El ex ‘número dos’ de Interior del PP: “Mi grandísimo error fue ser leal a miserables como Jorge, Rajoy o Cospedal”
Francisco Martínez, que fue secretario de Estado de Seguridad, reprochó al partido haberle “dejado tirado” tras su implicación en el escándalo Kitchen
Uno de los elementos más peligrosos para una organización implicada en un caso de corrupción son las llamadas “viudas del poder”, en denominación del periodista de investigación argentino Daniel Santoro. Son aquellas personas que en un momento ocuparon un puesto relevante en un gobierno, un partido o una empresa, y que tras caer en desgracia, dejan, más voluntariamente que por descuido, al descubierto los secretos que las personas que ocupan puestos más altos en la institución quieren que permanezcan ocultos. ...
Uno de los elementos más peligrosos para una organización implicada en un caso de corrupción son las llamadas “viudas del poder”, en denominación del periodista de investigación argentino Daniel Santoro. Son aquellas personas que en un momento ocuparon un puesto relevante en un gobierno, un partido o una empresa, y que tras caer en desgracia, dejan, más voluntariamente que por descuido, al descubierto los secretos que las personas que ocupan puestos más altos en la institución quieren que permanezcan ocultos. El sumario del caso Kitchen, la trama de espionaje policial al extesorero del PP Luis Bárcenas, tiene en el ex número dos de Interior Francisco Martínez un ilustrativo ejemplo de estas “viudas del poder”.
Martínez, secretario de Estado de Seguridad entre 2012 y 2016 cuando Jorge Fernández Díaz fue ministro del Interior y Mariano Rajoy presidente del Gobierno, quedó pronto señalado por los investigadores de asuntos internos de la policía como uno de los principales responsables de la operación encubierta que trató de arrebatar, sin ningún tipo de autorización judicial, al extesorero popular Bárcenas documentos y grabaciones que pudieran resultar comprometedores para el partido. Sin grandes asideros dentro del partido tras la llegada de Pablo Casado a la presidencia del PP, este brillante jurista —fue premio extraordinario en derecho y número uno en su promoción de acceso a letrado de las Cortes—, se vio despojado de su escaño en el Congreso mientras, a sus 45 años, veía cómo se le iban cerrando una tras otra las puertas de la empresa privada. El 24 de marzo de 2019, según la Fiscalía, solicita a Rajoy y después al secretario general del PP Teodoro García Egea que no le dejen “tirado”.
En ese momento de zozobra y a las puertas de una imputación formal que llegó en enero pasado, Martínez dejó constancia notarial de los mensajes que implican directamente en la trama corrupta al exministro Fernández Díaz, cuya imputación, solicitada por la Fiscalía, estudia ahora el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón. También —quizá de manera descuidada, aunque es difícil de creer con todo el tiempo del que ha dispuesto para deshacerse de ellos— permitió que los mensajes de su móvil acabaran en manos de los investigadores que registraron, esta vez con autorización del juez, su domicilio el pasado 14 de marzo, una noticia que quedó prácticamente sepultada por la pandemia de covid-19.
Una de las personas con las que contactó Martínez, el 5 de junio de 2019, cuando ya se barruntaba que iba a ser imputado en esta pieza del macrosumario del caso Villarejo, fue el presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro. En un fragmento de la conversación, Martínez da las gracias al magistrado y le comenta: “Tú sabes que me han utilizado vilmente. Unos y otros. (…) Yo lo único que hice fue trabajar. Con un enorme coste personal y familiar. Y ahora esto”. Navarro se limitó a contestar “Lo sé, lo sé” y añadir un emoticono con una cara neutra.
A renglón seguido, el que fue secretario de Estado y diputado añade: “Esta será la primera declaración de un político, a la que seguirán varias más, pues como sabes muy bien mi grandísimo error en el ministerio fue ser leal a miserables como Jorge [Fernández Díaz], Rajoy o Cospedal”. Por si el mensaje rescatado de su móvil y nunca borrado no quedaba suficientemente claro, Martínez sigue: “Y de eso, afortunadamente, tengo todo muy claro y muy fácil de probar. Y te aseguro que es lo último que quería hacer”.‘‘
El móvil de Francisco Martínez es pródigo en referencias apenas veladas al expresidente del Gobierno Mariano Rajoy y a la ex secretaria general del PP Dolores de Cospedal. La víspera de su declaración ante el juez García-Castellón, el antiguo número dos de Interior contacta con Silverio Nieto, sacerdote y confesor de Fernández Díaz. Y le informa: “La defensa exige entregar en el juzgado las actas notariales en las que constan los mensajes recibidos a lo largo de 2013 y 2014, con instrucciones muy claras y explícitas sobre los supuestos operativos policiales de las que trata todo esto”.
Esas actas, ante un notario de Mahón, el 13 de junio de 2019, contienen mensajes al ministro en el que Martínez le informa: “Chofer B. Sergio Javier Ríos Esgueva (ahora hace esa función con su mujer)”. Ahí le estaba identificando al conductor contactado por Villarejo para espiar a Bárcenas y a su esposa, Rosalía Iglesias. En otro mensaje de octubre de 2013, le indica que “la operación se hizo con éxito. Se ha volcado todo (2 iPhone y un iPad)”.
En su chat con el confesor de Fernández Díaz, el ex número dos de Interior valora que esas actas “necesariamente conllevaran la citación de Jorge y probablemente de Rajoy”. “Desde luego nada más lejos de mi deseo”, aclara. En otra conversación, con el comisario Enrique García Castaño, El Gordo, también imputado y que ha declarado contra él, le sugiere un posible acuerdo entre abogados y advierte: “Evidentemente yo me defenderé con todos los argumentos y la pieza seguirá creciendo porque llamarán a Jorge (cómo mínimo)”. Estos mensajes nunca han sido borrados.