Y España frenó en seco

En solo una semana, el coronavirus ha paralizado a España como ninguna otra crisis. La restricción de la circulación durante el estado de alarma, que el Gobierno quiere prolongar como mínimo hasta el 11 de abril, ha tenido un efecto inmediato en la cuarta economía de la UE y segundo destino turístico mundial. La emergencia sanitaria, con más de 33.000 contagiados y 2.182 fallecidos sin visos certeros de cuándo se llegará al pico de la epidemi...

En solo una semana, el coronavirus ha paralizado a España como ninguna otra crisis. La restricción de la circulación durante el estado de alarma, que el Gobierno quiere prolongar como mínimo hasta el 11 de abril, ha tenido un efecto inmediato en la cuarta economía de la UE y segundo destino turístico mundial. La emergencia sanitaria, con más de 33.000 contagiados y 2.182 fallecidos sin visos certeros de cuándo se llegará al pico de la epidemia, ha provocado el desplome abrupto, por regla general superior al 85% y en ocasiones por encima del 90%, de los desplazamientos en coche, tren y avión. “Podemos concluir que estamos prácticamente confinados”, afirmó este lunes el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, que anunció que los próximos días se reducirán aún más los servicios de transporte público, garantizando los traslados “mínimos e imprescindibles”.

Un frenazo en seco en el que el transporte de mercancías por carretera, vital para garantizar la red de abastecimiento, se ha convertido en la gran excepción. El tráfico de camiones ya representaba el domingo la mitad de todos los de largo recorrido. En un fin de semana normal, sin 47 millones de españoles confinados al menos por un mes, habría significado tan solo el 10%. “Quien se crea al margen de la situación y pretenda seguir con su vida con normalidad, debe ser consciente de que se comporta como un aliado del virus y no como su vacuna”, advirtió Pedro Sánchez en su última comparecencia en La Moncloa. El presidente del Gobierno pidió “responsabilidad y disciplina social y cívica” a la espera del impacto de “lo peor” de la emergencia sanitaria.

Ciudades sin atascos. Los accesos a las grandes urbes se redujeron entre semana un 65% y llegaron a ser del 88% el domingo. Las autovías de entrada a Madrid ya experimentaban el jueves una bajada del tráfico entre el 57% y 75%. Unos porcentajes similares a los de Barcelona, Valencia, Sevilla y Málaga y en menor medida Zaragoza y Valladolid. Estas dos ciudades eran las que registraron el domingo la mayor afluencia de tráfico en sus accesos, el 15% de un día ordinario. En Madrid, Barcelona y Málaga no superaron el 10%.

La Guardia Civil ha realizado desde el jueves 30.000 controles de carretera, que se reforzaron durante el fin de semana con el fin de evitar los desplazamientos a segundas residencias. El director adjunto operativo de la Policía Nacional, el comisario principal José Ángel González, cargó el sábado contra los “irresponsables” que intentaron burlar los controles en distintas ciudades. “No vamos a permitir que unos pocos tiren el trabajo de millones de españoles”, dijo.

Las mercancías suponen la mitad del tráfico en carretera. El tráfico de largo recorrido representa el 12,5% del que había antes del estado de alarma. El viernes 13 de marzo hubo 1,1 millón de movimientos, según la Dirección General de Tráfico (DGT). El lunes siguiente ya eran la mitad (566.340). La semana se cerró con 128.116 desplazamientos, de los que 63.918 correspondían a camiones (49,89% del total). Prácticamente no se realizan trayectos de autobuses de larga distancia, con un 4% de viajeros. Teresa Ribera, vicepresidenta para la Transición Ecológica, explicó la semana pasada que al inicio del estado de alarma hubo un “efecto acopio” de combustible por parte de particulares y desde el día 16 se dio un descenso “más acusado” en el caso de la gasolina. No ha sido tan pronunciado en el caso del diésel, precisamente el combustible más utilizado por el transporte por carretera.

Una séptima parte de viajeros en Cercanías. La red ferroviaria en las grandes ciudades ha pasado de dar servicio a ocho millones de usuarios un día corriente a poco más de un millón. De los 828.455 viajeros en los trenes urbanos de Madrid el 9 de marzo se ha pasado a 167.463 el lunes siguiente. En el caso de Barcelona se pasó, respectivamente, de 296.578 a 83.604. En general, el empleo del sistema nacional de cercanías durante el fin de semana fue del 5% en comparación con los datos de un periodo similar ordinario. En Málaga la utilización no llegó al 2%. El Ministerio de Transportes ha constatado cómo a lo largo de la semana se ha adelantado la hora punta. Ahora empieza a las seis y media de la mañana. Tras los problemas por aglomeraciones que se dieron los primeros días en líneas como la C-5 de Madrid, el Gobierno ha reforzado el personal de vigilancia en las estaciones, encargado de que la distancia entre viajeros sea de 1,5 o dos metros de distancia.

Trenes de media y larga distancia en mínimos. La ocupación es inferior al 5%. Las drásticas medidas de Renfe, que solo vendía un tercio de las plazas de cada convoy y desde esta semana pondrá a la venta el 10% —el jueves se reintegraron 125.000 billetes— han repercutido en el significativo menor número de viajeros. Los usuarios de ferrocarriles de media distancia fueron 85.792 —a falta de los datos del domingo— frente a los 415.760 de la misma semana de marzo de 2019. En el caso de los AVE y trenes de larga distancia, la bajada también fue acusada: de 482.420 a 67.556.

15.000 vuelos menos. Durante la primera semana del estado de alarma hubo 4.320 vuelos nacionales —14.237 en el mismo periodo del año pasado— y 8.071 internacionales (13.753). El consumo de queroseno, el combustible empleado por los aviones, es el que más ha caído. Pedro Sánchez llegó a destacar en una de sus comparecencias que lo había hecho alrededor de un 80%. Ábalos puso como ejemplo que en Madrid-Barajas hubo este lunes 165 vuelos (1.150 el mismo día del año anterior). El ministro adelantó que el principal aeropuerto español centralizará sus operaciones en la T-4 y cerrará el resto de terminales.

La caída del número de operaciones durante el estado de alarma fue el domingo un 84% inferior respecto a un día equivalente de 2019. Para hacerse una idea, el día 15, cuando se empezó a aplicar la restricción de movimientos, hubo 4.449 vuelos. Y ya eran 2.000 menos de lo normal. El jueves el tráfico aéreo se redujo un 56%, hasta quedarse en 1.941 operaciones. Ese día se produjeron aglomeraciones en aeropuertos como los de Málaga, Alicante y Tenerife sur de turistas que adelantaban el regreso a su país.

Fronteras blindadas. El tráfico con Francia y Portugal era un 73,67% inferior al de un día normal mediada la semana. Los datos más contundentes se daban en la frontera lusa con Galicia (82,68% menos) y en el centro de gestión de los Pirineos (77%). El domingo se redujo aún más, hasta el 91,11% global, según los datos de la DGT. El Gobierno decidió el domingo una restricción de 30 días de los viajes “no imprescindibles” desde terceros países salvo para los residentes en la Unión Europea y contadas excepciones. “La reducción de desplazamientos durante la primera semana se puede calificar como un éxito pero empezamos una semana muy dura. Cada vez nos va a resultar más difícil y hay que mantener el rigor y la disciplina”, señaló este lunes María José Rallo, secretaria general de Transportes.

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