Estrategias cruzadas en el tablero político más inestable

Los principales grupos parlamentarios afrontan el inicio del curso con problemas internos y externos

Exterior del Congreso de los Diputados.MARISCAL (EFE)
Madrid -

El curso político comienza este jueves al constituirse las Cortes (Congreso y Senado) de la decimoquinta legislatura, pero lo hace en un escenario de máxima incertidumbre. 22 días después de las elecciones generales de julio, no es posible decir cuánto va a durar. En los últimos 12 años, solo la legislatura 2011-2015 se completó. Desde entonces, o se han repetido elecciones o se han adelantado. Ahora ninguno de los ca...

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El curso político comienza este jueves al constituirse las Cortes (Congreso y Senado) de la decimoquinta legislatura, pero lo hace en un escenario de máxima incertidumbre. 22 días después de las elecciones generales de julio, no es posible decir cuánto va a durar. En los últimos 12 años, solo la legislatura 2011-2015 se completó. Desde entonces, o se han repetido elecciones o se han adelantado. Ahora ninguno de los candidatos tiene amarrados los apoyos necesarios para la investidura, el examen definitivo. Así llegan los bloques a la constitución de las Cámaras.

PP: el ganador desconcertado

Los populares no se han recuperado todavía del desconcierto de los resultados del 23-J, cuando esperaban obtener una victoria mucho más contundente. Así lo evidencian los bandazos que los dirigentes del partido han dado desde entonces: en apenas 24 horas pasaron de llamar al voto para derogar el sanchismo a pedir al partido de Pedro Sánchez su abstención para investir a Alberto Núñez Feijóo. Y tras criticar que el PSOE dependiera de partidos independentistas para mantenerse en el poder —el líder del PP presumió en campaña de que él nunca pactaría con quienes quieren romper España—, los populares se han abierto a negociar con Junts. Todo después del doble portazo del PNV, que se negó a hablar con el PP en los días posteriores a las elecciones y también cuando Vox, en un gesto más estratégico que práctico, pues en ningún caso daban los números, ofreció sus votos al PP sin necesidad de entrar en el Gobierno. Al constatar su falta de apoyos, los populares insisten en que debe gobernar la lista más votada, pese a que tras las elecciones del 28 de mayo —y antes— se hicieron con gobiernos autonómicos y municipales donde no habían ganado gracias a alianzas con Vox. La relación con el partido de extrema derecha sigue siendo tema de discusión en los cuadros del PP. El futuro de su líder en Madrid dependerá en buena medida de la capacidad del bloque de la izquierda para armar una mayoría suficiente contra esa alianza.

Retirada de la lona con el rostro de Feijóo en la sede del PP el pasado 24 de julio, tras la jornada electoral. Emilio Morenatti (AP)

PSOE: de la euforia a la cautela

En contra de lo que pronosticaban la mayoría de encuestas, los socialistas resistieron el 23-J a la aparente ola de cambio tras el 28-M. Mejoraron en un escaño sus resultados de 2019, pero pasada la euforia de la noche electoral, en la que vencieron contra las expectativas, el escenario de pactos se presenta más complejo que nunca porque depende del prófugo Carles Puigdemont y de su partido, Junts. Al contrario que Feijóo, Sánchez ha salido reforzado internamente frente al sector crítico del PSOE que anticipaba una debacle. Desde las elecciones, ha optado por dejar al PP cocerse en su desconcierto, pero con el paso de los días, especialmente tras una eventual investidura fallida de Feijóo, los socialistas tendrán que sentarse a negociar y Puigdemont no parece dispuesto a ponérselo fácil.

Vox: doble crisis

El partido de Santiago Abascal empieza el curso en crisis, no solo por la pérdida de 19 diputados respecto a la legislatura anterior, sino por la renuncia de su portavoz, Iván Espinosa de los Monteros, y la de su sucesor en la lista, síntomas de la tensión interna por el auge de la corriente más ultra del partido ultra, encabezada por Jorge Buxadé.

Iván Espinosa de los Monteros comparece el pasado 8 de agosto en el Congreso para anunciar que deja la política. Claudio Álvarez

Sumar: La difícil relación con Podemos

La campaña electoral funcionó como una breve tregua, rota al día siguiente de las elecciones por las críticas de la dirigente de Podemos, Ione Belarra, quien acusó a la marca de Yolanda Díaz de haber “invisibilizado el feminismo” al no incluir a Irene Montero en las listas. Desde entonces, Podemos, que tiene cinco de los 31 escaños de Sumar y ha anunciado un ERE por la pérdida de ingresos en sucesivos batacazos electorales, reclama su autonomía política dentro de la coalición, integrada por 16 formaciones. El miércoles, Díaz tiene previsto reunir a todos sus diputados para cohesionar al grupo.

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