La retirada de Elsa Artadi, la eterna aspirante al trono independentista

La dirigente independentista que estuvo llamada a suceder a Puigdemont deja la política por agotamiento

Elsa Artadi anunciando su retirada de la política.Marta Pérez (EFE)

El comunicado que el grupo de Junts per Catalunya en el Ayuntamiento de Barcelona envió el pasado viernes a los medios de comunicación llevaba por titular: “Elsa Artadi: ‘Dejo la política en activo”. A media mañana, la presidenta del grupo municipal compareció ante los micrófonos y, pese a que la acompañaban en primera fila algunos líderes del partido...

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El comunicado que el grupo de Junts per Catalunya en el Ayuntamiento de Barcelona envió el pasado viernes a los medios de comunicación llevaba por titular: “Elsa Artadi: ‘Dejo la política en activo”. A media mañana, la presidenta del grupo municipal compareció ante los micrófonos y, pese a que la acompañaban en primera fila algunos líderes del partido —como la presidenta del Parlament, Laura Borras—, la imagen que se mostró ante las cámaras fue de auténtica y aplastante soledad. Entre lágrimas, Artadi leyó un comunicado del que casi todos los medios destacaron esta frase: “No me siento con fuerzas para continuar. No puedo más”.

Ese “no puedo más” ponía fin de forma abrupta e inesperada a la carrera política de quien fue llamada a ser la sucesora de Carles Puigdemont al frente de Junts, la formación heredera de CiU y el PDeCAT que abrazó sin matices el independentismo y la unilateralidad. Artadi, uno de los rostros del procés, ha sido en estos años la eterna aspirante que siempre, en el último momento, ha dado un paso atrás.

“He dedicado los últimos 11 años de mi vida a servir a la ciudadanía de mi país desde la política. Han sido unos años difíciles e intensos: comencé a trabajar con la crisis financiera, he vivido la consulta del 9-N y el referéndum del 1 de octubre; la represión, la prisión y el exilio de mis compañeros y la gestión de la pandemia”, resumía el viernes su carrera política la concejal. Pudo vivirlo en primera línea, pero siempre prefirió hacerlo desde el burladero.

Artadi tiene 45 años. Es licenciada en Económicas por la Universidad Pompeu Fabra y doctorada por la Universidad de Harvard. Fue profesora e investigadora en medio mundo hasta que en 2011 el consejero Andreu Mas-Colell la fichó como asesora del departamento de Economía de la Generalitat. A partir de aquí empieza la carrera política de una mujer de sonrisa constante en la que los dirigentes de la postconvergencia, en plena operación para lanzar el plan independentista, depositaron toda la confianza; aunque ella, que fue una de las abanderadas del procés, nunca dio el salto para liderarlo.

En 2013 creó La Grossa de Fin de Año, el sorteo con el que la Generalitat pretendía hacer la competencia a la Lotería de Navidad y que nunca —pese a las toneladas de publicidad gastadas— acabó de cuajar. En los dos primeros años de sorteo el primer premio no se llegó a vender en su totalidad. Ese fracaso de La Grossa no fue obstáculo para los que siguieron aupando a la joven promesa postconvergente, que trabajó en propuestas fiscales de la Generalitat.

En 2016 el entonces president Carles Puigdemont, volcado en la preparación del referéndum ilegal para el año siguiente, la nombró directora general de Coordinación Interdepartamental. Un cargo desconocido que le permitía despachar con todas las consejerías. Sin responsabilidades directas, Artadi se hizo fuerte como estrecha colaboradora del president. Cuando, en noviembre de 2017, la mitad del Gobierno catalán entró en prisión y el resto —con Puigdemont a la cabeza— huyó de España, Artadi se había convertido en una de las pocas caras visibles del mundo postconvergente que no tenía responsabilidades penales.

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Se presentó en las elecciones de ese año —convocadas bajo la intervención del artículo 155 por Mariano Rajoy— en la lista que encabezó el expresidente fugado, y que quedó como primera fuerza del bloque independentista (aunque los comicios los ganó Ciudadanos). Muchos apuntaban a Artadi, pero fue Quim Torra el elegido por Puigdemont —en reuniones en las que ella misma participó— como presidente de la Generalitat.

Entre junio de 2018 y marzo de 2019 Artadi ejerció como consejera de Presidencia y portavoz del Gobierno de Torra, pero enseguida se desvinculó para presentarse junto a Quim Forn, el exconsejero de Interior condenado por sedición, en las municipales de Barcelona. Los resultados de Junts fueron nefastos. Con Forn entre rejas e inhabilitado, Artadi se convertía en la líder municipal. Compaginaba el cargo con el de diputada en el Parlament, y tras las elecciones catalanas de 2021 se dio por hecho que Artadi sería la vicepresidenta y nueva líder de Junts. Pero ella se negó a formar parte del Gobierno presidido por Pere Aragonés (ERC). De hecho, poco después declinó también a ser la portavoz de Junts y alegó que quería centrarse en arrebatar la alcaldía de Barcelona a Ada Colau. El pasado viernes renunció también a ese último objetivo y abandonó la política.


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