Malestar en el equipo económico de Rajoy por el rechazo frontal de Casado a la reforma laboral
El líder del PP se sacude las presiones y mantendrá su no al proyecto del Gobierno
El año 2022 comienza para Pablo Casado con una nueva marejada de tensiones por su rechazo frontal a la reforma laboral. La posición del líder del PP en este asunto es paradigmática de cómo de difícil va a resultar en el año que empieza cualquier iniciativa de pacto que quiera implicar al PP. Los populares no están por la labor de dar oxígeno a Pedro Sánchez, y ahí se encuadra la decisión de Casado de oponerse a una iniciativa que se ha pactado...
El año 2022 comienza para Pablo Casado con una nueva marejada de tensiones por su rechazo frontal a la reforma laboral. La posición del líder del PP en este asunto es paradigmática de cómo de difícil va a resultar en el año que empieza cualquier iniciativa de pacto que quiera implicar al PP. Los populares no están por la labor de dar oxígeno a Pedro Sánchez, y ahí se encuadra la decisión de Casado de oponerse a una iniciativa que se ha pactado con la patronal, que critican por insuficiente los socios del Ejecutivo y apoyan los sectores más moderados de la derecha, incluidos destacados miembros del último Gobierno de Mariano Rajoy. En el equipo económico del expresidente popular hay malestar por la oposición del PP a una reforma que ven “equilibrada” y que “consolida los aspectos nucleares de la reforma del 2012 del PP”.
El análisis de relevantes miembros del Gabinete de Rajoy del área económica es que la reforma del Ejecutivo de coalición de izquierdas no es problemática porque respeta los elementos fundamentales de la que ellos llevaron a cabo hace una década, y además la consolida en esos aspectos —como el abaratamiento del coste del despido— porque si no se está modificando ahora, por unos partidos que insistían en derogarla ya, no se hará nunca. “Que se haya alcanzado a través de un acuerdo con los empresarios, también con sus contradicciones, implica que se ha llegado a una posición de reforma bastante equilibrada para los tiempos que corren”, defiende un exministro popular. Este integrante del Gabinete de Rajoy destaca además el papel de la ministra de Empleo que lideró la reforma de 2012, Fátima Báñez, que trabaja en la CEOE —preside la fundación de la patronal— y es una estrecha colaboradora de Antonio Garamendi, líder de los empresarios, que ha respaldado el pacto. “Báñez es la garantía de ese acuerdo, porque nunca habría aceptado un cambio que fuera en contra de la reforma del 12. ¿No es acaso ella la persona de fiar en esta materia? Si no lo es, yo ya no sé”, lamenta este exministro, que además se queja de que “ya ha pasado el tiempo y el PP no parece tener una alternativa económica”.
Los marianistas están satisfechos porque la iniciativa no derogue elementos relevantes de la de 2012, y reivindican esa “victoria política” a posteriori. El propio Mariano Rajoy ha sido explícito en defender públicamente que “la reforma laboral se ha dejado como estaba”, como sostuvo el domingo en una entrevista en Abc.
José Luis Ayllón, que fue jefe de gabinete del expresidente popular, cree que por eso el PP de Pablo Casado “se precipitó en situarse en contra de la reforma, porque le ha quitado capacidad de maniobra y es esclavo de esa posición”, y en lugar de criticar el contenido “debería haber atacado la mentira absoluta de que iba a derogarse”. “La CEOE ha hecho bien, el acuerdo es bueno desde un punto de vista económico y político”, defiende Ayllón, que, sin embargo, no cree que el PP deba ahora apoyarla, porque Sánchez no buscó su respaldo desde el principio. “Si el Gobierno hubiera querido aprobar la reforma laboral con el PP tendría que haberlo hablado antes. Si Sánchez no tiene socios para sacarla, que se vaya, pero yo no le salvo de eso”.
Casado está decidido a resistir las presiones, que proceden también de los barones moderados y hasta de FAES, y en Génova aseguran que no se moverá del no. El PP se queja de que el Gobierno no haya contactado con la formación antes si quería un acuerdo, y rechaza “lavarle la cara a Sánchez y a Díaz” y convertirse “en muleta del Gobierno”. “Si algo ha demostrado Casado es que si tiene claro y fijado el rumbo, no lo cambia”, zanjan en su equipo, donde se preparan para tratar de resistir a la nueva marejada.