La candidatura de Yolanda Díaz agita el tablero político

El PP reconoce que la vicepresidenta puede movilizar a la izquierda, pero cree que sobre todo restará voto al PSOE, mientras los socialistas tratan de remar para que alcance un acuerdo con Podemos

Yolanda Díaz inaugura el Centro Estatal de Orientación, Emprendimiento, Acompañamiento e Innovación para el Empleo (COE) en Madrid, este lunes. Foto: MARISCAL (EFE) | Vídeo: EPV

La candidatura de Yolanda Díaz a la presidencia del Gobierno bajo la nueva marca de Sumar ha agitado el tablero político, y la onda expansiva de la propuesta electoral de la política mejor valorada de España, según el CIS, alcanza más allá del espacio electoral de la izquierda. El resto de los partidos han analizado las posibles consecuencias del...

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La candidatura de Yolanda Díaz a la presidencia del Gobierno bajo la nueva marca de Sumar ha agitado el tablero político, y la onda expansiva de la propuesta electoral de la política mejor valorada de España, según el CIS, alcanza más allá del espacio electoral de la izquierda. El resto de los partidos han analizado las posibles consecuencias del lanzamiento el domingo de la vicepresidenta segunda del Gobierno a la carrera por La Moncloa, conscientes de que cualquier movimiento de piezas en la competición electoral tiene potenciales efectos en el resto. El PP, que va en cabeza en la mayoría de los sondeos de intención de voto, reconoce que Díaz puede movilizar a la izquierda, que aparecía en los estudios de opinión desmotivada, aunque cree que la vicepresidenta restará sobre todo voto al PSOE; mientras los socialistas tratan de remar para que alcance un acuerdo con Podemos.

La apuesta de Díaz presenta todavía importantes incógnitas ―la principal, si llegará o no a un entendimiento con Podemos― como para calibrar su impacto en el tablero, pero en las centrales de mando de los partidos ya han tomado nota de algunos rasgos novedosos de su proyecto político. Sobre todo, el cambio de estilo que Díaz presenta con respecto a Podemos, como una izquierda más amable y dialogante, lo que abre la puerta a que tenga capacidad de penetrar en un electorado más transversal que el exclusivo del espacio a la izquierda del PSOE.

Los socialistas son los principales concernidos por la transformación de sus adversarios en el espacio progresista y saludan que haya echado a andar el proyecto de la ministra de Trabajo, con el argumento de que la organización de todas las marcas a su izquierda permite que sumen y pueda revalidarse la coalición de Gobierno progresista. La preocupación en La Moncloa es que al final no sea posible un acuerdo entre Díaz y Podemos y la división penalice sus opciones electorales, de ahí que el sector socialista en el Gobierno esté tratando de remar para que pacten. “Es una muy buena noticia para España, para nuestro país y para todos los votantes progresistas que todas esas fuerzas políticas variadas que están a la izquierda del PSOE se organicen y vayan unidas a las elecciones”, defendió el lunes el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. “Sería todavía mejor noticia que fueran unidas todas las fuerzas políticas sin excepción. Ese sería nuestro deseo”, reconoció al mismo tiempo que intentaba presionar a Podemos para que se aviniera a un acuerdo.

Los socialistas celebran la apuesta de la ministra de Trabajo porque creen que así tendrán más opciones de reeditar el Gobierno de coalición, según los mensajes que han aducido tras el acto de lanzamiento de Díaz. “Ayer [por el domingo]”, celebró el lunes Bolaños, “fue un día para que los votantes progresistas tengan la ilusión de que va a haber una legislatura más de avances sociales en España y que la va a haber de la mano de Pedro Sánchez”. En ese análisis se encuadra el espacio que La Moncloa cedió a Díaz en la moción de censura de Vox.

No obstante, en el PSOE también hay dudas sobre el impacto del proyecto de la vicepresidenta en su propio electorado, que podría verse atraído por una figura con la que presenta muchos más puntos en común que sus predecesores en Podemos, como Pablo Iglesias, Irene Montero y Ione Belarra. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, puso voz a esas dudas al reconocer, el domingo en una entrevista en La Razón, que podría ocurrir que Díaz robara también votantes a los socialistas. “Conozco gente que ahora mismo está dudando entre votar al PSOE o a Yolanda Díaz a nivel nacional”, advertía el barón.

Borja Sémper, a su llegada el lunes a una rueda de prensa en la sede nacional del PP, en Madridalberto Ortega (Europa press)

Esa es la tesis principal del PP, la de que Díaz puede terminar siendo un problema para el PSOE, porque su propuesta menos escorada compite también por el electorado más centrado en la izquierda. Los populares niegan estar preocupados por el hecho de que la vicepresidenta segunda pueda ser una rival más competitiva que su predecesor, Pablo Iglesias. “Una candidata que es vicepresidenta de Sánchez y que es militante del Partido Comunista al PP no le preocupa nada, como usted entenderá. A quien le debería preocupar el roto que le pueda hacer es a Pedro Sánchez. Ojo con las marcas blancas. Y a Pablo Iglesias, que fue su padre político y hoy tiene su semana de pasión”, subrayó el lunes el portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, que también incidió en la división entre Díaz y Podemos para desgastar al Ejecutivo de Pedro Sánchez. “Es un Gobierno que llegó a este fin de semana siendo bipartito y ha salido siendo tripartito”, apuntó Sémper.

Pero en la dirección del PP también reconocen que la candidatura de Díaz puede actuar como un revulsivo y movilizar a la izquierda, que hasta ahora aparecía desmotivada en las encuestas, lo que podría suponer un problema para las expectativas electorales de Alberto Núñez Feijóo. Aunque sostienen que la propuesta amable de la política gallega también corre el riesgo de dejarse por el camino al electorado más escorado a la izquierda. “¿La izquierda rupturista del 15-M, el anticapitalismo, va a movilizarse con la izquierda chuli de Yolanda Díaz?”, inquieren fuentes de Génova, que también llaman la atención sobre que Sumar esté “devaluando la marca de Podemos” con la disputa sobre su integración, cuando es Podemos ―y no Sumar―, quien se va a presentar en las elecciones autonómicas y municipales de mayo.

El PP se frota las manos ante la posibilidad de que un pinchazo de Podemos en mayo pueda granjearle a la derecha más gobiernos autonómicos y locales. “Lo que nos va bien es que Díaz y Podemos se peleen”, admiten en el cuartel general del PP, precisamente el escenario que tratan de evitar a toda costa los socios que integran la coalición progresista en La Moncloa.

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