Los vecinos de Tablada se preparan a dar la batalla contra Defensa por la tala de 389 árboles del barrio

El proyecto de reurbanización del ministerio necesita del visto bueno del Ayuntamiento de Sevilla para que el mantenimiento de sus calles, muy deterioradas, pase a ser municipal

Francisco Cano, en el centro, junto a otros de los vecinos del barrio de Tablada, en la calle del Aeródromo de Tablada, afectada por la reurbanización planteada.Alejandro Ruesga

A mediodía las pocas personas que desafían el calor y se atreven a cruzar la barriada de Tablada, en Sevilla, rumbo al Barrio de los Remedios eligen la calle del Aeródromo para cobijarse bajo las tupidas sombras de proyectan sus cinamomos. Entre sus densas ramas, que casi se dan la mano de acera a acera, también se refugian los gorriones y los vencejos que le pían al bochorno. Esta es una de las avenidas con más árboles de la zona, pero pronto esa sombra frondosa podría ser sustituida por otra menos amplia y tupida, perteneciente a especies más jóvenes o de otro tipo de árbol, o directamente p...

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A mediodía las pocas personas que desafían el calor y se atreven a cruzar la barriada de Tablada, en Sevilla, rumbo al Barrio de los Remedios eligen la calle del Aeródromo para cobijarse bajo las tupidas sombras de proyectan sus cinamomos. Entre sus densas ramas, que casi se dan la mano de acera a acera, también se refugian los gorriones y los vencejos que le pían al bochorno. Esta es una de las avenidas con más árboles de la zona, pero pronto esa sombra frondosa podría ser sustituida por otra menos amplia y tupida, perteneciente a especies más jóvenes o de otro tipo de árbol, o directamente por los rayos del sol, si sale adelante el proyecto elaborado por el Instituto de la Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Vivienda de la Defensa (INVIED), que forma parte del ministerio que dirige Margarita Robles y que es el actual titular de los terrenos donde se levanta la barriada, junto a la base aérea de Tablada y los terrenos donde se instala la Feria de Sevilla.

El proyecto establece las actuaciones de mejora de un barrio que construyó el Estado a mediados de los años cincuenta del siglo XX para el uso de las Fuerzas Armadas y cuyas viviendas ―casas adosadas para los oficiales y bloques de pisos para los suboficiales― han ido adquiriendo los militares. Sin embargo, los 93.000 metros cuadrados de suelo, son propiedad del Ministerio de Defensa y la reurbanización por ese departamento es el paso previo para que el Ayuntamiento pueda recepcionarlo y ocuparse del mantenimiento. En el documento del INVIED se incluye la tala de 389 árboles, el 80% de los 531 inventariados en la barriada de Tablada. “Dentro de las actuaciones previas se contempla la retirada de 353 árboles existentes, bien por su estado o como consecuencia de la nueva ordenación viaria”, señala el documento que se apoya en un estudio elaborado en 2019. Y el informe puntualiza que “se prevé la retirada de un 20% más de los considerados a día de redacción del presente proyecto, hasta los 389 árboles”.

Aunque los vecinos llevan décadas reclamando que el Ayuntamiento se haga cargo del mantenimiento de una barriada donde apenas hay acerado y muchas de las instalaciones de servicios básicos, como el tendido eléctrico o los colectores, o no existen o están obsoletos, muchos no están dispuestos a que eso se realice a costa del pulmón verde de la zona, unos árboles que proporcionan sombra y frescor en una Sevilla donde el látigo del calor azota cada vez con más fuerza. “La barriada está abandonada, no hay acerado, la señalización no se respeta, pero no queremos que se corten árboles sin sentido”, indica Francisco Cano, militar retirado de 83 años y que ha vivido en Tablada a lo largo de varias etapas de su vida hasta instalarse de forma permanente tras la jubilación.

