El sinuoso viaje al centro de Feijóo
Los populares debaten internamente si abstenerse o rechazar el segundo decreto anticrisis tras una semana de vaivén en la estrategia de moderación
El nuevo PP de Alberto Núñez Feijóo ha decidido conducir hacia La Moncloa por el carril central de la carretera, pero a veces toma desvíos. Con la llegada del barón gallego a la presidencia del partido, hace justo tres meses, los populares han bajado los decibelios en sus críticas al Gobierno de Pedro Sánchez, aunque su oposición sigue siendo muy dura, y el viaje al centro de Feijóo en ocasiones se torna sinuoso. El PP arrancó la semana de la cumbre de la OTAN en Madrid ...
El nuevo PP de Alberto Núñez Feijóo ha decidido conducir hacia La Moncloa por el carril central de la carretera, pero a veces toma desvíos. Con la llegada del barón gallego a la presidencia del partido, hace justo tres meses, los populares han bajado los decibelios en sus críticas al Gobierno de Pedro Sánchez, aunque su oposición sigue siendo muy dura, y el viaje al centro de Feijóo en ocasiones se torna sinuoso. El PP arrancó la semana de la cumbre de la OTAN en Madrid sugiriendo un posible intento de pucherazo por parte de Sánchez en los próximos procesos electorales, y la terminó con el jefe de la oposición felicitado al presidente por el éxito organizativo del cónclave de la alianza. Un camino ondulante que los populares atribuyen también a la hostilidad que reciben desde el Ejecutivo; esta misma semana, Sánchez acusó al PP de no ser autónomo y actuar movido por intereses oscuros. El PP de Feijóo todavía no ha alcanzado ningún pacto con el Gobierno, mientras debate internamente si abstenerse o votar en contra del nuevo decreto anticrisis.
El coqueteo con la idea de una posible alteración de los resultados electorales sorprendió a algunos en el PP. “Es un error, no se puede insinuar algo así, y tampoco tiene sentido apretar porque el rival esté débil. En ese caso, es mejor dejar que se caiga solo”, opina un dirigente. La acusación coincidió con la resaca de las elecciones andaluzas, de las que el PP salió eufórico por la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno Bonilla, mientras el Gobierno sufría tocado. En ese marco, a principios de esta semana, Feijóo subió el pistón contra el Ejecutivo acusándolo de perpetrar un “asalto institucional” con el objetivo de “controlar a los españoles para asegurarse de que no vuelven a equivocarse al votar”, dijo el vicesecretario Esteban González Pons. La teoría conectaba el nombramiento de José Félix Tezanos como presidente del CIS —vigente desde 2018—, la dimisión de Juan Manuel Rodríguez Poo como presidente del INE, Juan Manuel Rodríguez Poo —el lunes, aunque las críticas del Gobierno a las estadísticas del organismo venían de hacía meses— y los movimientos accionariales en Indra —en los que participó el fondo Amber, primer accionista de PRISA (grupo editor de EL PAÍS)—. Indra centraliza los datos de los escrutinios en algunos procesos electorales, pero no hace el recuento, vigilado estrechamente por todos los partidos en cada colegio electoral.
La subida de pistón desconcertó en algunos sectores del PP, teniendo en cuenta que, con la llegada de Feijóo, Génova había pedido al partido que moderara el tono. En los discursos de los diputados en las sesiones de control se ha notado esa rebaja de decibelios, que sin embargo la dirección interrumpió al comienzo de semana sembrando sospechas sobre las intenciones de Sánchez de alterar las reglas de juego democrático. Unos días después de ese desvío en la carretera de la moderación, Feijóo cambió el paso y felicitó al presidente “por la imagen positiva que ha dado España en la organización de la cumbre de la OTAN”. Y los populares se mostraron dispuestos a apoyar el incremento del gasto en defensa y de efectivos militares de EE UU en Rota (Cádiz). Vuelta al carril central.
Feijóo tiene la siguiente prueba del viaje al centro en la votación del segundo decreto anticrisis, en el que el Gobierno ha incluido dos de las medidas propuestas por el PP: la rebaja del IVA de la electricidad al 5% y la ayuda de 200 euros para las rentas bajas. Pese a ello, en sus discursos el líder del PP está preparando el terreno para no apoyarlo. “Las medidas económicas del Gobierno son un fracaso”, criticó el lunes. Pero en el partido hay debate y, como ocurrió con el decreto anterior —al que Feijóo ordenó votar no—, hay dirigentes que consideran que deberían abstenerse en la votación. Esa opinión favorable a una abstención se ha escuchado ya en reuniones internas, según las fuentes consultadas por EL PAÍS. La decisión no está tomada, pero en el equipo del líder señalan que aunque hay medidas del PP, “faltan otras para las clases medias”, y se felicitan de haber rechazado el anterior decreto. “De lo contrario, ahora seríamos cómplices del 10,2% de inflación”.
El Consejo General del Poder Judicial es otro frente abierto para Feijóo. A pesar de su anunciada disposición a llegar a acuerdos de Estado, la renovación sigue bloqueada tres meses después de su llegada a la presidencia del PP. Los populares han exigido ahora al Ejecutivo retirar la reforma que ha registrado el PSOE para poder renovar solo a los magistrados del Tribunal Constitucional. La dirección popular responsabiliza al Gobierno de la falta de acuerdo. “No está en entredicho la vocación pactista de Feijóo, sino la vocación del Gobierno de pactar con el PP”, contraponen. Tampoco el Ejecutivo respondió a su propuesta de pacto sobre la OTAN.
Feijóo ha confesado a algunos barones del PP sus dudas sobre acordar con el Gobierno. “Él querría pactar el CGPJ, pero no se fía de Sánchez”, asegura uno de ellos, que ve “complicados” los pactos. “No creo que a Feijóo le pase factura no pactar el CGPJ. La gente está en la cesta de la compra”, opina otro. En el viaje al centro desde la oposición a veces la carretera es serpenteante.