“La rubia se para en un kiosco-estanco y compra un cartón de tabaco”

Los agentes encargados de vigilar al entorno de Bárcenas tomaron apuntes diarios de sus seguimientos

Rosalía Iglesias, esposa del extesorero del PP Luis Bárcenas.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

Visitas a la peluquería, a un centro comercial, a tiendas de telefonía móvil y encuentros en restaurantes con periodistas. Los agentes encargados de espiar al extesorero del PP Luis Bárcenas y su entorno tomaron apuntes diarios de su actividad entre el 25 de julio y el 11 de noviembre de 2013 y entre el 23 de enero y el 12 de febrero de 2014. El ...

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Visitas a la peluquería, a un centro comercial, a tiendas de telefonía móvil y encuentros en restaurantes con periodistas. Los agentes encargados de espiar al extesorero del PP Luis Bárcenas y su entorno tomaron apuntes diarios de su actividad entre el 25 de julio y el 11 de noviembre de 2013 y entre el 23 de enero y el 12 de febrero de 2014. El sumario del caso Bárcenas, al que ha tenido acceso EL PAÍS, recoge la relación de seguimientos y las notas literales redactadas por los investigadores, que en algunas ocasiones se refieren a los objetivos de sus vigilancias con apodos como La Rubia, en referencia a la esposa de Bárcenas, Rosalía Iglesias; o El Moro, El Gitano o El Machaca, en el caso del exchófer del extesorero del PP, Sergio Ríos.

El principal objetivo de los investigadores era la mujer de Bárcenas, cuyos pasos siguieron durante jornadas enteras entre julio y octubre de 2013. Los días solían empezar en el domicilio del matrimonio, en la calle Príncipe de Vergara de Madrid, desde donde la esposa del extesorero del PP era seguida en sus desplazamientos al gimnasio, a hacer compras, a un centro de belleza o visitar a su marido en la cárcel de Soto del Real. “La rubia se para en un kiosko-estanco de la calle Goya y compra un cartón de tabaco”, apuntan los investigadores el 27 de julio. En algunos de esos desplazamientos, sobre todo en encuentros con periodistas o visitas a la prisión, Iglesias va acompañada por su hijo Guillermo, del que también dejan constancia los agentes. Por ejemplo, en un encuentro el 1 de agosto de 2013 entre la mujer del extesorero y el periodista Pedro J. Ramírez, al que los vigilantes describen como “el Tirantes”.

En la redacción de los informes diarios de vigilancias se hace mucho hincapié en tratar de describir expresamente qué tipos de bolsos, bolsas o documentos portan las personas vigiladas o aquellas con las que se relacionan, así como las entregas de documentos efectuadas o que suponen que podrían haberse llevado a cabo. El 30 de julio de 2013, los vigilantes escriben: “13.28 horas. El moro entra solo en el portal de la rubia. No lleva nada en las manos”. Los agentes describen cada paquete que consideran sospechoso. “Sobre las 14.45 horas se despiden Rosalía y Sergio en el domicilio de la primera, entregándole el chófer unos papeles a ella que extrae de una bolsa de deportes color negro”.

Las vigilancias a Iglesias fueron efectuadas “por orden y comunicación del jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo en aquel momento, el comisario Enrique García Castaño”, de quien dependía la dirección y control de las actuaciones del Área Especial de Seguimientos. Fue él, según un informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) incorporado al sumario, quien contó a los agentes encargados de las vigilancias que el objetivo era la obtención de información que pudiera ayudar a localizar el patrimonio oculto de los Bárcenas Iglesias o la identificación de las personas que hubieran podido colaborar con ellos para tal fin. El objetivo real de la operación, sin embargo, era según el juez descubrir dónde guardaba Bárcenas los documentos sensibles para el PP y conseguir su incautación.

Los informes de seguimientos ponen de manifiesto también las medidas de “autoprotección” que adoptaba el chófer del extesorero y su esposa, que participó en la operación como agente encubierto. Los investigadores señalan su “reiterada actitud” de “alerta permanente” e “inseguridad” hacia su entorno. “09.55 horas. El moro camina por la calle Ayala hacia la calle Príncipe de Vergara. Va en actitud vigilante. Mirando continuamente a su alrededor”, escriben el 26 de julio. Tres días más tarde, vuelven a tomar nota de la misma actitud. “10.46 horas. El moro camina solo por la calle Príncipe de Vergara procedente de la calle Ayala. Va mirando hacia todas partes constantemente”.

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