Esclavos del tabaco
Desmantelada una banda de españoles, ucranios y bielorrusos aislados en fábricas ilegales de tabaco en Andalucía
Con las máquinas a toda pastilla, un millón de cigarrillos de contrabando salían a diario de naves ocultas de cuatro pueblos andaluces. Una banda internacional fabricaba tabaco ilegal de forma masiva en zonas rurales de Marchena, Écija, Bormujos (Sevilla) y Lucena (Córdoba) hasta que la Policía y Vigilancia Aduanera detuvieron a sus 12 miembros españoles, ucranios y bielorrusos. Varios trabajadores vivían en una habitación sin ventanas y no salían, para así evitar levantar sospechas, y terceras personas les llevaban la comida a su particular zulo.
A pesar de las cautelas, la Policía y V...
Con las máquinas a toda pastilla, un millón de cigarrillos de contrabando salían a diario de naves ocultas de cuatro pueblos andaluces. Una banda internacional fabricaba tabaco ilegal de forma masiva en zonas rurales de Marchena, Écija, Bormujos (Sevilla) y Lucena (Córdoba) hasta que la Policía y Vigilancia Aduanera detuvieron a sus 12 miembros españoles, ucranios y bielorrusos. Varios trabajadores vivían en una habitación sin ventanas y no salían, para así evitar levantar sospechas, y terceras personas les llevaban la comida a su particular zulo.
A pesar de las cautelas, la Policía y Vigilancia Aduanera desarticularon por completo esta banda a finales de año. Cuando comenzaron las intervenciones el 16 de diciembre, varios desconocidos incendiaron una de las naves con tabaco ilegal en su interior para destruir mercancía y lograron su objetivo. El tabaco de contrabando es una tarea ilegal en la que se han especializado organizaciones del Este de Europa, y en los últimos años se han desmantelado varias fábricas en zonas rurales de Andalucía, adonde se procesa la materia prima y se elaboran cajetillas que tienen salida al mercado ajenas a los estancos.
Cuando los agentes entraron en las naves la pasada semana, se encontraron 45.500 cajetillas, 4.200 kilos de picadura y 10.320 kilos de hoja de tabaco además de máquinas, coches, móviles y ordenadores valorados en 1,5 millones de euros.
Al inicio de la investigación los agentes localizaron la fábrica de Marchena y continuaron con las pesquisas hasta dar con un chalet de lujo en Bormujos, a las afueras de la capital andaluza, donde residían los cabecillas de la banda. Uno de ellos controlaba que a los trabajadores les llegara la comida y bebida para que no abandonaran las fábricas en ningún momento.
La organización utilizaba dos naves: una en Lucena con tres empleados irregulares ucranios y otra en Marchena con tres bielorrusos y un ucranio que “vivían hacinados en una sola habitación sin ventanas y que habían sido incomunicados por la banda tras incautarles sus móviles al llegar a España”, aclaran los agentes en un comunicado.
En las fábricas se llevaba a cabo la línea completa de despalillado, corte, secado y humidificación del tabaco, proceso previo a la fabricación de cigarrillos y la producción de cajetillas para su posterior venta. Las diligencias policiales de Vigilancia Aduanera y la Udyco (Unidad contra la Delincuencia y el Crimen Organizado) de Sevilla están coordinadas desde el Juzgado 1 de Instrucción de la localidad sevillana de Marchena.