Casado, del traje europeísta y moderado a los guiños a Vox
El líder invita a la convención del PP a Vidal-Quadras, que dejó el PP para fichar por el partido de extrema derecha, y que ha asegurado ante sus antiguos compañeros: “Os echo de menos”
La convención nacional del PP es una muestra del laberinto de contradicciones en el que se encuentra atrapada la derecha española. Por la mañana, Pablo Casado viste el traje moderado. Se rodea de exdirigentes comunitarios, subraya el europeísmo del PP y carga contra los socios del PSOE, a los que define como “enemigos de la libertad” y contrarios a la idea de Europa. Por la tarde, el líder del PP sienta en una mesa redonda a uno de los fundadores de Vox, una fuerza antieuropeísta a la que hac...
La convención nacional del PP es una muestra del laberinto de contradicciones en el que se encuentra atrapada la derecha española. Por la mañana, Pablo Casado viste el traje moderado. Se rodea de exdirigentes comunitarios, subraya el europeísmo del PP y carga contra los socios del PSOE, a los que define como “enemigos de la libertad” y contrarios a la idea de Europa. Por la tarde, el líder del PP sienta en una mesa redonda a uno de los fundadores de Vox, una fuerza antieuropeísta a la que hace guiños y en la que el PP se apoya en varias autonomías para gobernar.
La contradicción fue más evidente en la jornada de este martes en Valladolid, dedicada a Europa, precisamente por el antieuropeísmo de la extrema derecha española, de la que nada dijo Casado. El debate sobre la relación con Vox sobrevuela la convención del PP, pero la pregunta, de momento, no obtiene respuesta.
Si por la mañana Casado esgrimió marchamo europeísta, por la tarde se sentó en primera fila a escuchar el debate una mesa redonda a la que había invitado a Alejo Vidal-Quadras, uno de los fundadores de Vox. El PP no esconde que uno de los propósitos de la convención es “ensanchar ideológicamente el partido a izquierda y derecha”. Y a su derecha, consideran, está Vox.
La invitación a Vidal-Quadras corría riesgos, no solo por sus ideas, sino por sus críticas al PP. El fundador de Vox, que abandonó el partido de Santiago Abascal en 2015, no defraduó. El político puso en aprietos a Edurne Uriarte, la dirigente del PP a quien correspondía moderar la mesa redonda, con una encendida crítica a la defensa del PP del Estado autonómico. “Cuando escucho a destacados dirigentes de este partido afirmar que el Estado de las autonomías es una historia de éxito cuesta sobreponerse al estupor que produce semejante ceguera”, se descolgó Vidal-Quadras para estupefacción del auditorio, donde entre otros dirigentes de ámbito autonómico le escuchaba el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que ejercía de anfitrión de la jornada. El político catalán también defendió que el nacionalismo catalán no es “una doctrina política aceptable en democracia”. Uriarte salió al paso como pudo remarcando que el PP sí cree en las autonomías. “Estado autonómico y unidad van unidos. El Estado autonómico funciona”, contrapuso. Con todo, el exdirigente de Vox, que antes de recalar en la extrema derecha fue presidente del PP de Cataluña desde 1991 a 1996, respaldó a Casado y mostró sintonía con su antiguo partido. “Os echo de menos”, llegó a decir, y recibió un sonoro aplauso.
En la misma mesa, el exportavoz parlamentario de Ciudadanos Juan Carlos Girauta, otro de los fichajes de la convención, defendió que Pedro Sánchez está “ganando tiempo para crear un sistema autocrático”. “Es capaz de mantener intacta la Constitución y desvirtuarla toda entera, a base de sus pactos políticos y del deterioro institucional”, sostuvo. Girauta, que en Ciudadanos siempre integró el ala derecha del partido, respaldó sin tapujos al líder del PP: “Existe un proyecto para España y es muy estimulante. Creo que triunfará y que Pablo será presidente del Gobierno a no mucho tardar”.
Casado reivindica el europeísmo del PP y critica a los socialistas por sus acuerdos con Unidas Podemos y los independentistas, pero sigue soslayando el debate que le interpela a él: si el PP debe, en consecuencia, negarse a cualquier pacto con la extrema derecha de Vox, como hace la derecha alemana y francesa con los extremistas de derechas. Esa pregunta quedó en el aire, a pesar de que un generoso Donald Tusk, presidente del Partido Popular Europeo e invitado a la cita, le felicitó por ser “la esperanza de la política europea, porque no acepta el triunfo de los extremismos políticos”. El mismo Tusk defendió que “no hay mucha diferencia entre la derecha radical en Polonia y la izquierda radical en España”.
Los mensajes de los barones populares que también participan en la convención —este martes fue el turno de Mañueco— parecen apuntar, de alguna manera, hacia una política que marque distancias con Vox. Sin embargo, ninguno llega a pedir claramente que el PP renuncie a llegar a acuerdos con ese partido. “Tenemos que romper con quienes no creen en Europa”, alertó Mañueco delante de Casado, en lo que parecía un llamamiento en este sentido. Aunque, a renglón seguido, el dirigente popular habló de los comunistas y no citó a Vox. Los que no creen en Europa, precisó, son “ese comunismo, ese populismo, ese nacionalismo independentista”. El lunes, el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo instó al PP a “no caer en las trampas del populismo”, pero no fue más allá. El barón gallego y el de Castilla y León son los dos únicos presidentes de los cinco Gobiernos regionales del PP que no se apoyan en Vox para gobernar.
El PP sí ve la paja en el ojo ajeno. Casado cargó ayer contra las alianzas de Pedro Sánchez, además de reclamarle que “traiga a España” al expresidente catalán Carles Puigdemont, aunque esa decisión depende ahora de las autoridades italianas. Ante los dos exlíderes europeos conservadores que le respaldaron en Valladolid —Tusk y el expresidente del Parlamento Europeo Antonio Tajani—, Casado criticó al Ejecutivo español por los socios que tiene. “El Gobierno no puede sorber y soplar al mismo tiempo. No se puede plantear en Europa una agenda europeísta para conseguir los fondos europeos, y al mismo tiempo apoyarse aquí en un partido comunista, en uno populista, y en los nacionalistas que quieren la disgregación del territorio europeo”.
La derrota de la CDU
A pesar del debate centrado en Europa, las elecciones en Alemania han sobrevolado en la convención nacional del PP como otro asunto por el que el partido ha pasado de puntillas. La derrota de la CDU no es un plato de buen gusto para los conservadores españoles. Casado hizo solo una breve referencia, para arrogarse el próximo liderazgo del centro derecha europeo tras el varapalo electoral a los democristianos alemanes. “Los resultados de Alemania nos exigen aún más responsabilidad al PP español. Si la CDU no consigue formar Gobierno, nos quedaremos como el primer partido con representación institucional de todo el centro derecha europeo”, consideró.
El PP hace de la necesidad virtud y ve una oportunidad en la derrota de la CDU para proyectar a Casado como el gran líder conservador europeo. “El PP es un referente muy potente en la actual situación europea. Es un partido consolidado que lidera las encuestas en España”, arguye Pablo Hispán, portavoz adjunto de Exteriores del PP. “Tusk lo dijo en la convención: Europa está deseando que Casado emerja como uno de los líderes más fuertes del centro derecha”.