Putin esquiva el embargo de la UE con el trasvase de crudo junto a Ceuta en buques que fondean en Gibraltar

Las autoridades españolas y gibraltareñas aseguran que no prestan apoyo a los petroleros que trasiegan en el Estrecho el petróleo de Moscú

Un barco permanece abarloado junto a un petrolero en aguas próximas a Gibraltar, en una imagen de archivo.Pablo Blazquez Dominguez (Getty Images)

El Themis I es un petrolero de bandera panameña del tipo aframax (hasta 120.000 toneladas de carga), diseñado para el transporte de crudo en trayectos cortos y medios. Zarpó el pasado 28 de enero de Primorsk, principal puerto ruso del Báltico, y navega rumbo a Ceuta OPL (Off Port Limits, fuera del puerto), donde tiene previsto llegar el día 15. El buque, cargado de crudo ruso, no fondeará en el puerto español, sino en una zona contigua, en aguas internacionales, por lo que evitará pagar tasas y someterse a la jurisdicción española. Será allí donde, mediante pequeñas embarcaciones...

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El Themis I es un petrolero de bandera panameña del tipo aframax (hasta 120.000 toneladas de carga), diseñado para el transporte de crudo en trayectos cortos y medios. Zarpó el pasado 28 de enero de Primorsk, principal puerto ruso del Báltico, y navega rumbo a Ceuta OPL (Off Port Limits, fuera del puerto), donde tiene previsto llegar el día 15. El buque, cargado de crudo ruso, no fondeará en el puerto español, sino en una zona contigua, en aguas internacionales, por lo que evitará pagar tasas y someterse a la jurisdicción española. Será allí donde, mediante pequeñas embarcaciones, reciba suministros y repuestos y, con toda probabilidad, trasvase los hidrocarburos que transporta a un superpetrolero o VLCC (Very Large Crude Carrier), de hasta 320.000 toneladas, que lo llevará a su destino en Extremo Oriente.

Desde que empezó la guerra de Ucrania, hace ahora un año, se han multiplicado estas operaciones de trasvase de combustible entre barcos en alta mar (conocidas como STS o ship to ship, de buque a buque, por sus siglas en inglés) en el estrecho de Gibraltar. Según datos de la compañía de inteligencia energética Vortexa, publicados por Cinco Días, al menos 15 buques como el Themis I han zarpado desde diciembre pasado de los puertos rusos de Primorsk y Ust-Luga, en el golfo de Finlandia, para trasvasar su carga en el Estrecho a grandes petroleros, que desde allí rodean el continente africano; mientras que otros seis se han internado en el Mediterráneo hasta el puerto de griego de Kalamata, donde pasan el crudo a barcos que cruzan el canal de Suez.

El cierre de los mercados europeos al crudo ruso, debido a las sanciones impuestas por la UE a Putin por la invasión de Ucrania, ha obligado a Moscú a reorientar sus exportaciones hacia China o India. Usar dos tipos de buques para cubrir el trayecto —unos de limitadas dimensiones, con capacidad para navegar en las heladas aguas del Báltico, y otros de gran capacidad, para largas travesías— es la forma de sacar el máximo rendimiento a unos petroleros escasos y ahorrar costes. Según la agencia Reuters, las operaciones STS en el Mediterráneo se han multiplicado por ocho en enero pasado, hasta los 1,7 millones de toneladas, de las que casi un millón se han trasvasado junto a Ceuta.

El trasiego de petróleo en alta mar es una operación de alto riesgo, pues cualquier accidente o derrame puede causar un desastre ecológico. A finales de octubre, las autoridades marítimas españolas ordenaron remolcar hasta el fondeadero de Algeciras al tanquero Linda I, con bandera de Panamá, que sufrió un problema mecánico y quedó a la deriva con el consiguiente riesgo para la navegación. Los inspectores subieron a bordo y descubrieron otras deficiencias, por lo que se le impuso una multa de 80.000 euros. El buque había partido de Primorsk.

