado al demandante”.
“Yo no voy a quedarme quieto, cualquier acusación que falte a la verdad la voy a denunciar. Ni tampoco voy a permitir que me sigan tachando de narcotraficante, porque para eso cumplí mis condenas con creces, y ayer mismo le dije a mi abogado que exigiera una rectificación a un periódico”, se defiende Oubiña.
Su pasado ligado al contrabando de tabaco y al tráfico de hachís se recoge en sus memorias Toda la verdad, publicadas en junio de 2018, y ahora ha anunciado que prepara otra publicación que llevará por título Desmontando a Fariña. Oubiña cuenta en su libro todas las peripecias que vivió al margen de la ley y que vende con numeroso merchandising alusivo a aquella etapa en ferias y eventos, donde también promociona su faceta de viticultor con la venta de botellas de la variedad albariño, rioja y ribera del Duero. “Antes muerto que chivato” o “Rumbo cero” son algunas de sus marcas registradas.
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