Alegaciones

Él es uno del medio centenar de vecinos que ha firmado una de las varias alegaciones al proyecto de Defensa que se han presentado al Ayuntamiento de Sevilla para que realice modificaciones al estudio y evitar que se perpetre lo que consideran “un arboricidio”. El impulsor de esa recogida de firmas es Pedro González, que lleva 40 años viviendo en Tablada y que alerta sobre las talas indiscriminadas que ya se han hecho en sus calles en los últimos años sin ser repuestas y de las que lleva un exhaustivo recuento que ha presentado en el escrito ante la Gerencia de Urbanismo del Consistorio hispalense. “A lo largo de los años los vecinos hemos ido viendo cómo se talan poco a poco y nadie, a excepción de nosotros, los ha repuesto nunca”, señala. De acuerdo con sus tablas, en este tiempo se habría perdido el 42% de la masa arbórea del barrio.

Los árboles que crecen en Tablada se plantaron a mediados de los sesenta. Los vecinos reconocen que algunos sí están en mal estado y que deberían talarse, pero no todos. La ONG Ni un árbol menos, que también se ha sumado a la reivindicación vecinal junto a la Asociación Parque Vivo del Guadaíra, Ecologistas en Acción, Red Sevilla por el Clima y Ben Baso, ha incluido en sus alegaciones un estudio técnico propio realizado por personal cualificado que concluye que solo debería talarse el 10% de los árboles. “El proyecto del INVIED parte de un informe visual que no tiene sentido, ni rigor, ni justificación”, sostiene Valle López Tello, portavoz de la organización. “Nosotros reclamamos que se haga una completa reevaluación de todos los árboles con un estudio detallado del estado de cada uno de ellos, para preservar los máximos posibles y que sea la reurbanización del barrio la que se adapte al arbolado existente”, explica López.

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Ella advierte además de que la normativa municipal sobre árboles exige que cada una de las especies que tenga que arrancarse o talarse se sustituya por otra, una indicación que recoge también el proyecto de Defensa, que contempla reemplazar los talados por 255 árboles jóvenes, lejos de los 389 que se prevé cortar. “La sustitución de un árbol adulto de grandes dimensiones como los de Tablada por otros más jóvenes implica la eliminación de servicios ecosistémicos, como la reducción de la temperatura, la contaminación del aire, sin contar con los efectos para las aves”, señala López.

“Los árboles plantados son cinamomos [Meliá Acedarach], son los que nos aportan sombra, pájaros. Esa es la gracia del barrio, que parece que vivimos en el campo”, se queja González, que recalca que todos los habitantes jóvenes están a favor de su iniciativa. “Los más mayores es cierto que llevan años aguardando a que lleguen mejoras a sus calles y temen que las alegaciones dilaten la solución”, comenta. “Esperemos que se llegue a una cordura, llevamos tiempo reclamando mejoras en el barrio, pero en ningún momento se contempló que fueran a afectar a los árboles”, abunda Cano.

“Mal estado de conservación”

La fase de alegaciones ―que no solo se centran en la tala de árboles, sino también en otros aspectos técnicos con los que los vecinos no están en total acuerdo― se cerró el 29 de junio y ahora es el turno de que las distintas entidades municipales ―Parques y Jardines, Emasea (la empresa que se encarga de gestionar el agua), Tráfico y Transportes, Alumbrado Público y la Dirección General de Movilidad― redacten sus informes. En el Consistorio hispalense son conscientes del malestar de los vecinos ante la posible tala de su masa forestal. “Se trata de una renovación completa del barrio necesaria para que el Ayuntamiento pueda asumir el mantenimiento de una zona que está en muy mal estado de conservación”, señalan a este diario fuentes municipales, que señalan que el proyecto deber considerarse como algo más global. “Los informes municipales determinarán cuáles hay que talar y cómo se renueva. Pero el Ayuntamiento no tiene una posición definida todavía”, advierten las mismas fuentes.

La mayoría de los vecinos de Tablada, que creció bajo el ruido de los motores del acuartelamiento del Ejército del Aire, son militares y están acostumbrados a entrar en combate. Ahora su campo de batalla es su propio barrio, por un lado quieren que por fin se adecenten unas calles que llevan demasiado tiempo abandonadas y en las que el Ayuntamiento no podía intervenir por no tener la titularidad del suelo, pero no a toda costa. Buscan salvar los árboles que han ido alzándose con la barriada, los que les han servido de parapeto contra el calor y que, también en todo este tiempo, han estado descuidados. Esperan ganar su primera y única batalla, que, como dice Cano, sus alegaciones se atiendan y que la reurbanización tan necesaria respete sus cinamomos.

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