El Gobierno aumenta la presión sobre la patronal para que suba los salarios

PSOE y Unidas Podemos discrepan en el tono de las críticas a la CEOE y el aumento del gasto en Defensa, aunque ambos apoyan el incremento salarial

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, conversa con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en el Congreso.Alberto Ortega (Europa Press)

La inflación está devorando los salarios de millones de españoles, en especial las rentas más bajas. El Gobierno está presionando a la patronal para tratar de que ceda algo en la negociación con los sindicatos sobre los convenios colectivos, que está bloqueada. Yolanda Díaz, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, subió este lunes el tono y llegó a decir que la patronal “no está a la altura”. El sector socialista del Gobierno n...

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La inflación está devorando los salarios de millones de españoles, en especial las rentas más bajas. El Gobierno está presionando a la patronal para tratar de que ceda algo en la negociación con los sindicatos sobre los convenios colectivos, que está bloqueada. Yolanda Díaz, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, subió este lunes el tono y llegó a decir que la patronal “no está a la altura”. El sector socialista del Gobierno no quiere utilizar unas formas tan duras, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, matizó a Díaz poco después y dijo que confía en el “sentido común” de la patronal. Sin embargo, pese a las diferencias de tono, y el malestar evidente en el sector socialista por el “ruido” que en su opinión vuelve a hacer Díaz en el arranque de curso político, en el fondo del asunto hay acuerdo: el Ejecutivo quiere convencer a la patronal de que suba los salarios de forma significativa, porque de lo contrario puede acabar la paz social que ha dominado los últimos meses. Eso sí, el PSOE prefiere hacerlo de manera discreta, sin ir al choque público, y Díaz ha optado por dar un aviso a la patronal ante el bloqueo de la negociación con los sindicatos, que lleva meses sin avances.

En una entrevista en la Cadena SER, Díaz volvió a respaldar este lunes a los sindicatos en sus movilizaciones por las subidas salariales, a pesar del enfado expresado por la patronal CEOE. “No animé a las movilizaciones, pero la situación es muy delicada. Tienen toda la razón para salir. La patronal está bloqueando la negociación colectiva. Y esto es grave. Los trabajadores están sufriendo”, afirmó. La vicepresidenta ha metido mucha presión a la patronal y está trasladando la pelota al tejado de los empresarios para tratar de forzar un desbloqueo de la negociación y dejar claro que si los salarios no suben es porque la patronal no quiere, porque tanto los sindicatos como el Gobierno tienen una posición clara.

Sin embargo, el sector socialista del Ejecutivo, aunque también apoya una subida de salarios, está utilizando un tono mucho más suave y evita criticar directamente a la patronal. Montero hizo una llamada a la negociación. “Es mejor un acuerdo, confío en el sentido común, que siempre ha presidido los trabajos de la patronal”, apuntó la vicesecretaria general del PSOE. Los empresarios “han dado muestra de un sentido común muy saludable a lo largo de la pandemia y de esta situación económica”, insistió en Antena 3. “A diferencia del PP, [la patronal] ha sabido estar al lado de la gente arrimando el hombro y cerrando filas con el Gobierno”, reforzó Pilar Alegría la posición de Ferraz. Díaz, en cambio, lamentó que la CEOE se levantara de la mesa de negociación el 5 de mayo “por negarse a la subida de los salarios” y acusó a la patronal de “bloquear” la renovación de los convenios colectivos. Para la vicepresidenta segunda, la subida salarial debe abordarse con urgencia, ya que, de lo contrario, para las familias trabajadoras “es imposible vivir”. “Una inflación desbocada requiere que los agentes sociales estén a la altura de las circunstancias (...). La patronal española no está a la altura de su país y, por tanto, los sindicatos tienen motivos para salir a la calle”, zanjó.

Debate sobre la subida del salario mínimo

De fondo, también hay una discusión interna del Gobierno sobre una decisión que sí le compete: la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). El sector socialista apuesta por incrementarlo a 1.049 euros, pero los sindicatos reclaman 1.100, esto es, un 10% para compensar la inflación, y Yolanda Díaz se está colocando más cerca de estos últimos. La vicepresidenta segunda considera “evidente” que el Gobierno subirá el SMI “al menos al 60 % del salario medio”, ya que se trata de uno de los compromisos del Ejecutivo. El horizonte negociador tiene en este viernes su primera parada. La determinación de la cuantía de la nueva subida del salario mínimo interprofesional será sometida a estudio por el comité de expertos que Trabajo ha convocado tras las vacaciones de verano.