La Dirección General de la Marina Mercante asegura que las operaciones de trasvase de crudo entre buques (STS) están prohibidas en aguas españolas y, si se detectan, puede suponer la retención de la nave y la apertura de un procedimiento sancionador. Sin embargo, no están prohibidas en aguas internacionales, donde España no puede impedirlas ni regularlas. Esto es lo que sucede, según Marina Mercante, con el trasiego de combustible ruso en el Estrecho, fuera de la zona bajo competencia de la Comandancia Marítima de Ceuta, que se limita a monitorizarlo y adoptar medidas preventivas, por si se produjera algún incidente.

Aunque con estas operaciones Rusia consigue esquivar las sanciones de la UE, no suponen una vulneración del reglamento europeo, pues los buques que participan en ellas están abanderados en terceros países (la mayoría en Panamá) a los que no afecta el embargo. Marina Mercante asegura que su actuación “no puede ir más allá del seguimiento de estos buques y de impedir la asistencia técnica [a los mismos] en puerto español”. Desde el pasado 5 de diciembre, no solo está prohibida la compra, transferencia o importación por vía marítima de crudo ruso, sino también “facilitar, directa o indirectamente, asistencia técnica, servicios de intermediación, financiación o asistencia financiera o cualesquiera otros servicios” a quienes la hagan.

La Capitanía Marítima de Ceuta ha advertido a las empresas que prestan apoyo a los buques en tránsito por el Estrecho que se exponen a fuertes multas si suministran defensas Yokohama (un cilindro neumático que se utiliza para proteger los costados de los buques de golpes con los muelles o con otros barcos en operaciones STS) a los petroleros que transportan crudo ruso, informaba este miércoles El Faro de Ceuta.

Pero Ceuta no es el único puerto del Estrecho. Enfrente está Gibraltar, cuyas autoridades sostienen que en la colonia británica “no se permite hacer escala a ningún buque procedente de Rusia o con destino ruso, o que enarbole pabellón ruso o que nos conste sea propiedad de intereses rusos”. “También podemos confirmar”, han agregado, a preguntas de EL PAÍS, “que ningún buque está haciendo escala en Gibraltar para cargar equipos STS” para usarlos en aguas internacionales.

Sin embargo, al menos dos de los buques señalados por Vortexa como participantes en el trasvase de crudo ruso en el Estrecho han fondeado en Gibraltar en los últimos meses. El São Paulo (VLCC), con bandera de Chipre, lo hizo del 7 al 12 de diciembre. Según la Capitanía del puerto gibraltareño, el buque procedía del Canal de Suez, llegó sin carga para repostar y zarpó con rumbo desconocido (“for orders”, a la espera de órdenes), sin que hubiera “indicaciones de ningún vínculo con Rusia”. El barco, que llegó el 19 de enero a Kochi (India), tenía pabellón de la UE (Chipre) por lo que podría ser sancionado si transportó crudo ruso, pero hasta el pasado lunes estaba permitido importar sus productos derivados.

Más sospechas despierta el Lauren II (VLCC), con bandera de Panamá, que estuvo en el fondeadero oeste de Gibraltar (bahía de Algeciras) el 18 de diciembre. Según sus autoridades, el Lauren II llegó sin carga procedente de Singapur y no había hecho escala antes en puertos rusos, por lo que tampoco existían indicios de vínculos con Moscú. Su capitán aseguró, según fuentes gibraltareñas, que se dirigía al puerto de Ceuta, pero la comandancia de la ciudad española asegura que el Lauren II nunca llegó allí. Es probable que se quedara en Ceuta OPL, en aguas de nadie donde no se aplica el embargo al crudo ruso y tampoco las normas de protección medioambiental.

No es la única singladura aparentemente errática en el Estrecho: el Grace Fortuna, un quimiquero con bandera liberiana de 40.000 toneladas, zarpó el 28 de diciembre de Ust-Luga (Rusia) para permanecer casi todo enero en Ceuta OPL, con una fugaz visita al fondeadero de Algeciras, antes de regresar al Báltico a principios de febrero.

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