Papá, mamá, los niños y seis hectáreas de plantas de marihuana

La Policía Nacional desmantela en Málaga una plantación superior a las seis hectáreas bajo invernadero de cuyos cuidados se encargaban los cuatro miembros de una familia

Imagen de la plantación de marihuana desmantelada en Cajiz, en la provincia de Málaga. En vídeo, el operativo de la Policía.Vídeo: POLICÍA NACIONAL

Cajiz es una pedanía de Vélez-Málaga con poco más de 700 habitantes. Su casco urbano se ubica al norte de la autovía A-7, pero al sur cuenta con grandes extensiones de terreno repletas de caminos de tierra laberínticos, viviendas diseminadas e invernaderos donde generalmente crecen sanas las hortalizas. También hay quien se atreve con plantaciones menos habituales. Es el caso del matrimonio que, junto a sus dos hijos, cultivaban más de 18.000 plantas de ...

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Cajiz es una pedanía de Vélez-Málaga con poco más de 700 habitantes. Su casco urbano se ubica al norte de la autovía A-7, pero al sur cuenta con grandes extensiones de terreno repletas de caminos de tierra laberínticos, viviendas diseminadas e invernaderos donde generalmente crecen sanas las hortalizas. También hay quien se atreve con plantaciones menos habituales. Es el caso del matrimonio que, junto a sus dos hijos, cultivaban más de 18.000 plantas de marihuana. La Policía Nacional ha desmantelado la plantación que, según sus cálculos y teniendo en cuenta las tres cosechas anuales que se pueden obtener bajo el plástico, estaba valorada en 43 millones de euros. Los cuatro miembros de la familia y dos personas más relacionadas con el negocio han sido ya detenidas.

El cultivo se extendía a lo largo de 6,5 hectáreas en el interior de cinco invernaderos ubicados a poco más de dos kilómetros de las playas de Vélez-Málaga. Es la plantación más grande detectada hasta ahora en la provincia malagueña, uno de los principales territorios de producción de marihuana en España junto a Granada. Fue el olor que emanaban las plantas el que puso en alerta a los agentes el pasado mes de mayo. Cuando se acercaron hasta el lugar, descubrieron que lo que parecía una finca de tomates en realidad era algo más: cinco de los diez viveros estaban dedicados al cultivo de marihuana. Días más tarde los policías volvieron al lugar para identificar a sus responsables. Uno era el dueño del terreno, de nacionalidad española, que tenía el apoyo para el mantenimiento de las plantas de su mujer y sus dos hijos, según ha indicado la policía. El propietario había alquilado los cinco invernaderos a un hombre y una mujer que regentan una tienda dedicada a la venta de semillas y productos relacionados con el cultivo de marihuana. Y todos en conjunto desarrollaban el negocio.

Los primeros en ser detenidos fueron los cuatro miembros de la familia, a los que se achaca un delito contra la salud pública y otro de pertenencia a grupo criminal. Además de 18.081 plantas de marihuana, los agentes se incautaron en la finca de 36,8 kilos de cogollos ya dispuestos para su comercialización. También una máquina despalilladora, una envasadora, una báscula industrial, teléfonos móviles y dos furgonetas. En el domicilio de los arrestados se hallaron tres escopetas, un rifle, munición y documentación variada. Días más tarde -el pasado 4 de junio- los agentes pudieron dar con el paradero de los dos colaboradores. Los responsables de la tienda también fueron detenidos como presuntos autores de los delitos de tráfico de drogas y pertenencia a grupo criminal. Según la Policía Nacional, el gerente del establecimiento, de nacionalidad italiana, era el cabecilla de todo el negocio ilícito.

Los agentes han desarrollado un cálculo para valorar la cosecha. Según sus estimaciones, de cada planta se podrían recoger unos 400 gramos de marihuana -aunque en algunos casos puede alcanzar los 600-. De esta manera, se obtendrían 7.232.400 gramos. Al por mayor, cada gramo se paga en el mercado ilegal en dos euros, por lo que el resultado serían casi 14,5 millones de euros. Teniendo en cuenta que en un invernadero se pueden realizar tres cosechas cada año, la cantidad asciende hasta los 43,4 millones de euros. Una valoración que llegaría hasta rozar los 400 millones en el norte de Europa, porque en mercados ilegales de esa zona cada gramo puede alcanzar los 18 euros, nueve veces más que en España.

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