Un año político de vértigo | El PSOE afronta un otoño caliente sin margen para el error
Los socialistas reivindican su gestión e intentarán jugar la baza de la empatía con la calle para movilizar a sus bases desencantadas
Retener el próximo mayo el enorme poder territorial que consiguió en las elecciones de 2019 ―con la presidencia de nueve de las 17 comunidades autónomas y las alcaldías de 22 de las 52 capitales de provincia― es el reto del PSOE. Un objetivo para el que el partido se va a poner a trabajar desde ya, a nueve meses vista. El desafío pondrá a prueba el manual de resistencia de Pedro Sánchez. El Gobierno ya ha advertido de que el contexto, con una inflación del 10,8% y tras varias revisiones a la baja del crecimiento del PIB, ...
Retener el próximo mayo el enorme poder territorial que consiguió en las elecciones de 2019 ―con la presidencia de nueve de las 17 comunidades autónomas y las alcaldías de 22 de las 52 capitales de provincia― es el reto del PSOE. Un objetivo para el que el partido se va a poner a trabajar desde ya, a nueve meses vista. El desafío pondrá a prueba el manual de resistencia de Pedro Sánchez. El Gobierno ya ha advertido de que el contexto, con una inflación del 10,8% y tras varias revisiones a la baja del crecimiento del PIB, puede ir a peor. El invierno será crudo, con una jauría de marcadores económicos que no vaticina nada bueno, a expensas de la guerra en Ucrania y de lo que Vladímir Putin haga con el gas ruso. Los socialistas parten de este escenario, al que hay que añadir el desgaste de la pandemia, sin margen para el error.
Reactivar al partido. La apatía que el PSOE percibió en su militancia en las elecciones andaluzas de junio causó desazón en la cúpula del partido, donde no esperaban la mayoría absoluta del PP en su tradicional granero de votos. Fuentes de la dirección interpretan que el resultado fue tan rotundo porque no se trasladó ilusión a los votantes. Buena parte del electorado socialista se quedó en casa, dicen, porque desde el primer momento caló la sensación de que la victoria del popular Juan Manuel Moreno era inevitable. “Lo único bueno es que nuestros alcaldes, en toda España, le vieron las orejas al lobo”, afirman.
Ayuso, Cataluña y otros nueve desafíos de Feijóo
Pedro Sánchez, los ministros socialistas y el resto de pesos pesados del partido dedicarán el último cuatrimestre del año a tratar de enchufar al partido y convencer a sus bases de que no caigan en la resignación por el efecto Feijóo de las encuestas: todas sitúan al PP por delante. “Hay que ponerle las pilas al partido. Todo los hombres y mujeres del PSOE son imprescindibles para ganar las elecciones autonómicas y municipales. Queremos que se sientan importantes porque lo son”, traslada un cargo relevante de Ferraz.
Menos moqueta y más empatía. Sánchez se expondrá al contacto directo con los ciudadanos recorriendo España con una treintena de actos hasta diciembre. Esa estrategia se acelerará conforme las distintas tandas electorales se acerquen. El objetivo: presentar a un presidente empático y a pie de calle, en contraposición con la imagen distante que la derecha le achaca. El PSOE lanzará la campaña El Gobierno de la Gente esta próxima semana, y en ella resaltará las medidas que se van a tomar para intentar contener la subida de precios. “Las encuestas nos dicen que el voto que hemos perdido está en la abstención. Salvo un porcentaje mínimo, no se nos ha ido a otros partidos, por lo que no lo consideramos un voto perdido”, expone el círculo de confianza de Sánchez.