Entretanto, los agentes sociales respiran aire viciado tras sus últimos enfrentamientos dialécticos. Los comentarios de Díaz, cuestionando el “compromiso con su país” de los empresarios por negarse a fijar una senda de crecimiento de los salarios actualizable con la que combatir el aumento del coste de la vida, aliñado por los reproches de los líderes de UGT, Pepe Álvarez, y CC OO, Unai Sordo, ha elevado la tensión con la patronal hasta unos límites que ponen en riesgo la consecución de cualquier acuerdo. Fuentes de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) evitan entrar en valoraciones sobre las palabras de la vicepresidenta, pero aseguran que desde el organismo están “por la economía, y no por la política”. Y barruntan que Díaz busca una proyección más allá de su papel como ministra de Trabajo, y que estos mensajes tienen como objetivo potenciar una imagen personal y al margen del Gobierno de coalición. En el horizonte estaría su proyecto de Sumar, con el que se presentaría a las generales.

En esta línea se manifestó el presidente de la Federación de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor. “Me parece poco edificante, en estos momentos, plantear un conflicto, una polémica, salvo que detrás haya un aspecto puramente electoral”, dijo el también vicepresidente de la CEOE. Además, Amor acusó a Díaz de emplear un lenguaje con el que “demonizar a los empresarios”, en lugar de “buscar el diálogo, el consenso y la paz social”.

La relación con los empresarios no fue el único coletazo en la coalición. En el PSOE se extiende cada vez más el temor de que las próximas elecciones, con autonómicas y municipales en mayo como etapa intermedia de las generales en diciembre de 2023, se podrían perder en invierno. “¿No se dice que los incendios no se apagan en verano? Pues esto es lo mismo”, resume un miembro de la dirección socialista. La combinación de un otoño caliente por el malestar social por la inflación y un invierno crudo por el efecto dominó de una UE sin el gas ruso puede resultar letal a pocos meses de que los dos grandes partidos se jueguen su poder territorial. Sin margen para el error, Pedro Sánchez necesita remontar a contracorriente las encuestas, y para eso debe sofocar las crisis periódicas con Unidas Podemos. “El ruido nunca es bueno”, resumió el portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, en RNE. Las expectativas de Ferraz y La Moncloa de comenzar el curso concentrados en la gestión del alza de precios y en la ofensiva sin tregua sobre Alberto Núñez Feijóo se truncó también por las desavenencias por el gasto en Defensa.

Desavenencias por la inversión militar

Casi al mismo tiempo que desde el PSOE recomendaban bajar los decibelios, Unidas Podemos, a través de Díaz, volvía a marcar perfil propio reabriendo las fricciones por el incremento de la inversión militar. La vicepresidenta segunda afirmó que el techo de gasto pactado y aprobado para los Presupuestos de 2023 no incluye el aumento del gasto en Defensa, al que Sánchez se comprometió en la cumbre de la OTAN del pasado junio en Madrid. El gasto militar español pasará progresivamente del 1,01% al 2% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2029, lo que supondrá duplicar los 13.000 millones presupuestados en 2021. La aprobación en julio de un crédito extraordinario de mil millones para el Ejército, a cuenta del fondo de contingencia sin tener que esperar a los Presupuestos de 2023, originó la última gran bronca en el Gobierno de coalición. Y por lo visto ayer se cerró en falso pese a la reconciliación del PSOE y Unidas Podemos tras el giro a la izquierda de Sánchez en el debate del estado de la nación. “En el techo de gasto que hemos negociado este verano, desde luego no estaba el incremento de Defensa, aquí le doy una pista”, aseveró Díaz.

Fuentes de La Moncloa recuerdan que la cifra del techo de gasto se calcula en función de la evolución de los ingresos públicos y del objetivo de estabilidad. Es decir, esa cifra no refleja la variación de las partidas presupuestarias. E insisten en que hay que tener en cuenta que una cosa es el Presupuesto y otra el techo de gasto. Las fuentes consultadas concluyen que será cuando se presenten los Presupuestos Generales del Estado cuando se verá cómo se incrementa cada partida, incluido el gasto en Defensa. Este último desencuentro se produjo el mismo día que la ministra de Defensa, Margarita Robles, viajaba a una reunión en Praga con sus homólogos de la UE en la que se abordará el impacto de la guerra de Ucrania y las inversiones en defensa. Desde el PSOE remarcan que Sánchez cumple sus compromisos, apuntando así que habrá aumento de gasto en Defensa. Lo que está aún por ver es en qué formato. Si el aumento fuera muy grande y estuviera en el Presupuesto, el PSOE tendría problemas para sacarlo adelante no solo por Unidas Podemos, sino por aliados como ERC, que tampoco están de acuerdo. La tarea ahora es buscar fórmulas si se quieren sacar adelante las cuentas públicas de 2023.

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