Los siete “K” del espionaje a Bárcenas: confidentes utilizados para la Operación Kitchen

La trama empleó una gran cantidad de recursos de la Policía y de los fondos reservados

Francisco Martínez, ex secretario de Estado de Seguridad, y Jorge Fernandez Diaz, ex ministro del Interior. En vídeo, toda una plantilla de policías para espiar a Luis Bárcenas y su familia.Foto: LUIS SEVILLANO | ATLAS

K1, K2, K3, K4, K5, K6 y K7. La operación parapolicial Kitchen, la trama urdida en la cúpula del Ministerio del Interior para espiar al extesorero popular Luis Bárcenas, recurrió a toda una batería de informadores y colaboradores, según consta en los informes incorporados al sumario de la causa, al que tuvo acceso EL PAÍS. Los investigadores detallan que los implicados captaron, al menos, a siete posibles confidentes a los que bautizaron con la letra K...

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K1, K2, K3, K4, K5, K6 y K7. La operación parapolicial Kitchen, la trama urdida en la cúpula del Ministerio del Interior para espiar al extesorero popular Luis Bárcenas, recurrió a toda una batería de informadores y colaboradores, según consta en los informes incorporados al sumario de la causa, al que tuvo acceso EL PAÍS. Los investigadores detallan que los implicados captaron, al menos, a siete posibles confidentes a los que bautizaron con la letra K y un número. Así, a una de las piezas claves, el chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, lo denominaron K2. Este dato, que se suma a las sospechas de que hasta 71 policías pudieron participar en los seguimientos y los sistemas de escuchas empleados, arroja una idea de la importancia y la dimensión que se daba al dispositivo. El juez ya ha acreditado el uso de, al menos, 53.000 euros provenientes de los fondos reservados.

Según destaca la Unidad de Asuntos Internos de la Policía, los audios incautados evidencian que los “órganos superiores y directivos” de Interior estaban al tanto. De hecho, subraya que Ríos “estaría en contacto con otra persona o personas, al parecer vinculadas al Cuerpo, una de ellas de nombre Andrés o Andy”. Los investigadores ya han identificado que la trama usaba ese mote para referirse al comisario Andrés Gómez Gordo, asesor de María Dolores de Cospedal durante su etapa como presidenta de Castilla-La Mancha. El propio chófer de Bárcenas señaló también que fue él quien le captó, aunque después departía mucho con José Manuel Villarejo, en prisión provisional desde 2017 y epicentro de la trama. En la misma línea, el juez Manuel García-Castellón apuntó en un auto a los “órganos superiores” del Estado como los responsables del espionaje. Francisco Martínez, ex secretario de Estado de Seguridad, se encuentra imputado; y la Fiscalía Anticorrupción ha pedido lo propio para Jorge Fernández Díaz, exministro de Interior, y María Dolores de Cospedal, ex secretaria general del PP.

Una de las pruebas que ha servido para tirar del hilo se encontró en casa de Villarejo. Los investigadores hallaron una nota denominada “NI PROYECTO K 16.10.14 F/V”, que se encontraba dentro del indicio originario del caso, un pendrive al que se ha llamado evidencia BE9. Entre las anotaciones que contenía, se localizó la siguiente: “Como continuación de las diversas gestiones practicadas para la localización de documentos, así como el descubrimiento de actividades de interés policial-judicial del objetivo (LB [Luis Bárcenas]), se participa que se está intentando retomar la relación que se mantenía con el colaborador K2. Si bien con el resto, K1, K3, K4, K5, K6 y K7, todo continúa como se organizó desde el principio”.

La nota refleja algunos de los problemas que tuvieron durante la operación. “K2 se muestra muy inseguro. Siente como todo el entorno de LB recela de sus actividades y tiene que justificarse continuamente, cada vez que abandona el domicilio, sin haber recibido una instrucción para ello. La última información de interés fue en la última cita donde confirmó el domicilio donde LB pudo esconder joyas, así como un cuadro de gran valor”, reza el escrito, que también detalla la información que van aportando otros confidentes: “K3 ha informado que una de las personas que recientemente ha contactado con la mujer de LB sería un tal O. T. K. Z., de pasaporte alemán [...]. Según pudo oír K3, este estaría operando fundamentalmente con banca privada suiza de Zúrich, aunque no desdeña otros paraísos".

El informe también se refiere a K7, un preso captado por la trama y que había compartido cárcel con Bárcenas. Este informó de que otro recluso dominicano que coincidió con el extesorero en 2013 iba a emplear un permiso para encriptar información que Bárcenas supuestamente escondía. “Respecto a los datos facilitados por K7, se confirma que LB, con ocasión del tiempo de internamiento, contactó con un sujeto dominicano quien le había asegurado que por una cifra cercana a 50.000 € podría encriptar y/o desactivar todos los datos que en su día LB escondió en un espacio en Internet (nube), no estando aún claro si pretende con dicha actuación ocultar o recuperar dichos datos. Por tal motivo, LB le ha facilitado una larga lista de diferentes datos con el fin de que informáticamente se actúe sobre ellos”.

71 policías para espiar al extesorero

La Unidad de Asuntos Internos comprobó que en las bases de datos policiales no había ninguna operación denominada Kitchen. Sin embargo, en las vigilancias y seguimientos irregulares al entorno de Luis Bárcenas y su esposa, Rosalía Iglesias, los mandos de la llamada policía patriótica contaron con un despliegue de hasta 71 funcionarios de la Policía Nacional —aunque esa es toda la plantilla destinada a vigilancias—. Estas actuaciones fueron efectuadas por el área de Seguimientos, dependiente de la Unidad Central de Apoyo Operativo, dirigida por el comisario Enrique García Castaño, El Gordo, dentro de la Comisaría General de Información. Los agentes oficialmente buscaban indicios de un posible patrimonio oculto de Bárcenas, aunque en realidad sus jefes andaban detrás de documentos sensibles para el PP, para supuestamente evitar que llegaran a la Audiencia Nacional. En este operativo fue protagonista Sergio Ríos, un antiguo empleado de seguridad del PP, que ejercía entonces como chófer de Bárcenas, y que posteriormente ingresaría en la policía a través de un proceso supuestamente amañado.

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