La ola de calor entra en su fase crítica con un aviso rojo en Galicia por máximas de 42°

Otras 13 comunidades están en alerta por altas temperaturas, con lo peor en los valles del Guadiana, Guadalquivir y Ebro, la zona centro y la meseta Norte

Varios jóvenes se bañaban en una fuente en La Cartuja de Sevilla, el lunes.Alejandro Ruesga

Cada día que pasa, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) añade otro más a una dura y persistente ola de calor que, de momento, no tiene un final claro. En la última actualización de su aviso especial, la Aemet apunta que durará “c...

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Cada día que pasa, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) añade otro más a una dura y persistente ola de calor que, de momento, no tiene un final claro. En la última actualización de su aviso especial, la Aemet apunta que durará “como mínimo” hasta el viernes, cuando empezó siendo hasta el miércoles, mientras que su portavoz, Rubén Del Campo, explica que “hay mucha incertidumbre en los pronósticos” y que podría alargarse “hasta comienzos de la próxima semana”.

Lo que sí parece claro es que la segunda ola del verano, que empezó el sábado en Canarias, la Península y Baleares, entra este martes en su fase crítica, un pico que se mantendrá al menos durante tres días, hasta el jueves, con 35° casi generalizados y 40° en amplias zonas del interior. Las noches serán tropicales, con 20° de mínima, en casi todo el territorio, e incluso tórridas, por encima de 25°, en la zona centro, las grandes ciudades por efecto de las islas de calor, buena parte de Extremadura, puntos del Oeste de Andalucía ―como Huelva, Sevilla y Cádiz― y del Este — Jaén y la costa almeriense—.

Del Campo alerta de que, a la hora de acostarse, entre las diez y las doce de la noche, los termómetros pueden superar en algunos puntos los 32°. De hecho, hubo una mínima de 33,7° el pasado fin de semana en Canarias y esta madrugada en puntos de la provincia de Cádiz no se ha bajado en toda la noche de 30°, una nueva categoría de noches infernales para las que no existe aún nombre oficial.

Las temperaturas van a subir este martes de forma generalizada y especialmente en el norte de la Península, salvo en Canarias, donde ya bajaron el lunes y este martes lo seguirán haciendo hasta alcanzar los valores normales, pero, de cara a finales de la semana, “podrían volver a subir de nuevo”. En consecuencia, 14 comunidades, todas menos Murcia, Cantabria y Asturias, tienen de nuevo este martes avisos por calor, de los que el más grave es un rojo ―riesgo extremo, el máximo― que afecta a Galicia por una máxima de 42º en la zona de Miño, en Ourense.

Se trata del segundo rojo de la ola tras el de Canarias del pasado fin de semana. En naranja ―riesgo importante, el segundo nivel de los tres existentes―, están Andalucía, Aragón, las dos Castillas, Extremadura, Madrid, Navarra, La Rioja y Canarias, mientras que el aviso es amarillo ―el primer nivel del sistema de Meteoalerta― en Baleares, Cataluña, País Vasco y Comunidad Valenciana. En lo que va de día, se han alcanzado 43,9º en Mérida (Badajoz), 43,8º en Olivenza (Badajoz) y 43,5º en Ribadavia (Ourense). El lunes, el podio del calor lo ocuparon Candeleda (Ávila), con 43.3°, Montoro (Córdoba), con 43,1°, y Talavera de la Reina (Toledo) con 43°.

En la cresta de la ola, entre el martes y el jueves, Del Campo alerta de que se pueden alcanzar e incluso superar los 44° en puntos de los valles del Guadiana y Guadalquivir como Córdoba o Badajoz; los 42° en ciudades del sur de Galicia, zona centro y valle del Ebro como Ourense, Toledo, Logroño o Zaragoza, y los 40° en zonas de la meseta norte tan poco habituadas a este calor como Burgos, Valladolid y Palencia.

En Madrid, los termómetros también pueden llegar o superar la cota de los 40°, “lo que no ha ocurrido jamás en julio”. En cambio, se salvarán del calor extremo puntos de la costa cantábrica, con máximas de 28 a 30°, y del litoral mediterráneo, donde hará 35°, pero “con sensación de bochorno”.

La causa de este recrudecimiento de la ola es que al calor autóctono ―provocado por una masa de aire cálida muy estacionaria que se ha ido recalentando más y más a causa del anticiclón, que ha estabilizado la atmósfera― se está sumando desde el lunes una masa de aire muy cálida procedente del continente africano. Los cielos estarán turbios en la mitad oeste peninsular a causa del polvo en suspensión que contiene dicha masa, aunque en esta ocasión la entrada “no será muy intensa”, precisa Del Campo.

Un hombre se refresca este lunes en una fuente del parque del Retiro, en Madrid. Jaime Villanueva

Durante este episodio, la gran ausente será la lluvia, “escasa o prácticamente nula”. De hecho, el satélite Sentinel lleva varios días ofreciendo unas sorprendentes imágenes de España sin una sola nube. No obstante, a causa del calor pueden acabar creciendo nubes de evolución en puntos aislados de montaña que pueden dejar algún chubasco ocasional, en general débil.

“En caso de que se formen estas tormentas, es posible que vayan acompañadas de rachas de viento intenso y de aparato eléctrico, lo que incrementaría el riesgo de incendios forestales”, advierte Del Campo. El nivel de peligro de incendios es ya, de por sí, extremo en toda mitad sur del país y muy alto en casi toda la otra mitad. Además, la calidad del aire es “muy desfavorable” en puntos de Galicia, Asturias, País Vasco, Madrid, Cataluña, Zaragoza, Comunidad Valenciana y Cádiz, a causa de un aumento del llamado ozono malo por la fuerte radiación y las altas presiones. Y no es buena idea exponerse al sol estos días, ya que el índice de radiación ultravioleta está altísimo.

Aunque es muy pronto para hacer balance, Del Campo considera que se trata de un episodio de calor extremo “excepcional”, que puede acabar entrando al podio de las tres olas más largas, así como en el de las más intensas y en el de las más extensas de las que se tienen registros, en espacio (al afectar a buena parte del territorio) y tiempo (de llegar al domingo, sumará nueve días). “Las olas largas tienen un mayor impacto sobre la salud por la persistencia de esas altas temperaturas”, alerta en este sentido Del Campo.

Una mujer con un paraguas con un paraguas junto al estanque del Retiro, este lunes durante la ola de calor en Madrid. Jaime Villanueva

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