Una miss mexicana y un experto ladrón de vinos: así fue el atraco imperfecto en el restaurante Atrio

La Policía Nacional cierra la investigación que llevó hasta los ladrones de 45 botellas de vino valoradas en 1,6 millones de euros

Constantín Gabriel y Priscila Lara Guevara captados por las cámaras del restaurante Atrio el día del robo de 45 botellas de vino. Vídeo: REUTERS

Llamó un día antes de cometer el robo y reservó una habitación a nombre de Mirka Golubic, el mismo nombre con el que se registró en el hotel-restaurante Atrio (Cáceres, dos estrellas Michelín) el 27 de octubre de 2021. Priscila Lara Guevara, mexicana de 28 años y Miss Earth Estado de México, utilizó una carta de identidad suiza falsa, según fuentes de la investigación. Ataviada con una peluca morena, gafas de sol y mascarilla, avisó por la tarde en la recepción de que cenaría esa misma noche con un acompañante.
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Llamó un día antes de cometer el robo y reservó una habitación a nombre de Mirka Golubic, el mismo nombre con el que se registró en el hotel-restaurante Atrio (Cáceres, dos estrellas Michelín) el 27 de octubre de 2021. Priscila Lara Guevara, mexicana de 28 años y Miss Earth Estado de México, utilizó una carta de identidad suiza falsa, según fuentes de la investigación. Ataviada con una peluca morena, gafas de sol y mascarilla, avisó por la tarde en la recepción de que cenaría esa misma noche con un acompañante.

No era la primera vez que comían juntos en el afamado restaurante del cocinero extremeño Toño Pérez. Ella había estado con Constantín Gabriel Dumitru, nacido en Rumanía en 1975 y con segunda nacionalidad holandesa, tres veces antes, ese mismo año: en junio, en agosto y en septiembre; dos veces cenando y una, comiendo. Los agentes de la Policía Nacional que han seguido la pista de la peculiar pareja durante los nueve meses que ha durado la investigación sospechan que aquellas visitas fueron preparatorias del atraco perpetrado aquella noche de un martes del mes de octubre: 45 botellas de los mejores vinos de la bodega, valorados en 1,6 millones de euros.

Foto: EFE/Jero Morales | Vídeo: europa press

Después de cenar siguieron la tradición de Atrio, que invita a sus clientes a visitar su histórica bodega, y luego subieron a la habitación, pese a que Constantín (semioculto tras la mascarilla) nunca se registró en el hospedaje.

Pasada la una de la madrugada, cuando ya solo quedaba un recepcionista como todo personal del hotel, Priscila llamó diciendo que tenía hambre y, pese a estar la cocina cerrada, el telefonista de la recepción accedió a prepararle una ensalada.

Los investigadores creen que, mientras ella entretenía al mozo pidiéndole hasta “algo de postre”, Constantín bajó con tres mochilas vacías a la bodega, ubicada en el sótano. Abrió con “una copia de la correspondiente tarjeta magnética de la puerta o con una tarjeta sustraída” —los investigadores no saben aún cómo se hizo con ella— y metió en sus bolsas 45 botellas de vino, entre las que se encontraban un Chateau d’Yquem de 1806 (310.000 euros) y otros seis caldos del siglo XIX. “Esas botellas son parte de mi historia personal, de la historia de Atrio, pero también de Cáceres, de sus ciudadanos, de todos los amantes del mundo del vino”, dijo el cocinero Toño Pérez.

Las cámaras del hotel, aseguran fuentes de la investigación, registraron los estudiados y sincronizados movimientos de la pareja. A las cinco de la madrugada, tras envolver las botellas en toallas y sábanas para evitar que se rompieran mientras las transportaban en las mochilas, hicieron el check out y abandonaron el establecimiento a pie y sin dejar ni rastro, ni una sola huella. Se esfumaron andando con sus bolsas a cuestas. Y, al día siguiente, todos los medios de comunicación hablaban del misterioso robo de “las joyas” de Atrio. La pulcritud del atraco llevó a la policía a pensar inicialmente que se trataba de un grupo organizado.

La miss mexicana Priscila Lara Guevara.

La identificación

Pasaron meses hasta que los investigadores de robos de la Unidad central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) y los de la Policía Judicial de Cáceres los identificaron. Visualizaron decenas de cámaras, realizaron miles de comprobaciones, hicieron toda clase de cotejos hasta que encontraron a un hombre que había sido detenido en dos ocasiones en el madrileño barrio de Salamanca por robar botellas de vino de gran valor en tiendas gourmet. Su aspecto coincidía. Y se le ubicaba en Cáceres acompañado de su pareja el día de los hechos. Los agentes llegaron hasta su casa, un piso próximo a El Corte Inglés de Campo de las Naciones en Madrid, pero ya se habían ido. “Se marcharon fuera de España a los pocos días de perpetrar el robo”, señalan fuentes de la investigación. De nuevo, y pese a conocer sus identidades, se les perdía el rastro.

La colaboración con las policías de otros países dio sus frutos y los agentes supieron que habían estado puntualmente en Rumanía en enero de 2022, donde Constantín renovó su pasaporte. También descubrieron que él había sido detenido por robar botellas de vino en un Duty Free del aeropuerto de Ginebra (Suiza). Los agentes introdujeron sus datos en las bases policiales internacionales por si eran detectados en alguno de los Estados miembros. Así fue. La semana pasada eran localizados en el paso fronterizo de Eslovenia hacia Croacia. La jueza del juzgado de instrucción número 4 de Cáceres emitió inmediatamente una orden europea de detención, y la policía croata los detuvo cuando regresaban al país desde Montenegro. Las autoridades croatas los pondrán ahora a disposición de la justicia española, con la que se enfrentan a una acusación de robo con fuerza, con la agravante (quizá) de los efectos sustraídos. Pero las 45 botellas no han aparecido. Ni una gota del vino.

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