Una segunda forense se aleja de la tesis del envenenamiento como causa de la muerte de la tía del actor Luis Lorenzo

La doctora cuestiona la autopsia y sostiene que la alta presencia de cadmio en el cuerpo puede deberse a un proceso natural del cuerpo tras el deceso

Arancha Palomino y Luis Lorenzo, a la salida del juzgado de Arganda del Rey donde se les juzga por el presunto asesinato de su tía de 85 años.Foto: ANTONIO GUTIÉRREZ (EUROPA PRESS) | Vídeo: EPV

La investigación judicial por el presunto asesinato de Isabel Suárez Arias, fallecida el 28 de junio de 2021 a los 85 años, que tiene como acusados a la sobrina de la anciana, Arantxa Palomino, y a su pareja, el actor Luis Lorenzo, continúa en los juzgados de Arganda del Rey. Este miércoles ha declarado una segunda forense, que ha afirmado que la gran concentración de metales pesados (concretamente, cadmio en cantidades 200 veces superiores a lo normal) en el cuerpo de la mujer podría no ser debida a un envenamiento como ...

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La investigación judicial por el presunto asesinato de Isabel Suárez Arias, fallecida el 28 de junio de 2021 a los 85 años, que tiene como acusados a la sobrina de la anciana, Arantxa Palomino, y a su pareja, el actor Luis Lorenzo, continúa en los juzgados de Arganda del Rey. Este miércoles ha declarado una segunda forense, que ha afirmado que la gran concentración de metales pesados (concretamente, cadmio en cantidades 200 veces superiores a lo normal) en el cuerpo de la mujer podría no ser debida a un envenamiento como asevera la autopsia.

Según han relatado varios de los presentes en la sala, la doctora ha explicado que en algunos cuerpos, cuando se produce un deceso, se genera un proceso natural de redistribución de los metales pesados que pasan a la sangre desde el hígado. El hecho de que no se produzca siempre ni en todos los cuerpos se debe a múltiples factores, desde ambientales hasta de hábitos de vida, según ha señalado en la vista la forense. Esa misma tesis —la de que la alta concentración de cadmio puede deberse a una reacción natural del cuerpo y no a un envenenamiento― la expuso también hace semanas, en una entrevista en EL PAÍS, el director del Instituto Nacional de Toxicología, basándose en estudios realizados en Estados Unidos y China.

El matrimonio formado por Palomino y Lorenzo, que en todo momento ha defendido su inocencia, llevó a su casa de Rivas Vaciamadrid a la anciana desde donde esta residía, en Grado (Asturias), tres meses antes de su fallecimiento. Hasta ese momento, según los familiares que denunciaron en un cuartel de la Guardia Civil de Avilés su “desaparición” ante la imposibilidad de contactar con ella, Isabel Suárez “se encontraba perfectamente, con pequeños achaques propios de su edad”. Durante el tiempo que pasó en la casa de su sobrina y Luis Lorenzo antes de morir, la octogenaria vivió un calvario entre ingresos hospitalarios, faltas de atención e higiene y visitas a médicos y a notarios. Antes de morir, y cuando ya le había sido diagnosticada “demencia severa”, la anciana modificó el testamento a favor de su sobrina. Los investigadores de la Guardia Civil sostienen que la herencia es el móvil del presunto crimen, en el que hay todavía demasiadas cuestiones sin resolver.

Preguntada por la juez que instruye el caso en el Juzgado Número 9 del municipio madrileño, la doctora ha asegurado (según el relato de los presentes) que para que se hubiese producido una “intoxicación aguda”, como recoge el estudio forense que se le realizó al cuerpo antes de su entierro por las sospechas de algunos familiares, la mujer habría tenido que ingerir enormes cantidades de cadmio, ya que el organismo solo es capaz de asimilar el 5% de ese metal de golpe. Y quedaría aún por explicar de qué modo podría ser administrado ese elemento sin dejar rastro en las vías respiratorias ni en el aparato digestivo, como constata la autopsia. También ha descartado la posibilidad de que hubiese podido ser inyectado, porque también habría rastros y porque se desconoce dónde puede encontrarse ese cadmio inyectable.

Aunque la forense ha evitado valorar la autopsia realizada por una colega, sí ha señalado que el resto de medicamentos hallados en el organismo de la octogenaria se encuentran en “grado terapéutico”. Otra de las hipótesis, si se descarta el envenenamiento por cadmio, es que el cóctel de medicamentos que se le administraban a la mujer hubiese deteriorado su salud de manera progresiva hasta ocasionarle la muerte. No obstante, el atestado policial explicita más de una decena de visitas médicas en las que se le pautan distintas medicaciones.

La declaración de los médicos

Los siguientes en declarar serán, por ello, al menos cuatro de los doctores que la atendieron en Madrid y el que solía verla en Grado, donde residía habitualmente la mujer sola y sin necesitar ayuda. Los médicos de Madrid le diagnosticaron todo tipo de males: “Trastornos de memoria”, “demencia leve o moderada”, “enfermedad en la lengua”, “politraumatismo”, “demencia severa con trastorno de conducta”, “síndrome confusional”, “Alzheimer y cuerpos de Lewy en fase moderada-grave”, según consta en el atestado policial. Mientras que su doctor habitual de Asturias la trató de cataratas y pequeñas dolencias.

Los dos acusados, Luis Lorenzo y Arantxa Palomino, permanecen en libertad con medidas cautelares, con la retirada del pasaporte y con la obligación de personarse semanalmente en el juzgado que investiga la causa.

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