El papel de los barones. La Moncloa y Ferraz, sede del PSOE, están obligados a cortar de raíz en las elecciones de mayo la sensación de cambio de ciclo que el PP ha buscado con sus triunfos en Madrid, Castilla y León y Andalucía. “La estrategia del PP ha sido la de implantar la imagen de un PSOE que iba de derrota en derrota. Han crecido a costa de Ciudadanos mientras espaciaban la convocatoria de elecciones, como si fuera la tortura de la gota de agua, buscando debilitarnos. Pero ahora llega nuestro turno. Jugamos en casa”, analizan en la sala de máquinas del PSOE. Doce comunidades celebrarán elecciones en mayo y el PP solo gobierna en dos: Madrid y Murcia. Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura, La Rioja y Navarra tienen presidentes socialistas, y en Cantabria cogobierna el PSOE con el PRC de Miguel Ángel Revilla. Por eso el papel de esos barones territoriales y su capacidad de movilizar se antojan claves para el partido.
Pero cada comunidad es un mundo. Ni los presidentes socialistas más consolidados se podrán permitir un despiste: Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) y Guillermo Fernández Vara (Extremadura) tendrán que revalidar la mayoría absoluta para evitar una hipotética reedición del Ejecutivo de PP y Vox en Castilla y León. Y en el resto de comunidades gobernadas por el PSOE los sondeos internos del partido auguran que se conservará el poder, aunque en algunos casos se necesitaría también un buen resultado de Unidas Podemos.
El mayor riesgo, en las municipales. Una pérdida de fuelle de Unidas Podemos (apuntada en las encuestas) puede dar al traste con muchos gobiernos locales de izquierdas. El PSOE puede encontrarse con la paradoja de ganar en votos pero perder por ese motivo varias de las 22 capitales de provincia, según fuentes socialistas. “Las municipales pueden ser drama”, avisa un dirigente del PSOE. Las grandes ciudades son la asignatura pendiente —Sevilla es la principal alcaldía, aunque el PSC se ve con muchas opciones en Barcelona—, pero no habrá ministros reconvertidos en candidatos en ninguna urbe, sostienen estas fuentes. Ningún territorio lo ha pedido y Sánchez no contempla una remodelación en el Gobierno.
A vueltas con Madrid. En principio la candidata en la capital será Mercedes González, la delegada del Gobierno, pero el ruido en la federación socialista madrileña hace que esa apuesta aún no esté cerrada. La percepción en el PSOE es que el alcalde, José Luis Martínez-Almeida (PP), no está fuerte y el relevo en el Palacio de Cibeles es posible. Las opiniones en el antiguo PSM se dividen entre los partidarios de “dar tiempo a la cantera”, línea en la que estarían Ferraz y La Moncloa, y quienes prefieren apostar por un fichaje de renombre. Sánchez ya lo hizo en 2019 con el exseleccionador nacional de baloncesto Pepu Hernández, y los socialistas obtuvieron su peor resultado mientras con Ángel Gabilondo vencían en las autonómicas por primera vez desde 1987. “El presidente debe tener claro que, después de lo de Pepu, un resultado parecido por otro fichaje se lo achacarán a él”, piensa un responsable del PSOE partidario de construir un proyecto a medio plazo. El secretario general del PSOE madrileño, Juan Lobato, será el candidato autonómico frente a Isabel Díaz Ayuso, a la que desde La Moncloa y Ferraz señalan como la que realmente manda en el PP en lugar de Feijóo.
El posible indulto a José Antonio Griñan. En el PSOE hay opiniones dispares sobre la posible concesión de la medida de gracia, y su impacto electoral, al expresidente de la Junta de Andalucía y expresidente del PSOE José Antonio Griñán, condenado por el Tribunal Supremo a seis años de cárcel por malversación y prevaricación en el caso de los ERE. Los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero han respaldado la petición de un indulto parcial que la familia prevé presentar después del verano, lo mismo que el exvicepresidente Alfonso Guerra, la expresidenta andaluza Susana Díaz y el actual presidente de Aragón, Javier Lambán. El Gobierno no ha descartado hacerlo, pero en el PSOE aguardan a conocer primero los votos particulares de las dos magistradas que se opusieron al fallo.